A menudo se afirma que las cadenas de suministro se han convertido en auténticas redes neurálgicas de la economía y, bajo ese supuesto, una gestión de transporte eficaz les exige a las empresas equilibrar prioridades a menudo contrapuestas: desde la velocidad y la precisión en las entregas hasta la eficiencia de costes, la sostenibilidad y la capacidad de anticipar y responder a posibles interrupciones.
Según el estudio Desbloqueando el Potencial de la Gestión del Transporte, elaborado por Manhattan Associates y Vanson Bourne, la mayoría de los directivos de empresa (78%) coincide en que el transporte ya hoy define el éxito de sus operaciones, pero 86% creer que lo sea aún más en el futuro, de cara a 2030. Por ello, lejos de ser una preocupación secundaria, el transporte reclama un lugar central en la estrategia corporativa.
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El reporte, elaborado con base en una encuesta a 1,450 líderes del sector, con ingresos anuales globales de al menos 750 millones de dólares, revela que 87% teme que sistemas de gestión del transporte (TMS) actuales no soporten el ritmo de crecimiento ni las presiones de coste, capacidad y velocidad que se avecinan. Esta preocupación se acentúa en regiones como América del Norte y en sectores como el mayorista, caracterizados por una complejidad elevada y en los que las exigencias de sostenibilidad y regulación crecen sin pausa.
Casi cuatro de cada 10 de las organizaciones consultadas admiten que su TMS no está completamente integrado con otras soluciones de la cadena de suministro, lo que impide alcanzar visibilidad total sobre flujos, inventarios y rutas de transporte. La fragmentación de los sistemas, como puede suponerse, dificulta la toma de decisiones en tiempo real y compromete la eficiencia general.
Cada desajuste repercute directamente en pérdidas de ingresos, aumentos de costes y nivel de servicio deficiente que erosiona la fidelidad del cliente y la reputación de las empresas logísticas.
En contraste, aquellas organizaciones que han apostado por plataformas unificadas basadas en API o Interfaz de Programación de Aplicaciones reportan una notable mejora en la toma de decisiones estratégicas. Con datos consolidados de transporte, almacenes y planificación de inventario, es posible anticipar cuellos de botella, ajustar rutas en tiempo real y optimizar recursos humanos y tecnológicos.
No en vano, 60% de los participantes en el estudio afirma que una visibilidad total incrementaría la satisfacción del cliente. La sinergia entre sistemas, por tanto, no es un lujo, sino un requisito para mantener ventaja competitiva.
¿Realmente sirve tratar de anticipar la demanda?
Otro desafío al que se enfrentan las empresas logísticas es la previsión de la demanda transportista. Aunque más de la mitad ya emplea análisis predictivo o inteligencia artificial para anticiparse a las necesidades de envío, persisten importantes carencias: sólo 38% explota modelos estadísticos de tendencias históricas y apenas un tercio dispone de detección de demanda en tiempo real.
Esta falta de madurez en capacidades de pronóstico tiene un coste elevado. Alrededor de 47% confiesa gastar más del 10% de su presupuesto de transporte en corregir desviaciones de pronóstico o en gestionar interrupciones imprevistas. En un sector donde los márgenes son limitados, destinar recursos a rectificar errores de previsión constituye un lastre que afecta directamente a la rentabilidad.
Por eso, las expectativas están puestas en la siguiente generación de tecnologías de planificación; 82% de los encuestados confía en que los avances en estas áreas permitirán reducir los costes de transporte al menos un 5% en los próximos cinco años. Esta confianza es especialmente alta en logística de alimentos y manufactura, sectores donde la cadena de suministro no puede permitirse interrupciones.
No obstante, para materializar estos ahorros, las empresas deberán comprometerse con una transformación digital profunda que incluya, además de nuevas herramientas, la optimización de procesos y la formación de equipos capacitados para gestionar entornos inteligentes.
La omnipresente IA
La inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático se perfilan como pilares de la gestión del transporte del futuro. Hoy, 94% de las empresas ya emplea IA en tareas como planificación u optimización en tiempo real, pero sólo 37% la tiene integrada de manera avanzada en su TMS.

La brecha con las expectativas es notoria, y es que 61% de los líderes entrevistados anticipa que en cinco años sus TMS operarán con IA autónoma, capaz de tomar decisiones sin intervención humana. Sin embargo, la adopción de estas tecnologías tropieza con barreras tan dispares como la escasez de talento especializado, la calidad de los datos o la complejidad de integración con sistemas heredados.
Es momento de actuar
Finalmente, el estudio pone de relieve que la sostenibilidad ha pasado de ser una tendencia a constituir un mandato. A pesar de ello, menos del 40% integra criterios medioambientales en su planificación operativa y apenas 31% emplea combustibles de bajo impacto en su flota. Aquellas organizaciones que no afronten con decisión este reto se arriesgan a sanciones, a perder competitividad y a dañar su imagen corporativa.
En suma, el transporte se ha transformado de una función táctica a un activo estratégico que define el futuro de las empresas logísticas. Solo quienes inviertan sin dilación en sistemas integrados, tecnologías predictivas y soluciones de inteligencia artificial nativa, y que además incorporen la sostenibilidad en el corazón de su operativa, estarán preparados para liderar el rumbo hacia 2030. Aquellas que mantengan enfoques fragmentados o retrasen la modernización se enfrentarán a costes crecientes, menores niveles de servicio y una posición cada vez más vulnerable en un mercado implacable.