Como consecuencia por los robos que museos y galerías de arte sufren constantemente, se ha puesto en marcha un sistema de etiquetado para bienes invaluables y obras de arte que se logra mediante un entorno de radiofrecuencia (RFID). Pero ¿cómo funciona?
El RFID hace referencia a la tecnología de intercambio inalámbrico de datos. La lectura y grabación de los datos se realiza a partir de un chip conectado a una antena que recibe señales de radiofrecuencia desde un dispositivo de lectura y grabación (denominado normalmente lector, codificador o interrogador). El intercambio de datos se produce automáticamente, sin que ningún operador tenga que intervenir para activar la lectura de RFID.
La identificación por radiofrecuencia se adjunta a la obra de arte. Esta etiqueta contiene información acerca del número de pieza, lugar donde se encuentra, línea de producción, empleado encargado de la curación de la obra, fechas y otros datos.
Este sistema de seguridad inalámbrica, basado en tecnología RFID, funciona las 24 horas del día y no tiene impacto visual para el visitante. Se puede instalar fácilmente sin afectar en ningún momento la estructura del inmueble, a cada obra de arte se le coloca una etiqueta o tag de RFID, que identifica la pieza y la reconoce de forma inequívoca.
Existen distintos tipos de tags para pinturas, vitrinas o tarimas, además de un tag especial para los propios vigilantes de seguridad. El tag comprueba en tiempo real que el estado de la obra corresponda con los parámetros preestablecidos y envía la señal a un lector especial, que a su vez manda los datos del tag al sistema central para que actúe según la configuración programada.
Un sistema vigía
El sistema RFID detecta en tiempo real desde un simple roce con la mano, golpes mínimos, movimiento de objetos y vibraciones. Monitorea el estado de las obras y comunica al instante cualquier anomalía a los responsables de seguridad del museo. Esta solución tecnológica destinada a prevenir robos y deterioros de obras de arte en los museos, se trata de uno de los sistemas más avanzados de seguridad para las galerías de arte, ya que sus resultados son equivalentes al trabajo de un vigilante que vela por cada una de las obras expuestas y también las almacenadas durante las 24 horas del día.
A pesar de que el sistema RFID se utiliza con la finalidad de proporcionar seguridad a las obras expuestas, en el caso de los museos, también sirve para determinar aspectos organizativos. Permite hacer el inventario de todas las entradas y salidas de los objetos de arte, saber en cada momento dónde se encuentran y cuál es su estado en tiempo real. También genera estadísticas sobre incidencias en las piezas que pueden ayudar a los responsables de las exposiciones en aspectos como la conservación y la ubicación de los objetos en las salas.
La solución se puede ser personalizada con los sistemas de seguridad que existentes en un museo, como circuitos cerrados de televisión, control de puertas, alarmas y avisos a guardias de seguridad. El software que hay detrás de la instalación puede detectar instantáneamente cualquier tipo de movimiento, manipulación o coacción al personal, permitiendo determinar, dependiendo del grado de sensibilidad de los tags el tipo de alarma que debe producirse con cada incidencia.
El sistema puede ser adaptado para responder a las necesidades de cada museo o lugar. También se puede controlar el acceso a determinados lugares, por ejemplo, restringir el paso a salas con una capacidad limitada o a zonas exclusivas para el personal del museo.
Esta tecnología es una solución perfecta para evitar grandes pérdidas de dinero a propietarios particulares de obras de arte y a museos. Es altamente funcional y a través de ella se promueve un aumento de productividad, mejora en los procesos de inventarios y la más importante, la disminución de percances causados por robos y daños a las obras, lo que se traduce en pérdidas de dinero.
* Director de Desarrollo de Nuevos Negocios de Intermec LATAM.