Pero el clima de negocios evoluciona rápidamente como resultado del crecimiento del consumismo, de la economía o de la complejidad de los canales de venta, menciona Durbha.
Asimismo, de los números de referencia conocidos como SKUs, los precios dinámicos y las promociones, sin contar los desafíos geográficos, políticos o económicos que requieren que las empresas actúen de manera ágil y veloz.
Por otra parte, gracias al progreso geométrico en capacidad y la potencia computacional de la nube y la velocidad impulsada por in-memory technology, la planificación casi en tiempo real a través de toda la cadena es una realidad.
Una realidad que rompe la incapacidad para trabajar eficientemente entre las áreas y ayuda a las organizaciones a realizar negocios a una rapidez sin precedentes.
Sin embargo, una de las limitaciones de estos sistemas de planificación es no cuestionar los supuestos fundamentales en torno al diseño de la cadena.
Debido a esto y a medida que aumenta la velocidad de planificación, las ganancias en agilidad pueden no ser proporcionales, mientras que la calidad del plan se degrada con el tiempo, además, si no se prueban, se vuelven obsoletos e irrelevantes.
La velocidad sin agilidad puede ser perjudicial, ya que limita la capacidad de corregir el rumbo y hace que los errores se propaguen más rápido; pero esto cambia cuando el diseño cumple con la planificación, lo que permite desbloquear la velocidad y la agilidad.
Y la segunda se relaciona con el flujo y las políticas corporativas, en donde los flujos físicos de inventario y activos, el mapeo de origen y destino, la selección del modo de transporte y las políticas relacionadas con el abastecimiento, producción, inventarios y distribución pueden contribuir a la evaluación y al cambio.
Las decisiones estructurales se asocian a un gran desembolso de capital y, por lo tanto, pueden ser menos frecuentes, menciona Durbha.