París, (EFE).- La aceleración de las inversiones en nuevas tecnologías para la transición energética limpia abaratará su coste para los consumidores, aseguró este jueves la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Un informe de ese organismo sobre la aceleración de la transición energética señala que la una mayor inversión para el uso generalizado de nuevas tecnologías reduciría en más de la mitad el coste operativo del sistema global de energía en el curso de la próxima década.
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El resultado neto sería un sistema energético "más accesible y justo para los consumidores", afirma la agencia.
El documento repasa cómo la promoción del uso a gran escala de vehículos eléctricos, bombas de calor o electrodomésticos y edificios eficientes no solo avanzaría la reducción de las emisiones de efecto invernadero, sino que también ayudaría a empresas y hogares a tener menores facturas energéticas.
Recuerda además que, "en muchos casos", las tecnologías de energías limpias son ya "más competitivas en costes" durante su período de vida útil que las que emplean combustibles fósiles.
Cita como ejemplo que los paneles fotovoltaicos y los molinos eólicos "son las opciones más baratas" para nuevos proyectos de generación eléctrica.
Los vehículos eléctricos (incluyendo los de dos y tres ruedas), incluso si en general (pero no siempre) son más caros que los equivalentes de combustión térmica, ofrecen ahorros a sus usuarios "debido a sus menores costes operativos".
La agencia propone a los gobiernos medidas como programas de modernización de viviendas de personas de bajos ingresos, obligar a las energéticas a financiar sistemas eficientes de calefacción y climatización, facilitar el acceso a electrodomésticos ahorradores, más apoyo a los transportes limpios o sustituir los subsidios a los combustibles fósiles por transferencias a las personas vulnerables.
Medidas de ese tipo, y otras, serán más necesarias debido a que las previsiones apuntan a que para 2035 la electricidad superará al petróleo como la fuente de energía más utilizada en el consumo final.
En 2022, durante la crisis global de la energía, los consumidores de todo el mundo pagaron cerca de 10 billones de dólares en energía (una media de más de 1.200 dólares por cada habitante del planeta) y "los elevados precios golpearon más fuerte a los más vulnerables, tanto en las economías en desarrollo como en las avanzadas", recuerda la AIE.
El informe resalta que los Gobiernos de todo el mundo gastaron 620.000 millones de dólares en 2023 para subvencionar energías fósiles, pero solo 70.000 millones en inversiones energéticas orientadas a los consumidores.
También que el principal problema lo afrontan los 750 millones de personas en países en desarrollo que no tienen acceso a la electricidad y los más de 2.000 millones que no tienen métodos limpios para cocinar.
Los datos dejan claro que cuanto más rápido se avanza en la transición a las energías limpias, más rentable es para los Gobiernos, las empresas y los hogares"
Señala el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol
EFE rcf/ngp/emm