Una buena logística de almacén se resume en las “siete Rs”: right product, right quantity, right condition, right place, right time y right costumer, es decir producto, cantidad, condición, destino, tiempo de entrega y cliente correctos.
Así lo explicó Héctor García, Director y Cofundador de Netsoft, empresa especializada en tecnologías de la información.
Aunque ahí nace todo, es clave la integración con la tecnología para darle el mejor servicio al cliente. Sobre todo porque con las nuevas herramientas se obtiene mucha información para la toma de decisiones y para conocer el estado del almacén.
“No podemos vender lo que no tenemos, entonces, compras y ventas tienen que centrarse en qué van a ofrecerle al consumidor, cómo lo van a traer a los centros de abastecimiento y cómo se le va a hacer llegar”.
La visión para surtir un almacén
Tras este punto sigue la visión: ¿qué es lo que quiere el cliente y cómo lo quiere ver?
García remarcó que es necesaria la labor en conjunto y la colaboración logística. “Cada quien tiene su trabajo: la parte transportista, el proveedor, entre otros, e importan mucho los factores externos”.
Ya resuelta esa parte del proceso, viene el análisis del almacén: ¿qué está pasando con el centro de abastecimiento? Aquí entra en juego el estudio de las cifras y la información para entender la condición del producto.
Puntos estratégicos para una buena logística de almacén
Para este segmento, García enumeró tres puntos estratégicos.
El primero es el descriptivo. Definir qué está pasando en el almacén, si existe un stock mínimo, si hay suficiente producto, si viene en camino y cómo entregar en tiempo real.
Después se encuentra el punto preventivo. Definir qué es lo que se viene, si se tendrá el producto listo para determinada temporada y asegurarse de que habrá suficiente.
Como tercer punto destacó el “análisis prescriptivo”, que es una combinación de los dos primeros.
“Se trata de hacer un análisis de lo que ha pasado anteriormente durante determinadas temporadas y trabajar en los puntos previos para hacer mejores entregas. ¿Cómo lograrlo? Con información. Tenemos que hacer mapeos y con la tecnología que existe ahora eso se logra en cuestión de segundos”, abundó.
Puntualizó que el escenario ha cambiado mucho a partir de la pandemia de Covid-19, sobre todo porque la gente ya no se conforma con ir a abastecerse de productos a las tiendas.
Nuevo comportamiento del cliente
Los grandes centros de distribución seguirán existiendo, aclaró García, pero van a proliferar los espacios que puedan abastecer a las tienditas de la esquina, porque es donde la gente se está surtiendo.
"Y si no es ahí, lo piden por internet", insistió y aseguró que la gente ya no quiere pasar horas en un lugar para hacer sus compras de la semana, prefiere estar en el teléfono 15 minutos y que su pedido llegue a la puerta de su casa.
“Hay una gran presión en el mercado ante estos comportamientos. La logística ha cambiado y lo que suceda en la última milla es lo que la gente nota y lo que más valora. No puedes luchar contra una mala experiencia”, sentenció.
El papel de los marketplaces en la logística de almacén
También apuntó que los marketplaces han sumado a estos cambios abruptos dentro de la industria logística.
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“Es un concepto cada vez más importante, tanto que el inventario más signiticativo no va a ser de quien fabrica, sino del que distribuye y de quien lo vende. Esto implica que tiene que existir una colaboración real entre proveedores y compradores”, recalcó.
Lo que aceleró la pandemia, afirmó, es la transición hacia una ingeniería inversa. Esta parte de qué quiere el cliente y cómo vamos a satisfacerlo. Al dar con la respuesta, hay que ir hacia atrás teniendo como punto final el almacén. "Tenemos que contar con eso que nos quieren comprar y del modo en que lo demandan”.
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También insistió en la necesidad de las herramientas correctas para el análisis de la información, a la cual considera como la piedra angular del trabajo en conjunto durante la demanda.
“La única manera de atender correctamente a los picos de demanda es con datos del pasado. Se trata de combinar la experiencia propia con la realidad mundial y además involucrar al factor humano. Se habla mucho de la inteligencia artificial, pero si no sumas lo que pasa en el mundo real vas a tener información rápida, pero no precisamente la adecuada”, remató.
**Con información de Ilse Maubert.
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