Transformar la cadena de suministro sin interrumpir la operación es uno de los mayores retos que enfrentan las empresas en expansión. La tecnología evoluciona más rápido que los procesos y la presión por escalar, integrar y automatizar es constante, así que lograr una transición ordenada y efectiva requiere más que herramientas: exige visión estratégica, arquitectura flexible y una ejecución impecable.
Así lo planteó Dave Harrelson, Chief Revenue Officer de Argano, durante su participación en Innovation Day 2025, al compartir las lecciones aprendidas en un proyecto de integración tecnológica con una empresa global de ecommerce.
La experiencia relatada se desarrolló a lo largo de 18 meses, con entregas iterativas cada tres a cinco meses, y con el objetivo de migrar de sistemas heredados a una arquitectura moderna basada en SAP S/4HANA, Boomi como plataforma de integración, Shopify para ecommerce, y una infraestructura cloud sobre AWS. El desafío no solo era técnico: la empresa debía mantener su operación activa mientras transformaba sus sistemas, integraba nuevos socios logísticos en Europa y América Latina y preparaba su plataforma para escalar en los próximos cinco años.
Lección 1: La continuidad es un imperativo
La primera lección es clara: no se puede detener la cadena de suministro durante una transformación. La continuidad operativa debe estar garantizada desde el diseño del proyecto. Esto implica eliminar puntos únicos de falla, planear con anticipación cada fase de despliegue, y asegurar que los nuevos sistemas convivan temporalmente con los anteriores sin generar fricciones. La gestión del cambio es clave: los equipos deben adaptarse a nuevas formas de procesar datos, interactuar con nuevos socios y operar bajo nuevas reglas sin perder el ritmo.
En este caso, se optó por una estrategia de producto mínimo viable, lanzando capacidades funcionales en lapsos de semanas, mientras se mantenía la operación en marcha. Esta aproximación permitió validar procesos, ajustar configuraciones y preparar al personal sin comprometer el servicio al cliente ni la eficiencia logística.
Lección 2: La agilidad es la nueva eficiencia
La segunda lección redefine el concepto tradicional de eficiencia. En entornos dinámicos, la capacidad de adaptarse rápidamente es más valiosa que la optimización estática. La arquitectura tecnológica debe permitir incorporar nuevos canales, socios logísticos, geografías y modelos de negocio sin necesidad de rediseñar todo el sistema.
En este proyecto, se eligió una arquitectura basada en microservicios, con integraciones low-code y componentes out of the box para reducir tiempos de implementación y evitar personalizaciones costosas. Boomi fue clave como plataforma de integración, permitiendo conectar SAP, Shopify y los sistemas de los 3PLs sin fricciones. Esta agilidad permitió a la empresa expandirse a nuevos mercados, incorporar adquisiciones y responder a cambios en la demanda con rapidez.
Lección 3: La resiliencia debe estar integrada desde el diseño
La tercera lección es que la resiliencia no se improvisa: se construye desde el inicio. En una cadena de suministro moderna, los puntos de falla son inevitables. Lo que marca la diferencia es la capacidad del sistema para absorberlos sin colapsar. Esto requiere redundancia, monitoreo, automatización y una arquitectura abierta que permita escalar sin comprometer la estabilidad.
En el caso presentado, la resiliencia se logró al eliminar aplicaciones obsoletas, reducir la deuda técnica, y adoptar soluciones cloud que permiten escalar horizontalmente. La integración de IA como parte del diseño futuro también fue considerada, no como un accesorio, sino como un componente esencial para la toma de decisiones, la predicción de demanda y la optimización de procesos.
Estas tres lecciones —continuidad, agilidad y resiliencia— no son exclusivas de un caso particular. Son principios aplicables a cualquier empresa que busque modernizar su cadena de suministro sin perder competitividad. La clave está en diseñar una hoja de ruta clara, con entregas medibles, arquitectura flexible y una visión de largo plazo que contemple no solo dónde está la empresa hoy, sino dónde quiere estar en tres a cinco años.













