Shanghái (China),(EFE).- Los flujos de inversión extranjera directa hacia China se han tornado negativos "por primera vez en décadas" en 2024, año que cerrará con un flujo neto de unos 10.000 millones de dólares hacia el exterior, según un informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF).
Además, la asociación de instituciones financieras prevé que la salida de inversiones de cartera se ensanche hasta unos 25.000 millones de dólares en 2025.
"La inversión extranjera directa hacia China se encuentra bajo una tremenda presión por la baja rentabilidad a nivel nacional, la crisis inmobiliaria, la amenaza de aranceles, la diversificación de las cadenas de suministro o al amplio diferencial de rendimiento entre el yuan y el dólar", explica.
Este descenso se debe también a las tensiones geopolíticas, que, combinadas con una reconfiguración de las cadenas de suministro a nivel global, se han traducido en un desvío de la inversión hacia otros países, indica el dossier.
El IIF apunta específicamente al caso de India, uno de los principales beneficiados de esta situación, especialmente en el sector de la manufactura de electrónica.
"La proporción de China sobre los flujos totales (de inversión) hacia mercados emergentes probablemente seguirá apagada, reflejando las fricciones geopolíticas y los desafíos a nivel nacional", prevé el documento, que cree que los demás mercados emergentes sí seguirán atrayendo cada vez más capital "ante la realineación global".
Según el organismo, los probables aranceles adicionales de EE. UU. tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca afectarán a sectores clave de exportación y podrían "exacerbar problemas estructurales" en el país asiático, como su dependencia del crecimiento basado en inversión o la debilidad del consumo nacional.
La política monetaria también ha supuesto un lastre, según el IIF, que asegura que la divergencia entre la postura del Banco Popular de China (BPC) y otros bancos centrales como la Reserva Federal estadounidense durante el ciclo global de endurecimiento afectó a la confianza de los inversores y no sirvió para estimular suficientemente la llegada de capital desde el exterior.
Y, si bien Pekín ha prometido una postura monetaria "moderadamente flexible" en su primer giro tras 14 años de definirla como "prudente", el informe asegura que los bajos márgenes de interés netos de los bancos y el riesgo bajista para el yuan podrían limitar el margen de actuación de las autoridades y provocar todavía más salidas de capitales.
El IIF pronostica que la inversión extranjera directa divulgada por el Ministerio de Comercio, que solo cuenta a los negocios con presencia en China, bajará un 30 % y un 50 % en 2025, mientras que la medida por el balance de pagos de la Administración Estatal de Divisas (SAFE), más amplia, mostrará el primer dato negativo desde que comenzó la serie histórica, en 1990.
El pasado mes de agosto, Bloomberg ya proyectó que esto último ocurriría de prolongarse la tendencia de la primera mitad del año, durante la cual los pasivos de inversión directa del balance de pagos -indicador que sigue la nueva inversión extranjera en el país, registrando los flujos monetarios conectados a entidades foráneas en China- se redujeron en 4.600 millones de dólares.
EFE vec/gbm/sgb