Y estimó que las compañías invirtieron cerca de 710 millones de dólares en 2018 en la adquisición de estos productos.
Esto porque el futuro del trabajo, en el que los cobots y seres humanos trabajarán de la mano, corresponde a una era para empresas de múltiples industrias que podrán realizar tareas repetitivas y ensamblajes específicos y complejos con estrictas normas de calidad.
Los robots colaborativos no serán suplentes de seres humanos, solo simplificarán, aumentarán la seguridad en el trabajo y la calidad final de los productos, compartió la multinacional alemana SAP.
En este contexto, especificó que los robots industriales y robots colaborativos comparten tecnologías de la robótica colaborativa.
“La diferencia radica en que los robots colaborativos o cobots son capaces de reconocer la presencia de un ser humano y responder ante ella”.
Es decir que debe saber cómo interpretar las intenciones de la persona con la que se encuentra colaborando para así lograr un complemento exitoso.
Mientras las tecnologías relacionadas a la seguridad están cada vez más integradas en los cobots, la visión artificial es clave para la detección de sus operadores.
De esta forma, detectan la existencia de una persona y son capaces de detenerse o ralentizar su tarea para responder automáticamente ante incidentes potenciales; un aspecto en el que los sensores son fundamentales para asegurar la seguridad.
Otro punto a considerar es la inteligencia artificial (IA), que ayuda a que el robot colabore con las personas para que pueda aprender de ellas y ser capaz de modificar su comportamiento.
Además, no necesitan técnicos especializados para ser instalados en los espacios de trabajo y ponerlos en marcha dada su ligereza, y pueden ser reconfigurados para operar en diversos puntos de las producciones.
Asimismo, consiguen la participación de robots en procesos en los que antes no era posible. En este sentido, cabe aclarar que un cobot no es tal por él mismo, se trata solo de una parte de toda la aplicación robótica colaborativa, mencionó SAP.