Logística ante desastres, un área joven pero muy eficiente
La logística ante desastres es un área nueva, cuyos retos y características difieren de los de la logística empresarial, empezando porque los desastres son hasta cierto punto impredecibles y tienen efectos y características únicas en cuanto a la demanda de bienes que generan y los recursos con que se cuenta para satisfacer esa demanda.
La respuesta a una situación de desastre tiene además que ser rápida, dinámica —en el sentido de que las medidas a aplicar se van adaptando según evoluciona la situación—, eficiente, coordinada y apoyada con información en tiempo real sobre las necesidades y condiciones de la zona afectada. Otra diferencia fundamental de este tipo de logística respecto de la logística empresarial es que para la primera la rentabilidad no es la motivación principal para hacer más eficientes las actividades.
En la logística ante desastres, reducir el sufrimiento humano y garantizar la seguridad de la población son los objetivos principales, lo cual implica proporcionar una rápida atención a la población afectada y cubrir sus necesidades básicas durante el evento. Alcanzar tal objetivo es complicado debido a los recursos limitados iniciales con que se cuenta al momento del desastre, los posibles daños a la infraestructura de comunicación, lo que complica el abasto y evacuación en la zona, más la necesidad de coordinarse con múltiples entidades responsables o interesadas en brindar apoyo.
La logística tiene un valor potencial mayor en las etapas de preparación y respuesta a través de actividades como las siguientes (Altay y Green, 2005): ubicación de centros de operación desde donde distribuir la ayuda; determinación de la cantidad de inventario pre-posicionado en almacenes cercanos a zonas con alta probabilidad de desastre; identificación y diseño de rutas considerando los modos de transporte para la evacuación; determinación del número y localización de albergues y la planeación del abasto a éstos durante el período que dure el evento y selección de sitios seguros donde ubicar instalaciones críticas como hospitales o escuelas.
Cuando surge el temporal
Múltiples eventos pueden desencadenar un desastre, en el caso de México los acontecimientos hidrometeorológicos (entre ellos huracanes, ciclones, inundaciones por desbordamiento de ríos o canales artificiales debido a lluvias intensas) provocan desastres con frecuencia. Según el reporte de García (2008), en el 2007 99.5% de los catástrofes en nuestro país fueron resultado de fenómenos hidrometeorológicos.
Entre los múltiples problemas que involucra responder a un desastre provocado por inundaciones está el de reubicación temporal de las personas afectadas en albergues en los cuales puedan salvaguardarse hasta que sean reubicados o puedan retornar a la zona afectada. Lo deseable para atender este problema es asumir una postura preventiva y hacer una preselección de sitios que puedan usarse como albergues; una vez ocurrido el desastre y dependiendo del estado de las vías de comunicación y el nivel del daño se procede a la selección final.
Pero elegir dónde se abrirán albergues no es suficiente. Es necesario especificar cuáles serán las rutas que las personas usarán para trasladarse a los albergues y cómo se hará el abasto de los insumos necesarios (alimentos, agua, medicinas, etcétera.) a éstos de tal manera que se garantice el bienestar de los individuos alojados en ellos. Esta problemática se ha estudiado desde la perspectiva de distintas disciplinas entre las que destacan: el empleo de sistemas de información geográficos (GIS por sus siglas en inglés, Geographic Information Systems), la simulación y la construcción de modelos de optimización.
Mapas, una estrategia clave ante el desastre
Varios estudios han aprovechado los GIS para analizar la vulnerabilidad de una zona a los desastres y proponer planes de emergencia que incluyen la localización de albergues. Por ejemplo, Prathumchai y Samarakoon (2005) usaron distintos tipos de mapas que mostraban para diferentes escenarios cuáles zonas tenían mayor riesgo de inundación y el tamaño de la población afectada. Mapas complementarios permitían identificar la ubicación de escuelas y hospitales, así como las vías de comunicación en las zonas de riesgo potencial.
El análisis satelital del conjunto de mapas permitió a los autores identificar áreas con bajo riesgo de inundación y también de fácil acceso. Los hospitales y escuelas ubicados en esas áreas fueron elegidos como albergues potenciales. Después de considerar los costos de la ubicación de estos albergues, además del costo de trasladar a la población, se determinó la asignación de las personas a 63 albergues.
Para el caso de México, grupos de investigadores del Observatorio Urbano y de Proyectos Especiales de Sonora desarrollaron un modelo de contingencias antropogénicas para la ciudad de Nogales, Sonora (Baena-Rodríguez et al., 2010) el cual se apoyó en la base cartográfica de la zona. A partir de un modelo de terreno derivado de mapas de relieve y pendientes se determinó el riesgo potencial que representa el manejo y transporte de sustancias peligrosas para del actual sistema de transporte terrestre.
El modelo desarrollado no sólo permite identificar las zonas de riesgo, sino también los sitios más seguros en donde localizar albergues y las rutas que conviene utilizar para evacuar a la población afectada. Combinando la información geográfica con simulación, el modelo genera una respuesta automática y dinámica a posibles desastres químicos; la lógica del modelo se puede trasladar para atender emergencias derivadas de inundaciones y del arrastre por bajadas de arroyos.
Los GIS proporcionan información valiosa sobre posibles rutas de acceso o evacuación para una zona, así como sobre aquellos sitios seguros y accesibles que pueden usarse para ubicar centros de distribución de la ayuda o bien albergues.
La información de los GIS se ha utilizado también para definir los parámetros de entrada de modelos cuantitativos. Por ejemplo, Stepanov y McGregor (2008) usaron los GIS para identificar y diseñar rutas de evacuación en un sistema de transporte complejo.
La información geográfica sirvió como entrada de un modelo de optimización que especifica las rutas de egreso para evacuar a la población en el menor tiempo posible (criterio de optimización). Dado que las rutas de egreso pueden congestionarse, se utilizó también simulación para analizar el efecto de factores complejos como la velocidad con que circulan los vehículos en una ruta.
En caso de un avance lento, se identifica una ruta alterna a la que está congestionada. Chang, Tseng y Chen (2007) también utilizaron la información de un GIS para construir diferentes escenarios según el volumen de precipitación pluvial. Para cada escenario optimizaron la localización de los centros de distribución y la cantidad de equipo de rescate que hay que mantener en cada centro con el fin de minimizar el costo de preparación de las instalaciones desde donde se distribuirá la ayuda.
Desde la perspectiva de la disciplina de Investigación de Operaciones y la Ciencia Administrativa, se han propuesto diversos modelos para optimizar las actividades de apoyo en las zonas afectadas. Dalal y Mohapatra (2007) propusieron un modelo de optimización aplicable al caso de desastres provocados por ciclones en la India. El modelo define la localización de albergues de tal manera que todos los habitantes de la zona recorran la menor distancia posible desde su comunidad al albergue al que fueron asignados.
Por su parte, Beamon y colaboradores (2008) abordaron el problema de dónde localizar los centros de distribución que abastecerán a los albergues y la cantidad de suministros que cada centro debe almacenar para cubrir las necesidades de la población afectada. La construcción de diferentes escenarios permitió a estos autores considerar distintos niveles de daño provocados por un desastre natural y establecer desde dónde y cuánto había que surtir a cada albergue según la probabilidad asignada a cada escenario.
En la segunda etapa, a cada residente de la zona afectada se le asigna un albergue al cual debe acudir en caso de emergencia especificándole también la ruta que debe utilizar. El uso de modelos de optimización también se ha combinado con la simulación, por ejemplo Han, Yuan y Hwang (2006) construyeron un modelo de optimización para elegir las rutas de evacuación y el albergue destino al que debían dirigirse los afectados. Los resultados del modelo se usaron después en una simulación que permitió analizar el flujo del tráfico durante un período de 20 horas de evacuación para así identificar posibles contingencias y definir planes de emergencia.
Para que la apertura de albergues resulte en apoyo efectivo a la población afectada por un desastre, es importante tomar en cuenta que la elección de sitios para ubicar un albergue es interdependiente de la localización de centros para el abasto y la accesibilidad del sitio.
Además de esta interdependencia entre las decisiones de ubicación, abasto y traslado al albergue, es importante reconocer que estas actividades de asistencia implican múltiples objetivos, entre ellos destacan: el tiempo (de surtido y traslado a los albergues), los costos (de surtido y evacuación), la seguridad (en rutas y albergues), la equidad (todos los albergues reciben el mismo nivel de atención) y la cobertura (apoyar a la mayor cantidad de individuos que sea posible).
¿Cómo hacerle frente a la interdependencia?
Estas características de interdependencia y múltiples objetivos complican el diseño de una estrategia preventiva para el establecimiento de albergues que garantice tanto la buena atención de los damnificados como el buen aprovechamiento de los recursos disponibles.
Gaytán y colaboradores (2011) han estudiado esta problemática utilizando un enfoque de optimización multicriterio en el contexto de desastres provocados por inundaciones en zonas de riesgo dentro de México como el estado de Tabasco. Los siguientes dos problemas han sido estudiados por el citado grupo de investigación:
1) La determinación conjunta de la ubicación de albergues, centros de distribución y cantidad de inventario pre-posicionado para cubrir las necesidades de la población inmediatamente después de un desastre. Los juicios considerados son el tiempo para la evacuación, la distancia total recorrida tomando en cuenta restricciones de presupuesto, esto bajo varios escenarios definidos según el tirante de agua de la zona afectada.
2) La determinación conjunta de la ubicación de albergues y planes de evacuación para las personas en la zona afectada considerando tanto la ruta como el modo de transporte a utilizar. Los criterios a optimizar son el costo y tiempo de la evacuación, esto de nuevo bajo distintos escenarios de riesgo según el tirante de agua.
La metodología usada para resolver los anteriores problemas incluye el uso de GIS y la construcción y solución de modelos de optimización con múltiples criterios, los cuales se validan comparando sus resultados contra la relatoría de hechos para el esquema actual que el gobierno mexicano aplica para la ubicación (elección a juicio según la seguridad, accesibilidad y capacidad del sitio), abasto (proporcional a la capacidad del albergue) y evacuación hacia albergues (asignación hacia el más cercano).
Un elemento interesante es el preposicionamiento de insumos, esto es la adquisición de productos varios (despensa, kit de medicamentos y kit de aseo personal, entre otros) en previsión de un evento hidrometeorológico que pueda provocar un desastre. Estos insumos se envían a los centros de distribución desde donde se hace el abasto a los albergues, tales insumos representan un inventario de seguridad que se moviliza rápidamente asegurando una atención inmediata de las necesidades de los damnificados.
Modelos como este contribuyen a incrementar la eficiencia de la fase de preparación ante un desastre, ya que consideran tanto el criterio de costo como los de seguridad en las instalaciones del albergue (sólo sitios seguros son elegibles), seguridad y rapidez para el traslado al albergue y garantía en la disponibilidad de suministros.
Si bien la problemática elegida en esta discusión fue: dónde localizar albergues y centros de distribución, cómo abastecerlos y trasladar a los damnificados a ellos; otros problemas relevantes como lo es el diseño de modelos para la distribución de ayuda en una situación de emergencia también han sido abordados desde la perspectiva de la investigación de operaciones (Vitoriano et al., 2010).
Este enfoque cuantitativo para la logística ante desastres resulta muy prometedor debido a no sólo busca optimizar el uso de los recursos disponibles, sino también incluir otros criterios propios del contexto de un desastre como son el tiempo de respuesta y la seguridad.
La expectativa es que la investigación en logística humanitaria y su componente más específico, la logística ante desastres, continuará aumentando para beneficio de aquellos que resulten afectados por un desastre y de todas las entidades interesadas en brindar asistencia bajo un esquema de coordinación de recursos.
* Consulte el artículo completo en la edición impresa de septiembre de 2011 de la revista Énfasis Logística México Centroamérica.
** Profesor Emérito del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca y Profesor investigador en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma del Estado de México. Doctor en Investigación de Operaciones por la North Carolina State University at Raleigh.
*** Profesora Titular del Departamento de Ciencias Administrativas y Mercadotecnia del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca. Doctora en Administración en el programa conjunto EGADE Campus Ciudad de México y Universidad de Texas en Austin.