Necesidad de mayores estándares de seguridad en el transporte
Actualmente, los altos estándares de seguridad exigidos en la cadena de suministro han implicado la necesidad de que los gerentes, directores, dueños y/o inversionistas, se percaten de la importancia de realizar mejoras en el servicio para alcanzar la máxima seguridad para lograr ventajas competitivas.
Lo anterior, implica no sólo disponer de servicios, infraestructura y equipo de alta calidad para satisfacer las necesidades del cliente, sino también es necesario contar con personal altamente calificado para llevar a cabo las actividades de la empresa, entre ellas la conducción de los vehículos de transporte que representa la actividad más importante de cualquier empresa de autotransporte.
En efecto, la valoración del personal en las empresas ha venido evolucionando, de ser considerado como parte de los factores de la producción hasta ser denominado hoy en día como capital humano, no sin antes haber sido etiquetado como un recurso humano. En su libro sobre Administración de Recursos Humanos, Idalberto Chiavenato señala que “el personal es reconocido como personas dotadas de inteligencia, conocimientos, habilidades, personalidad, aspiraciones y percepciones”. No obstante esto último, en el sector del autotransporte son pocas las empresas que reconocen al operador como un elemento clave de su actividad empresarial, y es tratado como lo que es: un ser humano con virtudes y conocimientos que bien dirigidos y motivados pueden llegar a lograr excelentes resultados.
Ciertamente, las estadísticas de los siniestros del transporte carretero no favorecen al factor humano, pues a éste se le atribuye 92.4% de las causas de accidentabilidad; al vehículo 5.3%, y al camino 2.3%, según las cifras del Instituto Mexicano del Transporte (IMT). En general, las causas agrupadas de accidentes imputadas al conductor implican el exceso de velocidad (62.2%), no cedió el paso (7.8%), invasión de carril (6.6%), no guardar distancia (3.1%) y otros (8.2%). Asumiendo una estructura similar para el caso del autotransporte de carga, se convierte en una necesidad apremiante disponer de operadores calificados para las empresas de este sector. Esto ha motivado a las autoridades y empresarios a poner en práctica una serie de medidas para mitigar los accidentes por estas causas.
Si bien es cierto que hoy en día diversas empresas especializadas certifican a los operadores del autotransporte a partir del uso de metodologías robustas que incluye una investigación minuciosa de la información personal y profesional del operador, donde identifican y evalúan su entorno social, trayectoria laboral, antecedentes penales, le aplican evaluaciones psicométricas y de tendencias de honestidad, identifican rasgos delictivos y le aplican exámenes toxicológicos, sin embargo, parece que aún carecen de la medición del riesgo potencial de accidentabilidad de los operadores.
En la práctica pueden existir todo tipo de certificaciones y cursos para operadores, pero el hecho es que los accidentes de camiones de carga no se reducen; en el fondo, estimamos que existen otros motivos que no han sido explorados con la profundidad necesaria, la cuestión es que a partir de esta sospecha surge una serie de preguntas como las siguientes: ¿qué puede haber detrás del exceso de velocidad?, ¿por qué conducen tan rápido los operadores?, ¿por qué no guardan la distancia, viran indebidamente en lugares prohibidos o rebasan indebidamente?, ¿por qué manejan cansados o en estado de ebriedad?, ¿qué factores humanos realmente llevan a la accidentabilidad?
Desde luego, dar una respuesta a estas preguntas no es nada fácil, y su complejidad quizá resida en que éstas llevan a cuestionamientos todavía más complejos: ¿es posible que el nivel de satisfacción del conductor con su ambiente laboral sea un factor que incide de manera determinante en la siniestralidad registrada para los operadores?, ¿cómo influyen las características de la personalidad de los operadores en los accidente de tránsito?, ¿cómo reducir al mínimo las probabilidades de accidentabilidad?
En el sector del autotransporte federal mexicano se desconoce qué tan satisfechos están los operadores, y si el ambiente de trabajo existente influye de manera significativa en el desempeño de sus labores, y por supuesto, en el nivel de riesgo de sufrir un accidente.
Los conductores de los camiones de carga representan una de las partes más importantes del proceso de abastecimiento, por lo que deben estar capacitados, comprometidos y satisfechos con las actividades que realizan y con el ambiente laboral donde se desenvuelven.
Nivel de satisfacción personal del operador
Por lo anterior, un primer planteamiento en forma de hipótesis que proponemos en este artículo establece que “el nivel de satisfacción personal del operador del autotransporte y su potencial accidentabilidad (o riesgo) tienen una relación inversa y no necesariamente interdependiente, debido a que esta relación se ve alterada por los diferentes factores interpersonales del operador que mantienen una relación compleja, la cual a su vez, se ven influida por las condiciones laborales y el entorno”.
Ante este paradigma, el papel que juega el operador en los siniestros adquiere otra dimensión, toda vez que el nivel o potencial de accidentabilidad se estima que se deriva del grado de relación que tengan los rasgos de su personalidad y su nivel de satisfacción laboral.
De manera específica, prever que el nivel de satisfacción personal del operador del autotransporte y su accidentabilidad potencial tienen una relación inversa, implica que, por un lado, el nivel de riesgo se pretende reducir al mínimo, pero por el otro, los operadores tratan de lograr el máximo beneficio personal y para ello ponen en juego todas sus habilidades, capacidades, tiempo, trabajo, etc., con el objetivo de lograr beneficios directos a corto plazo, a veces en detrimento de la seguridad. Por ejemplo, el tiempo excesivo de conducción se convierte en el caso más concreto por el cual un operador aumenta el riesgo de accidentabilidad en busca de alcanzar su satisfacción personal. En este caso, el operador podrá realizar más viajes que se traducirán en dinero para cubrir ciertos satisfactores, sin embargo, tendrá que dedicar más horas al trabajo y menos a descansar, aumentando automáticamente el riesgo de accidentabilidad.
Ahora bien, desde el punto de vista de la psicología del trabajo, un operador podría tener un excelente sueldo por los años trabajados y la experiencia adquirida con los años, alcanzará beneficios que le otorgan los derechos de antigüedad, y disfrutará de los bienes que ha logrado edificar; sin embargo, no podrá alcanzar su máxima satisfacción personal simplemente porque la empresa donde labora no le reconoce su esfuerzo y dedicación, afectando sensiblemente el nivel de seguridad. Casos como estos permiten observar que la relación entre los niveles de satisfacción personal del operador del autotransporte y su accidentabilidad potencial se ve perturbada por los diferentes factores interpersonales del mismo, los cuales mantiene en una relación interna compleja, viéndose influenciada por las condiciones laborales y el entorno.
Lo anterior, hace necesario definir el potencial de accidentabilidad de los operadores mediante la correlación de los indicadores que midan el grado de satisfacción laboral y el nivel de riesgo o propensión a los accidentes, derivado de los factores de personalidad.
Tradicionalmente, el grado de satisfacción laboral incluye diversas variables sobre la percepción que tiene sobre su trabajo, el nivel salarial, oportunidades de crecimiento, medio ambiente laboral, entre otras, mismas que pueden agruparse en las siguientes categorías: i) necesidades básicas (seguridad y fisiológicas); ii) necesidades de relación (afiliación); y ii) necesidades de crecimiento (realización personal y estima).
Por su parte, los factores de la personalidad de los operadores son el medio para obtener un informe sobre el pasado, presente y previsibles reacciones futuras, tomándose como base los métodos de codificación de evaluación psicológica de la personalidad, que permitan evaluar los rasgos como hábitos personales, creencias, actitudes y fantasías. Específicamente, los rasgos de la personalidad que pueden ser evaluados pueden incluirse los siguientes: despreocupado, desacato de reglas, aventurero, imaginativo, aprehensivo, incontrolado, tenso, entre otros.
A manera de conclusión, si el operador del autotransporte federal de carga no logra satisfacción con su trabajo, habrá consecuencias negativas en su comportamiento, como ausentismo, rotación de personal, accidentes, demoras con el cliente, apatía, por mencionar algunos. En cambio, si se mantiene satisfecho se verá reflejado en actitudes positivas y en el buen desempeño de sus funciones. Sin embargo, su satisfacción está determinada en gran medida por sus características personales y el trabajo mismo que le ofrezca la empresa, en tal virtud, por estas características se considera aquí que el operador juega un papel relevante en los siniestros carreteros.
* Investigadores del Instituto Mexicano del Transporte (IMT).
** Consulte el artículo completo en la edición de noviembre 2015 de la revista Énfasis Logística México y Centroamérica.