El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reavivó las tensiones comerciales globales al anunciar un aumento del 125% en los aranceles a las importaciones provenientes de China, acompañado de una pausa de 90 días para las tarifas aplicadas al resto de los países.
Surge una espiral
La decisión, calificada por expertos como un giro drástico e impredecible, generó reacciones inmediatas de los mercados financieros, de los gobiernos aliados y de las principales economías emergentes.
La medida se da en un contexto de alta volatilidad económica. Según Trump, el endurecimiento con China responde a una escalada de medidas "hostiles" por parte de Beijing.
En contrapartida, el gobierno chino impuso aranceles de represalia del 84% a productos estadounidenses, sancionó a empresas tecnológicas de Estados Unidos y presentó una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
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La nueva escalada: cronología de los hechosen tres fases claves:
- Primera fase: El presidente Trump declara el "Día de la Liberación" y anuncia un arancel base del 10% sobre todas las importaciones globales, excepto aquellas provenientes de países que inicien represalias.
- Segunda fase: Estados Unidos impone un 50% adicional a las importaciones chinas, sumando a un 20% ya vigente por razones sanitarias (fentanilo) y a un arancel base de 10% aplicado previamente.
- Tercera fase: El 9 de abril, Estados Unidos aumenta a 125% los aranceles a China, mientras que Beijing responde con un incremento del 34% al 84% en sus aranceles a productos estadounidenses.
Además, China agregó 12 empresas estadounidenses a su lista de control de exportaciones, incluyendo firmas tecnológicas y fabricantes de equipamiento dual (civil-militar), como BRINC, Novotech y Echodyne.
Efecto dominó en los mercados y advertencias de recesión
La reacción de los mercados fue tan inmediata como contradictoria. Mientras el Dow Jones, el Nasdaq y el S&P 500 registraron repuntes históricos tras el anuncio de la pausa arancelaria, el índice dólar cayó a su nivel más bajo en seis meses y el mercado de bonos del Tesoro mostró señales de tensión.

Jamie Dimon, CEO de JPMorgan Chase, advirtió que una recesión “es un resultado probable” si se mantienen estas condiciones. Por su parte, Goldman Sachs estima una probabilidad del 45% de recesión en los próximos 12 meses.
Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos reconoció que la decisión de pausar los aranceles se debió, en parte, al “nerviosismo de los mercados financieros” y a la presión ejercida por aliados europeos, quienes amenazaron con contramedidas similares.
Alemania y la Unión Europea enfatizaron su rechazo a los aranceles “unilaterales” y reiteraron la necesidad de mantener un comercio basado en reglas multilaterales.
América Latina, entre el nearshoring y la turbulencia global
Para América Latina, en particular México, este giro arancelario representa un desafío estratégico. Por un lado, el quiebre progresivo entre Estados Unidos y China ha reforzado el atractivo del nearshoring, fenómeno mediante el cual las empresas buscan relocalizar sus cadenas de suministro en territorios más cercanos y estables.
México por su proximidad geográfica, su integración al T-MEC y su base industrial consolidada aparece como uno de los grandes beneficiarios potenciales.

Sin embargo, este escenario también plantea amenazas, una recesión en Estados Unidos implicaría una menor demanda de bienes manufacturados latinoamericanos, al tiempo que el encarecimiento de insumos importados (desde microchips hasta componentes farmacéuticos y maquinaria industrial) puede afectar la competitividad de la región.
Según datos del U.S. Trade Representative, Estados Unidos exportó a China en 2024 bienes por más de US$ 143 mil millones, entre ellos soya, vehículos, semiconductores y productos farmacéuticos, muchos de los cuales ahora enfrentan severas restricciones.
El Canal de Panamá como escenario de tensión
El secretario de Defensa de Estados Unidos Pete Hegseth, advirtió que su país colaborará con Panamá para "blindar el Canal" frente a posibles amenazas del régimen chino. Esto agrega una capa geoestratégica al conflicto, ya que el Canal es vital para el comercio intercontinental.
El riesgo para América Latina es doble: por un lado, se convierte en punto crítico de las tensiones; por otro, puede fortalecer su relevancia logística global si mantiene neutralidad y eficiencia en sus operaciones.
Riesgos para la cadena de suministro
Los nuevos aranceles no solo afectan productos terminados, sino también insumos clave para la industria manufacturera global.
- El cobre
- Los medicamentos
- Los semiconductores
- La madera
Son algunos de los próximos objetivos del plan arancelario de Trump, lo cual tendría implicaciones directas sobre sectores estratégicos como la construcción, la tecnología médica, la industria automotriz y la producción de energías limpias.
China, por su parte, ha restringido exportaciones de materiales críticos y ampliado su “lista de entidades no confiables”, afectando a empresas estadounidenses con operaciones en Asia.
Esto complica aún más el panorama logístico global, que ya enfrenta disrupciones por la saturación de rutas marítimas, el aumento en los seguros de carga y las tensiones geopolíticas en el Mar de China Meridional.
La visión de los expertos: “Una estrategia sin calibrar”
Desde la Unión Europea, la presidenta Ursula von der Leyen sostuvo que se buscará “un acuerdo negociado, equilibrado y justo”, pero advirtió que el bloque responderá con firmeza si Estados Unidos persiste en medidas unilaterales.
Francia, Italia y España ya anticiparon que los precios del vino, aceite de oliva y otros productos emblemáticos se verán afectados por el nuevo entorno arancelario.


¿Y ahora qué deben hacer las empresas latinoamericanas?
Ante este entorno incierto, las compañías exportadoras, operadores logísticos y desarrolladores de infraestructura en América Latina deben actuar con agilidad. Las recomendaciones de los expertos apuntan a:
- Diversificar mercados: buscar acuerdos con regiones menos expuestas a la confrontación Estados Unidos-China, como el Sudeste Asiático, África y Medio Oriente.
- Optimizar rutas logísticas: reevaluar costos, tiempos y riesgos en cadenas de suministro tradicionales; considerar hubs regionales.
- Fortalecer relaciones con socios comerciales: aprovechar plataformas como la Alianza del Pacífico, el T-MEC y tratados bilaterales para asegurar continuidad operativa.
- Inversión en trazabilidad e inteligencia logística: utilizar tecnologías como blockchain, inteligencia artificial y analítica predictiva para anticipar disrupciones.
La nueva etapa de la guerra comercial entre Estados Unidos y China marca un punto de inflexión en el comercio global.
Aunque se abre una ventana de oportunidad para México y América Latina en términos de nearshoring, también se incrementan los riesgos de fragmentación, sobrecostos logísticos e inestabilidad económica. La región deberá responder con estrategia, resiliencia y cooperación multilateral si quiere convertir la incertidumbre en una ventaja competitiva duradera.