El 1 de junio de 2025 se llevarán a cabo las elecciones federales judiciales extraordinarias en el que se elegirán diversos cargos del Poder Judicial de la Federación. Se trata de más de 800 cargos a renovar entre ministros, magistrados y jueces en distintos niveles.
Tal como en este caso, que es el primer ejercicio de su tipo, detrás de cada jornada electoral en México existe una maquinaria logística compleja y precisa que garantiza que millones de ciudadanos puedan ejercer su voto en tiempo y forma.
Estamos hablando de un despliegue logístico a nivel nacional que no solo debe asegurar la entrega puntual de materiales electorales, sino también garantizar la integridad, seguridad y trazabilidad de cada fase del proceso.
El proceso implica una estrecha coordinación con proveedores de impresión y transporte, así como con las Juntas Locales y Distritales del INE, que fungen como nodos de almacenamiento temporal y redistribución.
La selección de rutas seguras, el diseño de horarios de entrega, y la custodia de materiales —con el apoyo de fuerzas de seguridad federales o locales cuando es necesario— son aspectos que se planifican con detalle para minimizar cualquier riesgo.

Más de 600 millones de boletas
En el pasado mes de febrero, de este 2025, el Instituto Nacional Electoral (INE) inició con la impresión de las boletas para el proceso electoral en las instalaciones de Talleres Gráficos de México (TGM).
La impresión se dividió en dos fases: primero las correspondientes a la elección de los cargos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF); y posteriormente para magistraturas de las salas regionales del TEPJF, integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial, así como magistraturas de circuito y personas juzgadoras de distrito.
La impresión de ese material concluyó a finales de abril. En total se imprimieron 601 millones 987 mil 276 boletas, casi el doble de boletas que las utilizadas en el Proceso Electoral Federal (PEF) 2023-2024.
26 rutas de distribución para todo el país
El 30 de abril pasado el INE inició con la distribución de las más de 600 millones de boletas para la elección.
Todo comenzó en el Centro Logístico de Distribución (CLD) ubicado en Tepotzotlán, Estado de México
La presidenta del Instituto, Guadalupe Taddei, señaló que la distribución se realiza a través de 26 rutas, proceso que terminó el 17 de mayo y que contó con la custodia de elementos del Ejército mexicano, la Marina Armada de México y la Guardia Nacional.
Un caso de ejemplo de todo el proceso: el 5 de mayo el Estado de México comenzó con la distribución del primer bloque custodiado de boletas electorales correspondientes a la Ministraturas de la SCJN, Magistraturas de la Sala Superior del TEPJF y Magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial.

Las boletas llegaron hasta las sedes de los 40 Consejos Distritales, en donde se comienza de manera inmediata el conteo, sellado y agrupamiento del bloque. Una vez que llega el segundo bloque, se integran los paquetes electorales y quedan a resguardo en las bodegas electorales.
Del 26 al 30 de mayo se lleva a cabo la distribución a las Presidencias de Mesas Directivas de Casillas Seccionales.
Más de 84 mil casillas electorales
El órgano electoral prevé la instalación de 84 mil 220 casillas seccionales, para las cuales se imprimieron también más de 143 mil cuadernos con los datos de los electores inscritos en la lista nominal.
Todo ese material se distribuye junto con las boletas electorales, en convoyes custodiados por las autoridades federales y estatales.

Organizar una elección en un país con las dimensiones, la diversidad geográfica y la complejidad social de México representa un desafío logístico de gran escala.
El INE debe enfrentar múltiples retos para garantizar que todos los insumos lleguen en tiempo y forma a todas las casillas, ubicadas en zonas urbanas densamente pobladas, comunidades rurales de difícil acceso, e incluso regiones con condiciones de seguridad adversas.
Uno de los principales desafíos es el traslado seguro y oportuno de materiales electorales, que requiere rutas cuidadosamente diseñadas y mecanismos de custodia que, en muchos casos, involucran a fuerzas de seguridad pública.
La dispersión territorial obliga a planificar recorridos con días de anticipación, considerando factores como el clima, el estado de las carreteras, la disponibilidad de transporte local y el riesgo de bloqueos o manifestaciones.
Otro reto crítico es el reclutamiento y capacitación de más de un millón de funcionarios de casilla, quienes deben recibir materiales, instrucciones y apoyo técnico para cumplir con sus funciones en la jornada electoral.
En este aspecto, la logística se entrelaza con la dimensión humana del proceso: asegurar que las personas indicadas estén en el lugar y momento correctos con todo lo necesario para operar las casillas.
Además, el INE debe implementar medidas de contingencia para responder a incidentes imprevistos, como pérdida de paquetes, fallas en los sistemas de comunicación o interrupciones en el suministro de energía eléctrica en los centros de cómputo.
Cada elección se prepara con escenarios de riesgo simulados y protocolos de respuesta rápida que requieren de una logística flexible, coordinada y resiliente.

La confianza ciudadana también depende de la logística. Cualquier retraso, extravío o inconsistencia en el manejo de los materiales puede poner en duda la integridad del proceso.
Por ello, el INE ha invertido en la digitalización y trazabilidad de los insumos, lo que permite monitorear en tiempo real el avance de las entregas y documentar cada paso de la cadena operativa.