Se tiene estimado que en los próximos cinco años los avances en impresión 3D, robótica y transportación autónoma avancen de tal manera que los bienes raíces y los servicios inmobiliarios orientados a la cadena de suministro tengan un fuerte impacto. Desde manufactura, abastecimiento de almacenes y entrega de última milla, hasta los empleos que estos generarán, su desarrollo y la entrega al cliente.
Con la paulatina mejora en asequibilidad, destreza, inteligencia artificial y dimensiones físicas en la robótica de manufactura, las plantas de fabricación tendrán que considerar una mayor movilidad en espacios libres y adecuados para su desempeño. Esto incluirá, por supuesto, almacenes y centros de entrega y de distribución, mismos que tendrán que repensarse y reubicarse con base en estas llamadas tecnologías disruptivas.
Por ejemplo, seguramente en la Ciudad de México, donde las instalaciones logísticas representan casi 85% del mercado industrial, estas innovaciones modificarán mucho de la actividad comercial tal y como la conocemos hoy.
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Así, las instalaciones —tanto de fabricación como de logística— tendrán que ser rediseñadas para dar cabida a las nuevas tecnologías; de lo contrario, arriesgan demasiado en volverse obsoletas. Esto implica un reto actualmente, puesto que el inventario de edificios industriales es bajo o tiene más de 20 años de antigüedad —en mercados como Estados Unidos—; asimismo, en los almacenes se debe cumplir con especificaciones estrictas para asegurar el buen funcionamiento de estas tecnologías disruptivas implementadas. Por ejemplo, la uniformidad y nivelación de pisos, el espacio entre columnas y la eficiencia de los andenes de entrada y salida, son solo algunos rasgos que deberán modificarse.
Sin embargo, más cerca del núcleo de los centros urbanos, las instalaciones de almacenes/distribución serán más pequeñas y menos automatizadas que los centros de distribución regionales (que se concentrarán en etiquetado, almacenaje y recolección). Es muy probable que las ubicaciones de reabastecimiento requieran mantener menores alturas de techos para mercancías de alta rotación.
En cuanto a experiencia de compra, tecnologías como impresión 3D y entregas por dron o transporte autónomo revolucionarán el flujo de visitantes a un espacio minorista, la participación de estos en la producción, la compra en línea y los mecanismos de entrega. Situaciones que nos hacen replantear cómo serán las tiendas y los espacios de inventario en un futuro.
Esto último, por ejemplo, repercutirá en los costos de los bienes raíces más alejados de los centros de población y distribución que son típicamente más bajos o menos considerados. Es decir, una operación de almacenaje optimizada disminuirá los costos de transporte y, en consecuencia, tanto su mapa de la logística como sus necesidades de operación.
Un quinto del inventario industrial total de México está dedicado a la logística y una proporción importante del mismo (26%) tiene más de 20 años de antigüedad, que cuentan generalmente con alturas libres de menos de 8.5 metros. Esto limita las opciones para los inquilinos que buscan un espacio moderno, aun cuando la construcción ha alcanzado cifras históricas para cubrir parte de esta demanda.
Los bienes raíces orientados a la cadena de suministro del futuro serán construidos no solo para las personas, sino también para los robots. El área de construcción rentable promedio de los almacenes nuevos ha aumentado en un 100% a nivel nacional en los últimos 20 años. Recientemente, esto ha sido impulsado por el aumento en los inventarios que promueve el e-commerce.
Amenazas laborales que pueden solventarse
Con respeto a este último punto cabe preguntarse, ¿los humanos seremos reemplazados por los robots o los transportes autónomos? Considerando estas ubicaciones remotas y las tareas automatizadas que allí se llevan a cabo —aunadas a su optimización de recursos—, este miedo es totalmente justificable.
La automatización robótica de la cadena de suministro será sin duda una fuente importante de disrupción laboral. La OCDE espera que 14% de los trabajos se encuentren en riesgo a nivel mundial en la próxima década, particularmente aquellos que sean repetitivos, mecánicos o peligrosos. Esto incluye la mayoría de los trabajos de manufactura, así como trabajadores de mensajería y servicios portales.
Al mismo tiempo, Deloitte y el Manufacturing Institute reportan que en los países desarrollados cada vez es más difícil cubrir vacantes en la fabricación debido a una población en envejecimiento, mercados laborales apretados y mayores brechas de habilidades. Se prevé que la dificultad en la cobertura de empleo manufactureros se acelere en la próxima década, creando un faltante de 2.4 millones (53 de cada 100) de empleos que no serán cubiertos hasta 2028.
Se espera que esta brecha en el empleo ponga aproximadamente 2.5 billones de dólares de producción económica en riesgo para el año 2028. Si bien México se encuentra actualmente en el apogeo de su bono demográfico, en una década los efectos del envejecimiento de la población comenzarán a hacerse evidentes, por lo que a mediano plazo nuestro país no quedará exento del impacto de las nuevas tecnologías.
Sin embargo, tal sustitución no amenaza al ser humano; en realidad obedece a una escasez de mano de obra “correcta” y al interés de la industria por recapacitar a sus trabajadores, así como de familiarizarlos con la colaboración de nuevas tecnologías.
Para la red de cadena de suministro del futuro cercano, el trabajo humano es vital. Los cambios, más allá de la disrupción tecnológica en sí, serán en los bienes raíces dedicados al comercio en camino. El impacto inicial será evidente en el sector de oficinas, hospitalidad y entrega de productos.
Con las políticas correctas, cualquier pérdida de empleo podrá ser compensada, una parte por medio de dar capacitación a los trabajadores para que tengan las habilidades correctas y otra parte por la creación de trabajos completamente nuevos, en los que colaborarán las personas y los robots, los llamados trabajos cobots.
*Latin America Marketing Manager de Meta4.