El porcentaje de CEOs obligados a renunciar por faltas éticas aumentó del 3.9% de todos los reemplazos entre 2007 y 2011, al 5.3% de 2012 a 2016, es decir, un incremento de 36%, debido en gran medida al mayor escrutinio público y la obligación de rendir cuentas por parte de los ejecutivos, revela un estudio de PwC.
De acuerdo con el informe CEO Success Study, elaborado por Strategy&, la división de consultoría estratégica de PwC, los resultados se midieron con las sucesiones de directores ejecutivos en 2 mil 500 empresas más importantes del mundo durante los últimos 10 años, en donde el amento fue más notable Estados Unidos y Canadá.
En estos países, los reemplazos forzados por cuestiones éticas aumentaron de 1.6% de todos los reemplazos en 2007 a 2011, al 3.3% en 2012 a 2016, lo que resulta en un incremento de 102%. En Europa Occidental el porcentaje de los CEOs obligados a dejar su cargo por motivos éticos aumentó a 5.9% (antes 4.2%), y en los países BRIC (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) pasó del 3.6% al 8.8%.
Según PwC, durante los últimos 15 años se encontraron cinco tendencias que han provocado que los consejos administrativos, inversionistas, gobiernos, clientes y medios de comunicación exijan estándares mucho más altos que antes en materia de rendición de cuentas para los directores ejecutivos en caso de problemas éticos.
La primera tendencia es una opinión pública más desconfiada y crítica desarrollada a partir de la crisis financiera de 2007-2008 y la gran recesión, el público se volvió más suspicaz, más crítico y menos propenso a perdonar la falta de ética corporativa.
Una segunda se refiere a un gobierno corporativo y a regulaciones más estrictas donde hay cero tolerancia al mal comportamiento de los altos directivos, por ejemplo, en Estados Unidos y muchos otros países.
La tercera tendencia menciona cambios en el entorno operativo de las empresas que buscan crecimiento en los mercados emergentes, donde aumentan los riesgos de caer en soborno y corrupción, así como la dependencia a cadenas de suministro más grandes que incrementan los riesgos con las contrapartes.
Una cuarta es que el uso del correo electrónico, los mensajes de texto y los medios sociales ha generado nuevos riesgos éticos, ya que la comunicación digital de una empresa puede generar evidencias irrefutables de mal comportamiento y su existencia aumenta la probabilidad de que un CEO deba hacerse responsable por ello.
La última tendencia es el acelerado flujo de noticias e información financiera en internet permite que la información negativa sobre las empresas y sus directivos viaje y se difunda rápidamente, "a diferencia de lo que ocurría a mediados o finales del siglo XX, cuando la mayoría de los ejecutivos y las empresas podían mantener un perfil público bajo".