Latinoamérica ha sumado nuevos tratados comerciales en años recientes con el objetivo de fortalecer su integración a las cadenas de valor mundial y enfrentar los retos del crecimiento económico provocados por el Covid-19, la inflación y las disrupciones logísticas. Integrar acuerdos y tratados ha sido uno de los principales medios para impulsar su desarrollo y reducir la pobreza. Y aunque las alianzas se han dado en todos los continentes, no se puede negar el aumento de la relación comercial con participantes de Asia.
Las devoluciones se han convertido en parte esencial del comercio electrónico, casi tan importantes como el precio o la rapidez de entrega. Pero los retornos de mercancía también suponen un enorme reto para la logística de las empresas. Los productos comprados en línea tienen tres veces más probabilidades de ser devueltos que los adquiridos en lugares físicos, y sin una gestión optima este proceso puede generar costos de inventario, transporte y mano de obra, depreciación del producto y pérdidas de recuperación.
El nearshoring sigue generando dinamismo en el norte de México, pero el Bajío también está mostrándose cada vez más atractivo para las inversiones extranjeras. La región ofrece un ecosistema empresarial altamente favorable para el nearshoring gracias a la combinación de una ubicación estratégica, infraestructura logística, mano de obra capacitada y políticas gubernamentales propicias.
La gestión logística no es ajena al concepto de transformación digital, pero la irrupción del Covid-19 aceleró esta tendencia. El balance fue claro: las organizaciones que invirtieron previamente en soluciones tecnológicas estaban mejor preparadas para afrontar cambios imprevistos. En el contexto global actual, de interrupciones comerciales, escasez de materias primas, guerras comerciales y volatilidad económica, el término “digital supply chain” está cobrando cada vez más relevancia.
A medida que los efectos del cambio climático empeoran, el diseño de parques industriales sustentables se convierte en foco de interés para empresas e inversionistas en todo el mundo. Las zonas industriales son espacios diseñados para proporcionar infraestructura, servicios y facilidades en la operación. Focalizar las actividades económicas y productivas en un área determinada, no obstante, implica también el riesgo de concentrar los impactos ambientales y sociales, por lo que las empresas han encontrado grandes ventajas al instalar sus operaciones en parques que cuentan con diversas certificaciones de sustentabilidad.
La pandemia transformó por completo la logística de comercio electrónico pues millones de compradores migraron hacia el modelo online durante el confinamiento. Hoy, la compra en línea es ya un hábito y los marketplaces han ganado protagonismo como uno de los principales canales de compra y de distribución. Evolucionar los modelos de negocio debe ser una prioridad ante las ventajas de vender en línea. Mayores oportunidades, sin embargo, también representan nuevos retos y aprendizajes.
La diversidad se ha convertido en factor clave para el éxito de las empresas en un contexto global dominado por la incertidumbre, las disrupciones y la escasez de mano de obra capacitada. Si bien cada vez es más común que las mujeres ocupen puestos importantes dentro de las cadenas de suministro y la logística, todavía existen desigualdades de género y poca representación de minorías dentro de estas industrias.
El Mercado Industrial de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) ha experimentado dos años de enorme crecimiento como resultado del aumento del comercio electrónico, así como la demanda de servicios de manufactura, logística y distribución. Mientras otros segmentos del sector inmobiliario se desaceleraron tras la irrupción del Covid-19, el ramo industrial se ha potenciado con la reestructuración de las cadenas de suministro a nivel global, ocupaciones récord y mínimos históricos en la disponibilidad.
Administrar los niveles de inventario es crucial para garantizar la rentabilidad de una empresa. Reducir el desabastecimiento y el exceso de existencia, disminuye los costos totales de operación y mejora la percepción del servicio. En los últimos años, como resultado del Covid-19, los niveles de inventario se elevaron por el aumento de la demanda. Sin embargo, con el crecimiento económico desacelerando y la amenaza de una recesión, el desabasto de productos podría ser negativo.