El 12 de noviembre de cada año, los carteros de México son homenajeados por una razón que va más allá de la entrega puntual de cartas y paquetes. La fecha conmemora un acto heroico ocurrido durante la Revolución Mexicana, cuando un tren cargado con correspondencia oficial y valores del gobierno fue descarrilado. En medio del caos, los trabajadores postales no huyeron. Permanecieron en el lugar, custodiaron los bienes y aseguraron que todo llegara a su destino. Ese gesto de compromiso y valentía fue reconocido por el presidente Pascual Ortiz Rubio en 1931, quien instituyó el Día del Cartero como homenaje a quienes, desde entonces, han sido el rostro confiable de la comunicación en México.
Una historia que corre desde los painani
Manuel Fermín Acevedo González, dirigente nacional del Sindicato de Trabajadores del Servicio Postal Mexicano y director del Museo Casa de la Cultura Postal, recuerda que el oficio de mensajero en México tiene raíces prehispánicas. Los painani, guerreros convertidos en corredores, eran los encargados de llevar mensajes y cumplir los caprichos del emperador azteca. "Eran fuertes, muy fuertes. Corrían por todo el imperio para llevar y traer las buenas o malas noticias", relata Acevedo. Con la llegada de los conquistadores, el servicio postal evolucionó hacia un sistema privado de concesiones marítimas, y más tarde, con la independencia, se institucionalizó como servicio público.
Desde entonces, el cartero ha sido testigo y protagonista de la historia nacional. En el virreinato, debía dejar una fianza para garantizar su cumplimiento. En el porfiriato, se expandieron las redes postales y se incorporaron bicicletas, motocicletas y vehículos. El Palacio Postal, inaugurado en 1907, se convirtió en símbolo de modernización y orgullo institucional.
Capilaridad y compromiso: fortalezas logísticas
Aunque el Servicio Postal Mexicano (Sepomex) ha enfrentado rezagos tecnológicos, su principal fortaleza sigue siendo la capilaridad. "Llegamos a donde nadie más llega", afirma Acevedo. En zonas rurales, donde los domicilios son imprecisos o inexistentes, los carteros preguntan, buscan y entregan. "A veces ni siquiera hay dirección, pero mis compañeros hacen llegar el producto porque lo hacen llegar", añade.
La confianza social en el cartero es otro activo logístico. A pesar de los riesgos actuales, como asaltos o violencia en ciertas zonas, el cartero sigue siendo una figura reconocida, querida y respetada. "Aunque nos lleve el viento, aunque nos relampaguee, estamos en la mejor disposición de seguir llegando a sus domicilios", dice Acevedo. Su uniforme, su silbato y su presencia en las calles son parte del tejido cotidiano de las comunidades.
El servicio postal como brazo logístico del Estado
Sepomex y su división Mexpost han sido aliados silenciosos del gobierno en la distribución de documentos oficiales. Recibos de la CFE, Telmex y la tesorería de la Ciudad de México son entregados por carteros. Sin embargo, Acevedo lamenta que muchas dependencias prefieran contratar mensajerías privadas, desaprovechando la infraestructura pública existente. "El mismo gobierno paga a mensajerías privadas para llevar sus documentos, cuando el correo podría hacerlo a bajo costo", señala.
La falta de inversión ha llevado al desmantelamiento de centros mecanizados y a la vuelta de procesos manuales. Aun así, los trabajadores postales demuestran una eficiencia sorprendente, gracias a su conocimiento profundo de la geografía local. "A veces, el cartero clasifica más rápido que una máquina", afirma el dirigente sindical.
Cultura postal: memoria viva y futuro posible
La Casa de la Cultura Postal, ubicada en la colonia San Rafael, al centro de la CDMX, es más que un museo. Es un espacio de encuentro, arte y memoria. Allí se exhiben piezas históricas, como la primera estampilla mexicana de 1857 con la efigie de Miguel Hidalgo. El museo fue construido por el sindicato, sin apoyo institucional, y representa el compromiso de los trabajadores con su legado. "Todo lo que está ahí lo conseguimos nosotros, incluso en la Lagunilla. Nada pertenece oficialmente al correo, sino que es propiedad del Sindicato", explica Acevedo.
Ese espacio cultural está ubicado en un edificio emblemático con arquitectura porfiriana, que fue sede del sindicato. Cuenta con tres salas temáticas: El Correo a través del Tiempo; Modernización del Correo y Filatelia. Tiene, además, cafetería, auditorio y salas de uso múltiple.
Acevedo comparte que el servicio postal ha sido una vocación generacional. "Mi padre fue cartero, yo nací en una oficina postal, y llevo 50 años de servicio", dice con orgullo. Para él, el futuro del correo depende de que el gobierno lo reconozca como un aliado estratégico en la logística nacional. "Necesitamos vehículos, motocicletas, bicicletas de carga para darle el servicio que corresponde y que nos exige el pueblo", destaca.
El cartero, un eslabón esencial en la cadena de suministro
En el ecosistema logístico de México, el cartero representa un eslabón esencial. Su labor diaria, muchas veces invisibilizada, sostiene la distribución de documentos, paquetes y mensajes en todo el país. En un contexto donde la tecnología avanza y las ciudades crecen, el servicio postal sigue siendo una red viva, humana y confiable.
Este 12 de noviembre, más que una fecha simbólica, es una oportunidad para reconocer que el cartero no solo entrega correspondencia: entrega presencia, confianza y continuidad. Y en la logística nacional, eso vale tanto como cualquier sistema automatizado.













