La China que conocemos en la actualidad, que ocupa el segundo puesto como la economía más grande del mundo, sólo por detrás de Estados Unidos, no siempre tuvo una posición de liderazgo e influencia.
En 1978, China era un país pobre y atrasado. Su economía era la número 44 global y su PIB era tan solo una décima parte del de Estados Unidos. Pero con la reforma económica que aprobaron ese año, inició la transformación.
China se puso como principales objetivos el crecimiento económico, la modernización y el aumento del bienestar de la población. La estrategia que siguió fue muy sencilla: liberó el sistema económico, que antes era socialista, y abrió la economía a la inversión extranjera.
Como resultado, en solo cuatro décadas, China dio un cambio de 180 grados, convirtiéndose en el centro de manufactura global y creciendo a una tasa del 10% anual.
- ¿Puede México ser “la nueva China” y convertirse en la cuarta economía más grande del mundo? La respuesta es ¡sí!
Si bien no es tarea fácil, como país, debemos dar estos pasos para lograrlo.
Tomar ventaja de los factores a favor
México tiene muchas condiciones que lo favorecen en la actualidad y que debemos aprovechar. Entre ellos:
- La sinergia creada por el fenómeno del nearshoring. México ya está atrayendo una cantidad sustancial de inversión extranjera y es el principal beneficiario de la realineación de las cadenas globales.
- La cercanía geográfica con Estados Unidos y Canadá, y el Tratado de Libre Comercio (T-MEC) con estas dos naciones.
- El bajo costo de la mano de obra, la transportación y un mejor flujo de efectivo (comparado con las cadenas de suministro asiáticas), que además dan una mayor agilidad.
- El tamaño, la educación y la demografía de la población, lo que también nos da un tamaño respetable en cuanto a consumo interno.
- La cercanía cultural con nuestros vecinos del norte.
Ningún otro país en el mundo puede competir con México cuando se combinan estos factores, lo cual nos pone en una posición privilegiada.
Invertir en infraestructura
Para poder mantenernos con el ritmo de la demanda, necesitamos muchos más parques industriales, a lo cual la iniciativa privada ya está respondiendo.
Pero, además, tenemos que proveer servicios para las industrias en estos parques y transportar las mercancías a los centros de manufactura y de distribución y exportación.
También debemos atender otros obstáculos, como que los puertos marítimos, los cruces terrestres y las principales carreteras están saturadas o próximas a saturarse. O que los aeropuertos, tanto de pasajeros como de carga, están en crisis.
Ni hablar de cómo México dejó de invertir en trenes de carga, un medio eficiente y económico, desde hace décadas.
Por otro lado, algunas zonas del país tienen problemas de abastecimiento de energía. El gas natural no está disponible en cantidades suficientes en muchos parques industriales y el agua también es escasa en el norte del país.
Para ponerlo en contexto: por cada punto porcentual que incrementemos en manufactura, es imperativo que también haya un crecimiento en la infraestructura.
Si México quisiera quedarse con la mitad de las exportaciones de China, tendría que manufacturar 50% más y, por lo tanto, invertir en infraestructura en esa misma proporción.
Mejorar sus cadenas de suministro
México es competitivo en industrias que usan cadenas de suministro como el plástico y acero común, pero en otras, como acero inoxidable, el aluminio y las telas, por nombrar algunas, en ocasiones somos hasta 30% menos competitivos comparados con Asia. Esto nos deja en una gran desventaja.
En muchas ocasiones, debido a que las cadenas de suministro en Asia son más baratas, las empresas extranjeras importan dichas materias y solo transforman la materia y/o ensamblan, lo que limita nuestro valor agregado.
Por ello, para que México sea la nueva China es necesario invertir de manera seria y agresiva en el desarrollo de nuestras cadenas de suministro.
Este país asiático, como ejemplo, tiene muchos recursos, pero ha desarrollado estrategias de acercamiento con países cercanos para poder asegurar un suministro constante en estas cadenas de suministro.
Igualmente, es necesario que México como país desarrolle una estrategia para cadenas de suministro. ¿Deberíamos explorar esquemas de subsidios como lo hace China? ¡Pudiera ser!
Dotar de mayor eficiencia a la manufactura
La industria manufacturera en México representa un 20% del PIB. Para China, el porcentaje es de un 28% del PIB.
Si tomamos en cuenta que nuestro PIB es una décima parte del de China, estamos hablando que la industria manufacturera en China 16 veces más grande que la nuestra.
A través de las décadas, China no solo ha construido una infraestructura impresionante de apoyo a la manufactura y el comercio.
También ha desarrollado un ecosistema que le permite a las micros y pequeñas empresas tener acceso a capital, tecnología, maquinaria y métodos que les permiten competir, junto con sus cadenas de suministro, a una escala global.
En México, la mayoría de las micro y pequeñas empresas no tienen acceso a ninguno de estos elementos básicos para tener una manufactura eficiente.
Invertir en seguridad
Hay ciudades fronterizas que son privilegiadas geográficamente por la cercanía con Estados Unidos, pero desafortunadamente, debido a la inseguridad, ni siquiera aparecen en el mapa de los inversionistas potenciales.
También hay estados que, debido a su pobre desempeño en el ámbito de la seguridad, son evitados como una plaga por los nuevos prospectos que vienen a invertir a México.
Esto no ha desalentado a las muchas empresas que ya están aquí. Pero ciertamente, de seguir con la misma condición, o que empeore, los tomadores de decisiones podrían desistir y ocasionar que se vayan a otra región.
Suena como una utopía, pero, basado en la historia comprobada de otros países que han logrado la hazaña, claro que podemos remontar nuestra posición económica en el mundo y traer progreso a los nueve millones de mexicanos que viven en extrema pobreza.
La oportunidad existe, las condiciones ya están dadas, los recursos los tenemos. ¿Faltan esfuerzos intencionales? ¿Falta voluntad política? ¡Quizá!
Mientras tanto, sigo repitiendo el mismo mensaje a quien me quiera escuchar… y poniendo mi granito de arena promoviendo las bondades de México en el nearshoring. No por nada, me hago llamar "Mr. Nearshoring™".