La infraestructura digital está cruzando un umbral histórico. Lo que antes era una red de centros de datos distribuidos en tierra firme, ahora se expande hacia el espacio profundo. La alianza entre KIO Data Centers y LoneStar Data Holdings no solo inaugura una nueva capa de seguridad para los datos más sensibles del planeta, sino que introduce una arquitectura híbrida Tierra-Espacio que redefine los límites de la continuidad operativa.
El punto de Lagrange L1
Uno de los puntos que destacan es el uso de la estabilidad gravitacional como ventaja operativa. En el corazón técnico de esta solución está el punto de Lagrange L1, una región del espacio donde las fuerzas gravitacionales de la Tierra y la Luna se equilibran. Este punto, ubicado a aproximadamente 320,000 km de la Tierra, permite que los satélites permanezcan “levitando” sin necesidad de correcciones constantes de trayectoria.
“Ni lo atrae la Luna, ni lo atrae la Tierra. Es un lugar donde el satélite se mantiene estable, lo que reduce el mantenimiento y el consumo energético de forma significativa”, explicó Miguel Ramos, director de operaciones de KIO, en entrevista con TLW ©.
Desde una perspectiva de ingeniería, esta ubicación ofrece ventajas críticas:
- Reducción del OPEX. Hasta un 95% menos que un centro de datos terrestre.
- Eficiencia energética. Con un PUE (Power Usage Effectiveness) de 1.05, frente al 1.5 promedio en tierra. Por otro lado, este satélite receptor de data funcionaría exclusivamente con energía solar.
- Seguridad física. Al estar fuera de la órbita baja terrestre, el riesgo de colisión con chatarra espacial es prácticamente nulo.
Además, el sistema de enfriamiento en el espacio se basa en radiación, no en conducción. “Aquí en la Tierra usamos aire o agua para extraer calor de los procesadores. En el espacio, el calor se expulsa por radiación, lo que hace al sistema más eficiente y menos dependiente de recursos físicos”, añadió Ramos.
Arquitectura digital híbrida: consulados y embajadas de datos
KIO, con más de 20 años de experiencia y presencia en cinco países latinoamericanos, opera bajo estándares internacionales de seguridad, disponibilidad y sostenibilidad. Su infraestructura terrestre funcionará como “consulados digitales”, mientras que los satélites de LoneStar actuarán como “embajadas digitales” en el espacio.
Esta analogía, presentada por Octavio Camarena, CEO de KIO, describe una red de interconexión segura que permite a los clientes transmitir sus datos desde cualquier parte del mundo hacia el espacio, sin comprometer la soberanía ni la confidencialidad.
LoneStar, por su parte, ha desarrollado y probado sus sistemas en la Estación Espacial Internacional y en misiones lunares. Su roadmap incluye el despliegue de satélites en L1 a partir de 2027, con capacidad para almacenar entre 200 y 400 petabytes. “Estamos construyendo el Fort Knox de los datos, pero en el espacio”, afirmó Steve Eisling, presidente de LoneStar.
Logística digital: migración, latencia y redundancia
La operación logística de este sistema se asemeja a una cadena de suministro digital. El cliente se conecta mediante un enlace dedicado y seguro a los centros de KIO. Desde ahí, la información se transmite a los satélites mediante antenas con algoritmos de encriptación avanzada. “KIO es el puente. No accedemos a la información, solo garantizamos energía, enfriamiento, seguridad y conectividad”, aclaró Ramos. “Es como si el cliente dejara una caja fuerte en KIO. Nosotros no tenemos la llave.”
La latencia, aunque no apta para procesamiento en tiempo real, es perfectamente funcional para respaldo y recuperación: aproximadamente dos segundos en round trip. “Lo que tardas en dar un sorbo de café”, dijo Ramos. Además, el sistema contempla redundancia satelital para garantizar resiliencia. “No se va a lanzar uno, se van a lanzar varios satélites. La redundancia te da resiliencia, y la resiliencia te da continuidad operativa.”
El despliegue inicial contempla estaciones terrestres en México, Estados Unidos, Australia y Europa, con rotación de antenas cada ocho horas para mantener línea de visión constante hacia los satélites en Lagrange.
Soberanía de datos y continuidad de operaciones
Uno de los aspectos más innovadores del modelo es su capacidad para cumplir con leyes de soberanía de datos. Al operar desde el espacio, los datos pueden mantenerse bajo jurisdicción nacional, incluso si se almacenan fuera del territorio físico. Esto es especialmente relevante para gobiernos, instituciones financieras y sectores regulados.
Además, el sistema está diseñado para actuar como respaldo ante desastres naturales, ciberataques o fallos sistémicos. “Es una red independiente, air-gapped, que asegura que los datos estén seguros y accesibles incluso si todo lo demás falla”, explicó el entrevistado.
Implicaciones para CTOs e ingenieros
Para líderes tecnológicos, esta solución representa una nueva capa de arquitectura distribuida, con implicaciones en:
- Diseño de sistemas de recuperación ante desastres (DRP).
- Cumplimiento normativo en soberanía de datos.
- Optimización energética en infraestructura crítica.
- Integración de redes terrestres con redes espaciales.
La alianza KIO–LoneStar no solo inaugura una nueva frontera tecnológica, sino que plantea preguntas estratégicas sobre cómo diseñar infraestructuras resilientes en un mundo cada vez más interconectado y vulnerable.













