Los logísticos experimentamos constantemente cambios en la experiencia de compra; la competitividad de los mercados ha permitido cambiar las reglas para crear un nuevo juego, al cual para poder acceder se requiere conocer a la competencia y conceptualizar sus intentos por atender la demanda del mercado. Es desde este punto, donde las empresas deben aprovechar consistentemente las oportunidades emergentes en forma más eficiente que sus rivales, teniendo como objetivo no sólo identificar la oportunidad sino tomarla, articulando un nuevo conjunto de recursos y organizándolos en combinaciones novedosas que representen un sistema que satisfaga una necesidad pero que impida a los competidores copiar su propuesta.
Estos sistemas deben ser construidos sobre una red dinámica que favorezca su sostenibilidad en el tiempo, una red dispuesta a tomar nuevas oportunidades a medida que surjan en el tiempo y no permitan desgastar la propuesta al concebirla tan solo como un medio de maximización de utilidades.
Las empresas están en el mercado para alcanzar objetivos económicos, cumplir los marcos regulatorios y para responder a principios éticos y filantrópicos enfocándolos como objetos a perseguir dentro del sistema desarrollado, garantizando así su cumplimiento. ¿Cómo lo podemos alcanzar?, la Responsabilidad Social Empresarial no solo contempla en sus aristas el respeto por el medio ambiente y social de su entorno; ampliemos este enfoque a diseñar un sistema que cumpla con sus responsabilidades legales, tributarias, de conservación y protección por los recursos y los clientes.
Al integrar proveedores informales a nuestra cadena de suministros, que no cumplen con el pago de los derechos laborales de sus trabajadores, que evaden sus responsabilidades sociales o que en su producción de bienes y servicios afectaron la sostenibilidad de los recursos, estamos contribuyendo al fortalecimiento de este círculo vicioso que empobrece a unos tantos en busca de alcanzar los objetivos económicos.
Existen en nuestra región experiencias de desarrollo de proveedores con visión de valor compartido y desarrollo sostenible, basados en generar valores éticos y filantrópicos homologados que han permitido dinamizar y propiciar un nuevo mercado proveedor capaz de comprometerse con los intereses de sus clientes.
No pretendo minimizar las consideraciones técnicas a evaluar en los proveedores pero estos son más similares cada año que pasa; se imitan, ofrecen más de lo mismo. Como ejemplo, basta con observar la industria automotriz; cuando los Asiáticos comenzaron a ganar participación, la Industria Norteamericana comenzó a replicar los modelos de producción; convirtiendo la imitación en un objetivo. Por otro lado, también la industria China sigue contestando las mismas preguntas y recurriendo a los mismos conceptos, lo que la lleva a converger en modelos de negocios homogéneos y a perpetuar supuestos equivocados; por lo tanto debemos direccionar los esfuerzos de evaluación a criterios poco desarrollados pero que con el transcurrir del tiempo han adquirido la relevancia necesaria para elegir a nuestros proveedores, aquellos que persiguen certificaciones que les permitan incrementar su presencia en el mercado y algunos ya comienzan a solicitar que se certifiquen los enfoques éticos y filantrópicos en la gestión empresarial.
Empresas Norteamericanas, Europeas y Chinas enfocaron sus esfuerzos en la reducción de costos, siendo esta una trampa que merma el valor entregado al cliente, sesgando así las decisiones a solo reducir los niveles de inversión y gasto, también escucharon al cliente y este concepto genérico explicaría la estandarización de los diseños, el cliente expresa a todos sus requerimientos por consiguiente los proveedores entregan lo mismo convirtiendo el escenario en uno de commodities y de precios tiranos. Estos factores terminan afectando la satisfacción del cliente, el cual no busca recibir más de lo mismo, es infiel por naturaleza y aceptará la primera propuesta de valor por parte de la empresa que haya comprendido que la competitividad no está en la maximización de las utilidades, sino en crear sistemas de proveedores dinámicos y sostenibles.
Gran parte de las empresas, orientan su gestión a mantenerse en el mercado basando su estrategia en la imitación. Una verdadera estrategia, consiste en diseñar nuevos conceptos comerciales, la estrategia no consiste en participar en el juego eficientemente, por lo contrario es tener la capacidad de crear un nuevo juego. Las cadenas de suministros exitosas no persiguen la uniformidad pero si representan una clara asimetría de la conceptualización de los mercados, creando así el desequilibrio sublime que esperan los clientes.
Desarrollar proveedores, no consiste en maximizar cada eslabón proveedor en una cadena de suministros; sino en gestionar cada participante del sistema para formar una propuesta de valor más compleja. La estrategia es crear un juego diferente que respete los lineamientos de la responsabilidad social empresarial que construyen una nueva sociedad, es un ganar-ganar; se construyen mejores sociedades, proveedores y sobre todo mejores personas; una estrategia en el cual los competidores anhelen conocer sus reglas para así querer convertirlo a un modelo de negocio homogéneo, comencé en la docencia no para generar profesionales destacados en conocimientos técnicos, lo hice con el objetivo de resaltar y propiciar el desarrollo de valores éticos y filantrópicos en cada persona que formen parte de un nuevo concepto de cadena de suministro.
*Administrador de Empresas con mención en Operaciones Logísticas. Cuenta con experiencia en áreas de planeación logística, gestión de stocks y cadena de abastecimiento. Actualmente se desempeña como Consultor Logístico Senior en E&A Consultoría Logística, y como docente en materias logísticas.