Los nuevos impuestos que se han desatado en el contexto comercial global a partir de la batalla arancelaria han desafiado a las empresas de todos los sectores y todas las tallas. Hoy veremos cómo lo están resolviendo titanes del consumo mundial.
Ajustes de P&G y Colgate-Palmolive
En el último mes, los aranceles impuestos por el gobierno de Estados Unidos han generado un impacto significativo en empresas multinacionales como Procter & Gamble (P&G) y Colgate-Palmolive, especialmente en sus operaciones y estrategias financieras. Estas medidas, impulsadas por la administración de Donald Trump, han buscado reducir el déficit comercial estadounidense, pero han traído consigo un encarecimiento de los costos de producción y una presión inflacionaria que afecta tanto a las empresas como a los consumidores.
De acuerdo con lo que han informado en sus Reportes para Inversionistas, para P&G y Colgate-Palmolive los aranceles han significado un desafío en términos de costos adicionales, ajustes en sus cadenas de suministro y decisiones inevitables sobre incrementos de precios, lo que también ha repercutido en sus operaciones en México, un mercado clave para ambas compañías.
Un 10% que pesa demasiado
Procter & Gamble ha enfrentado un panorama complicado en abril de 2025, según información reciente. La empresa estima que los aranceles, que incluyen tasas de hasta 145% sobre importaciones desde China, podrían incrementar sus costos anuales entre 1,000 y 1,500 millones de dólares.
Aunque cerca del 90% de los productos que P&G vende en Estados Unidos son de fabricación local, su exposición a insumos importados desde China, que supera el 10%, ha sido un punto crítico. Este aumento en los costos ha llevado a la compañía a revisar sus proyecciones financieras, abandonando su previsión inicial de crecimiento de ventas de entre 2% y 4% para 2025, y ajustándola a un nivel similar al de 2024.
Para mitigar este impacto, la empresa ha anunciado que subirá los precios de algunos de sus productos, una estrategia que podría implementarse tan pronto como en julio de 2025, según declaraciones de su director financiero, André Schulten. Sin embargo, esta decisión llega en un momento de menor gasto del consumidor, lo que ha contribuido a una caída en las ventas, particularmente en Estados Unidos y Europa Occidental, durante el último trimestre.
En el caso de Colgate-Palmolive, los aranceles han generado un impacto igualmente notable. La compañía ha cifrado en 200 millones de dólares el aumento de sus costos brutos en 2025 debido a las tarifas impuestas, lo que representa aproximadamente un 2.5% de su costo de ventas, que en 2024 fue de 7,940 millones de dólares.
Consideraciones financieras
John Faucher, director de relaciones con inversionistas de Colgate-Palmolive, reconoció que la empresa no podrá neutralizar completamente este impacto, especialmente en su producción de pasta de dientes fabricada en México, un país clave para sus operaciones en América Latina. Faucher advirtió que los aranceles iniciales, junto con posibles represalias comerciales de México o Canadá, afectarán tanto los costos como la disponibilidad de materias primas y materiales de embalaje.
Esto podría traducirse en una menor demanda de sus productos si los precios suben, ya que los consumidores podrían optar por marcas blancas más económicas, según un informe trimestral registrado ante la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos (SEC).
La incertidumbre comercial también ha llevado a Colgate-Palmolive a rebajar sus previsiones financieras, sumándose a otras empresas que enfrentan un entorno de volatilidad global.
Reconfiguración de la proveeduría
El impacto en las cadenas de suministro ha sido otro punto crítico para ambas compañías. Para P&G, la reconfiguración de proveedores de materias primas provenientes de China resulta compleja en el corto plazo, lo que ha obligado a la empresa a explorar ajustes de precios y recortes de costos para amortiguar el golpe.
Además, P&G ha intentado modificar formulaciones de productos y cambiar fuentes de abastecimiento para evitar los aranceles, pero estas medidas no han sido suficientes para contrarrestar el impacto. En México, donde P&G tiene una presencia significativa con marcas como Ariel, Pantene y Gillette, los aranceles del 25% impuestos por Estados Unidos a las exportaciones mexicanas han encarecido los costos de producción de bienes que cruzan la frontera.
Esto ha generado presión adicional en la cadena de suministro, ya que muchas materias primas y componentes utilizados en sus plantas mexicanas dependen de importaciones que ahora enfrentan tarifas elevadas. Como resultado, P&G podría trasladar parte de estos costos al mercado mexicano, lo que afectaría el precio final de sus productos y, potencialmente, su competitividad frente a marcas locales.
Se afecta incluso el kitting
Colgate-Palmolive, por su parte, también ha sentido el impacto en su cadena de suministro, particularmente en México, donde produce una gran cantidad de pasta de dientes para el mercado estadounidense. Los aranceles han complicado la importación de materiales de embalaje y materias primas esenciales, lo que podría limitar la disponibilidad de sus productos en el mercado.
En México, la empresa enfrenta un doble desafío: por un lado, el encarecimiento de los insumos importados necesarios para su producción local; por otro, la posibilidad de represalias arancelarias por parte del gobierno mexicano, lo que podría afectar aún más sus exportaciones hacia Estados Unidos.
Esto ha llevado a Colgate-Palmolive a explorar estrategias para reducir el impacto, como renegociar contratos con proveedores y buscar alternativas locales, aunque estas medidas no han logrado eliminar por completo la presión sobre sus márgenes de ganancia. La empresa también ha advertido que un aumento en los precios de sus productos podría desplazar a los consumidores hacia opciones más económicas, un riesgo particularmente alto en el mercado mexicano, donde el poder adquisitivo de los consumidores ya está afectado por la inflación y la incertidumbre económica.
La combinación de costos adicionales, ajustes en las cadenas de suministro y la necesidad de aumentar precios ha colocado a P&G y Colgate-Palmolive en una posición delicada, obligándolas a replantear sus estrategias para mantener su competitividad en un contexto de creciente presión comercial y económica.