El llamado "Triángulo del Litio" se encuentra en el altiplano andino.
Se halla en una meseta de gran altitud situada entre las cordilleras oriental y occidental de los Andes.
La región se caracteriza por su clima árido y sus extensos salares, en un área geográfica que abarca partes de Argentina, Bolivia y Chile.
Más de la mitad del litio del mundo está en esa zona, lo que ha despertado el interés de gobiernos e inversores de diferentes países, sobre todo China y Estados Unidos.
Suministro necesario de litio para fabricar baterías
La razón: ambas naciones libran una guerra no declarada para obtener ese insumo clave para fabricación de baterías que se utilizan para los autos eléctricos.
Las reservas de litio en el “Triángulo del Litio” se encuentran en salmueras subterráneas.
Se trata de soluciones acuosas ricas en sales y minerales disueltos.
Esas salmueras son el resultado de la evaporación de antiguos lagos y mares interiores que han dejado concentraciones de minerales como litio, potasio, magnesio y boro en las cuencas de los salares.
El dominio chino
Quien mayor presencia ha marcado en esos tres países ha sido China, quien ya ha firmado acuerdos con las tres naciones.
Ese país asiático tiene una ventaja considerable sobre sus competidores en litio, por eso es el principal fabricante mundial de baterías.
Según S&P Global Market Intelligence, en 2021 China representó el 79% de las baterías de iones de litio, seguida inmediatamente por Estados Unidos con solo el 6.2 por ciento.
El enorme dominio de China al respecto se debe a que tiene más de la mitad de la capacidad de refinación de litio del mundo.
Estados Unidos se mantiene detrás de China en la extracción de litio y la producción de baterías.
Posee cerca del 3.6% de las reservas mundiales de litio con una sola mina en Nevada.
En cuanto a la refinería, sólo opera el 2.1% del litio mundial.
Urgencia de nuevas negociaciones estadounidenses
Es evidente que Estados Unidos necesita acelerar su transición energética, y rápidamente, pero para ello necesita grandes cantidades de materias primas.
Eso significa que tendrá que negociar con otros países para adquirirlas a tiempo y el “Triangulo de Litio” está en su mira, aunque al parecer llegó tarde a la fiesta.
Si la administración Biden realmente quiere diversificar sus cadenas de suministro globales para electrificar el mercado de automóviles debe abandonar las políticas arcaicas y punitivas en América Latina que heredó de las administraciones anteriores.
Así lo detallaron Kathryn Ledebur, directora de la Red Andina de Información en Cochabamba, Bolivia, y Erika Weinthal, profesora de política ambiental y política pública en la Escuela Nicholas de Medio Ambiente de la Universidad de Duke.
Cifras del "Triángulo de Litio"
Ante tal escenario, el presidente boliviano, Luis Arce, propuso a fines del mes pasado una política conjunta sobre litio con Argentina, Chile y Perú.
Las reservas de litio de Bolivia se encuentran principalmente en el Salar de Uyuni en Potosí.
Argentina tiene aproximadamente 19.3Mt y Chile alrededor de 9.6Mt.
El gobierno de Arce ha hecho de la extracción de litio y la producción de baterías impulsadas por el estado una prioridad nacional.
Los países del “Triángulo del Litio” saben que no puede procesar su litio solo y es ahí donde China se ha adelantado a todos los demás competidores.
Están ayudando a los sudamericanos con inversiones para financiar y construir infraestructura y tecnología apropiada para tal fin.
En 2021, Argentina y Chile juntos produjeron casi el 30% del litio del mundo.
El resto fue producido en gran parte por Australia y, en menor medida, China, Brasil y Portugal.
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Dificultades para trabajar en el "Triángulo de Litio"
Pese a los avances de China y los intentos de otros países, trabajar en el “Triángulo de Litio” no será una tarea sencilla, pues implica lidiar y enfrentar preocupaciones ambientales.
No sólo eso, los expertos también auguran intrincados debates que involucran derechos de los pueblos indígenas y la naturaleza de los regímenes legales nacionales que definen las reglas y regulaciones relacionadas con la minería.
A eso se le suman la corrupción, la ubicación del proyecto, los costos de capital y los plazos de entrega.
No hay que olvidar que las minas de litio requieren entre tres y siete años para construirse y estar operativas.
Aunque un puñado de minas de litio están en funcionamiento en el “Triángulo”, la carrera está en marcha. ¿Quién sacará mejor provecho de ellas y cómo lo conseguirán?