La ubicación de las plantas donde se elaboran los concentrados de fórmula secreta para refrescos se ha convertido en un dolor de cabeza para la industria debido a los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
De acuerdo con una investigación de Laura Cooper, reportera de The Wall Street Journal, mientras Coca-Cola produce 70% de sus concentrados para el mercado estadounidense en Atlanta y Puerto Rico (territorio libre de aranceles), PepsiCo fabrica la mayoría de los suyos en Irlanda, donde ahora enfrenta un gravamen del 10%.
Una apuesta fiscal que se volvió en contra
Desde 1974, PepsiCo aprovechó los bajos impuestos corporativos de Irlanda para producir allí sus concentrados. Pero lo que fue una ventaja fiscal se transformó en vulnerabilidad comercial: el concentrado para Pepsi y Mountain Dew que ingresa a EU desde la ciudad irlandesa de Cork ahora paga aranceles, mientras la producción de Coca-Cola en territorio estadounidense sigue exenta.
“Irlanda era el paraíso fiscal perfecto... hasta que llegó la guerra comercial”, considera Carlos Laboy, analista de HSBC. “Nadie pudo prever estos impuestos, y no está claro cuánto durarán, pero Pepsi claramente está en desventaja ahora”, añadió.
Según datos de la industria, 92% del concentrado de Pepsi para el mercado doméstico se importa, frente a sólo 15% de Coca-Cola.
El impacto de esta medida se ve amplificada por el hecho de que los aranceles de 25% al aluminio importado (usado en latas) afecta a ambos gigantes, pero Coca-Cola se ha mostrado flexible ante la posibilidad de mitigar el golpe mediante el uso de más botellas de plástico o comprando aluminio nacional.
Para los embotelladores independientes de Pepsi –ya afectados por la caída del 38% de su participación de mercado desde 2000– los costos adicionales podrían ser la puntilla. Dr Pepper, que desplazó a Pepsi como la segunda marca de refrescos en 2023, produce sus concentrados tanto en Irlanda como en San Luis, Missouri, diversificando su riesgo.
Otros sectores, otras víctimas
La guerra de las colas no es el único campo afectado por los aranceles. En el ramo textil, Levi's paga 10% por jeans fabricados en Asia, mientras Wrangler evade aranceles produciendo 40% de su ropa en México bajo los beneficios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
En los artículos de cuidado personal, Colgate, de Colgate-Palmolive, podría verse más afectada que Crest, producida por Procter & Gamble, al fabricar parte de su pasta dental en México.
Por lo pronto, PepsiCo, que también opera plantas en Texas y Singapur, se negó a revelar si trasladará los costos a consumidores o reubicará producción.
Contexto crítico
La nueva batalla para Pepsi llega cuando la compañía intenta recuperar terreno en el mercado de refrescos, tras años de enfocarse en snacks, que representan 55% de sus ingresos. Según Beverage Digest, publicación especializada, su participación cayó al 8.1% en 2023, frente al 19.2% de Coca-Cola.
“Es una tormenta perfecta: primero perdieron relevancia en gaseosas, ahora los aranceles les quitan margen para competir en precio”, advierte un ejecutivo de la industria que pidió anonimato.
Mientras el conflicto comercial escalaba esta semana con nuevos aranceles a México, analistas calculan que PepsiCo podría necesitar invertir 300 millones en nueva capacidad productiva en EEUU para equilibrar su exposición internacional.