De acuerdo con el Banco Mundial, el crecimiento económico del mundo seguirá siendo sólido y se ubicará en 3.1% este 2018, antes de desacelerarse gradualmente en los próximos dos años, a medida que se aplace el crecimiento de las economías avanzadas y la recuperación de las principales economías en desarrollo y mercados emergentes exportadores de productos básicos se normalice.
El organismo afirma en un informe actual sobre las perspectivas económicas mundiales que la actividad en las economías avanzadas incrementará 2.2% este año para luego moderarse y mostrar una tasa de expansión del 2% en 2019, a medida que los bancos centrales eliminen gradualmente los estímulos monetarios.
Las proyecciones indican que el crecimiento total en los mercados emergentes y las economías en desarrollo se consolidará y alcanzará el 4.5% en 2018 y el 4.7% en 2019, dado que madurará la recuperación de los países exportadores de productos básicos y los precios de dichos productos se estabilizarán tras el incremento del presente año.
En una de las secciones del informe dedicada a temas específicos se advierte que en el largo plazo la desaceleración prevista en la demanda mundial de productos básicos podría limitar las perspectivas respecto del precio de estos productos y, por ende, el crecimiento futuro de los países que los exportan.
“Los principales mercados emergentes han generado una parte importante del incremento en el consumo mundial de metales y de energía registrado en los últimos 20 años, pero se espera que en dichos mercados se atenúe el crecimiento de la demanda de la mayoría de los productos básicos, según se afirma en la mencionada sección del informe”.
Shantayanan Devarajan, Director Superior de Economía del Desarrollo del Banco Mundial, afirma que la caída prevista en el crecimiento del consumo de productos básicos en el largo plazo podría generar desafíos para las dos terceras partes de los países en desarrollo que dependen de las exportaciones de esos productos para obtener ingresos. Lo que “refuerza la necesidad de procurar la diversificación económica y fortalecer los marcos fiscales y monetarios”.
Otra sección del informe refiere que los niveles elevados de deuda de las empresas pueden intensificar las inquietudes respecto de la estabilidad financiera y pesar sobre las inversiones, pues el endeudamiento de las empresas y, en algunos países, la deuda en moneda extranjera se ha incrementado con rapidez desde la crisis financiera mundial, por lo que estos se han vuelto más vulnerables a la suba en los costos del financiamiento.
Al respecto, Jim Yong Kim, Presidente del Banco Mundial señala que “el crecimiento por sí solo no será suficiente para abordar los bolsones de pobreza extrema que se observan en otras partes del mundo. Los funcionarios responsables de diseñar políticas deben procurar encontrar formas de respaldar el crecimiento en el largo plazo impulsando la productividad y la participación en la fuerza de trabajo, a fin de acelerar los avances hacia los objetivos de poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad compartida”.
Llama a los funcionarios encargados de las políticas a implementar reformas que permitan mejorar las perspectivas de crecimiento en el largo plazo. La rapidez de los cambios que se observan en el ámbito tecnológico pone de manifiesto la importancia de respaldar la adquisición de capacidades e impulsar la competitividad y la apertura comercial. Y la promoción de acuerdos comerciales amplios puede impulsar las perspectivas de crecimiento.
En algunos países exportadores de productos agrícolas de América Central, el crecimiento repuntará en 2018 y 2019, mientras que en los importadores de productos básicos de esta subregión, se estabilizará o se atenuará. Según las proyecciones, las economías del Caribe experimentarán en 2018 un aumento en el crecimiento gracias a la reconstrucción que se lleva tras el paso de los huracanes, al turismo y los precios favorables de los productos básicos.
Y en Asia oriental y el Pacífico el banco prevé que el crecimiento modere y pase del 6.3% en 2018 al 6.1% en 2019 como reflejo de la desaceleración en China que se verá contrarrestada en parte por el repunte en el resto de la región. Según las previsiones, en China el crecimiento se desacelerará del 6.5% en 2018 al 6.3% en 2019, puesto que se atenuará el apoyo normativo y las políticas fiscales se volverán menos flexibles. Si se excluye China, se anticipa que el crecimiento de la región se moderará del 5.4% en 2018 al 5.3% en 2019 debido a la maduración de la recuperación económica cíclica.
En Europa y Asia central, según las proyecciones, el crecimiento se moderará hasta ubicarse en 3.2% en 2018, una tasa superior a la proyectada anteriormente, y en 3.1% en 2019, dado que la modesta recuperación de las economías exportadoras de productos básicos se verá contrarrestada solo en parte por la desaceleración de las economías importadoras de dichos productos.
Mientras que en Oriente Medio y Norte de África, se espera que el crecimiento se eleve hasta 3% en 2018 y 3.3% en 2019, en gran medida como consecuencia de la recuperación de los países exportadores de petróleo tras el colapso de los precios. Entre los miembros del Consejo de cooperación del Golfo, se prevé una expansión del 2.1% en 2018 y del 2.7% en 2019, respaldada por el incremento de la inversión fija.
Para África al sur del Sahara se pronostica que el crecimiento aumente a 3.1% en 2018 y a 3.5% en 2019, una tasa por debajo de su promedio de largo plazo. Y para Asia meridional se prevé que el crecimiento se consolide hasta ubicarse en 6.9% en 2018 y en 7.1% en 2019, debido a que los factores que restringían el crecimiento en India se irán diluyendo. Según los pronósticos, dicho país avanzará 7.3% en el ejercicio y 7.5% en el periodo 2019/20, reflejo del fuerte consumo privado y el aumento de las inversiones.