París, (EFE).- La aerolínea franco-neerlandesa Air France-KLM anunció este viernes que ha invertido 4.70 millones de dólares en una planta de producción de combustible sostenible para aviación (SAF, en sus siglas en inglés) en Luisiana (EEUU) y se comprometió a comprar 75.000 toneladas de ese producto al año.
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Air France-KLM hizo esa inversión a través de DG Fuels, con la que ya tiene un contrato de compra de combustible sostenible para aviación firmado el año pasado y a través del cual prevé comprar 600.000 toneladas entre 2027 y 2036.
"Esta inversión y esta opción de compra representa una nueva etapa importante del grupo para lograr el objetivo de utilizar al menos un 10 % de combustible sostenible antes de 2030. Esta estrategia es clave para su objetivo de reducir un 30% sus emisiones de CO2 con respecto a las de 2019.
Señalo la compañía
Recordó que ya es pionera en el uso de estos combustibles y que en sus aviones se usó el 17% del total de la producción mundial, frente al 3% de queroseno convencional.
Es la primera vez que Air France-KLM se implica en la producción de este tipo de combustibles y su inversión contribuirá a terminar las obras de desarrollo necesarias para lanzar la planta de DG Fuesl en Luisiana.
"Esta inversión confirma la ambición del grupo de participar en la financiación de estudios de proyectos que permitan desarrollar la capacidad de producción de combustible sostenible para la aviación con e fin de establecer progresivamente una red de aprovisionamiento diversificada capaz de responder a sus necesidades a nivel mundial", señaló.
La compañía señaló que las otras estrategias para reducir la contaminación son la renovación de su flota, con la incorporación de aviones que consumen menos, y medidas como el pilotaje ecológico, que permiten ahorrar del 4 al 5% de emisiones de CO2.
Los combustibles de aviación sostenibles, que utilizan residuos como aceites de cocina y tienen emisiones netas de CO2 nulas o inferiores a las del queroseno, un combustible fósil, se consideran una opción para frenar la huella de carbono de los viajes aéreos.
EFE lmpg/jla+
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