La brutal invasión rusa de Ucrania intensifica la escasez de productos y los problemas de aumento de precios que hemos llegado a asociar con la pandemia de Covid-19.
Sin embargo, la buena noticia -si algo sobre el conflicto se puede caracterizar como bueno- es que estos problemas pueden aliviarse antes de lo que generalmente se espera, aseguró Yossi Sheffi, profesor del Center for Transportation & Logistics en el Massachusetts Institute of Technology (MIT).
El especialista en cadena de suministro y también director de ese departamento dijo que la noticias "no tan buena" es que la guerra en Europa podría desencadenar una recesión debido a la acumulación de inventario en la fabricación.
La escasez de bienes de consumo y los aumentos de precios iban en aumento antes de la ofensiva rusa, explicó el experto en una publicación en su cuenta de LinkedIn.
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“La escasez fue causada por un aumento significativo en la demanda impulsada por los esfuerzos del gobierno para apoyar sus economías en dificultades con enormes inyecciones de efectivo. Los cierres de negocios relacionados con la pandemia y la escasez de trabajadores agregaron combustible al fuego y avivaron las presiones inflacionarias”, detalló.
Resaltó que el conflicto en Ucrania ha acelerado esas tendencias de manera dramática.
“Hubo consternación en Estados Unidos cuando el precio promedio de la gasolina regular superó los 4 dólares por galón y siguió subiendo”, puntualizó.
¿Pronta moderación en la escasez de productos?
Si bien los aumentos de precios como ese son alarmantes, afirmó, es probable que tanto la escasez como los precios se moderen relativamente pronto por varias razones.
Sheffi dijo que primero se debe esperar una disminución significativa en la demanda de productos como consecuencia del conflicto bélico.
“Durante el apogeo de la pandemia, especialmente durante 2021, los consumidores gastaron generosamente en bienes porque el acceso a muchos servicios, como comer en restaurantes, estaba restringido. La mesa ahora está cambiando a medida que disminuye la pandemia, lo que significa que gran parte de este gasto se trasladará al sector de servicios”, señaló.
En segundo lugar, dijo que la probabilidad de que los gobiernos utilicen más pagos de estímulo para apuntalar sus economías en el corto plazo es muy baja.
“Además, los bancos centrales comienzan a darse cuenta de que la inflación no es transitoria y están a punto de subir las tasas de interés y tomar otras medidas antiinflacionarias que desacelerarán sus economías”, añadió.
También comentó que otro amortiguador de la demanda es el impacto de los precios altos en el comportamiento de compra del consumidor.
“En un entorno de precios altos, los consumidores tienden a ser juiciosos sobre lo que compran y cuándo. Los estadounidenses se preocupan más por llenar sus tanques de gasolina cuando el precio de un galón de combustible supera el umbral de 4 dólares”, recalcó.
Otros impulsores de la escasez y los aumentos de precios que parecen estar moderándose incluyen el costo del transporte de carga.
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La crisis de los contenedores
Sheffi relató que al momento de escribir el artículo el índice mundial de contenedores de la firma de investigación Drewry estaba en declive.
Las colas de los portacontenedores anclados fuera de los puertos de Long Beach y Los Ángeles estaban disminuyendo, y esto debería reforzar la relajación de la escasez de productos, así como la tendencia a la baja en los precios del transporte, añadió.
“Si bien los bienes menos costosos y más disponibles son bienvenidos, estas ganancias podrían verse anuladas por una recesión económica, un resultado que se convirtió en una clara posibilidad después de que Rusia invadió Ucrania”, resumió.
La guerra bien podría convertirse en el detonante que encienda un efecto de “látigo” recesivo y lleve a las economías del mundo al declive.
Anticiparse a la recesión
Insistió en que la guerra en Ucrania hace que sea aún más importante que las empresas comiencen a prepararse para la recesión.
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“Hay muchas medidas que pueden implementar, como conservar efectivo, reducir los niveles de inventario y priorizar a los clientes”, enlistó.
Concluyó que quizás la experiencia de navegar una pandemia podría ayudar a las empresas a capear la tormenta económica que se avecina. “Ciertamente, no habrá tregua en el nivel de imprevisibilidad. La guerra y sus consecuencias no deseadas son inherentemente impredecibles”.
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