El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), inaugurado el 21 de marzo de 2022, cumple tres años de operaciones con un balance mixto. Por un lado, se ha consolidado como el principal aeropuerto de carga en México, pero por otro, enfrenta críticas por su impacto limitado en la logística regional, la falta de conectividad y las promesas incumplidas en materia de desarrollo urbano y movilidad.
A la cabeza en carga aérea
A pesar de sus avances, el AIFA aún está lejos de alcanzar las expectativas iniciales y enfrenta desafíos significativos que podrían afectar su viabilidad a largo plazo.
Uno de los mayores logros del AIFA en sus primeros tres años ha sido su consolidación como el principal aeropuerto de carga en el país. Según datos de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), la terminal que más ha crecido en el manejo de carga es Santa Lucía, ya que sólo en 2024 registró un incremento del 140.8% contra el año anterior, debido a que pasó de 185 mil 733.1 toneladas a 447 mil 341.2 toneladas transportadas (sumando carga doméstica e internacional).
Este crecimiento ha sido impulsado en parte por un decreto gubernamental que obligó a las aerolíneas de carga a trasladar sus operaciones desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) al Felipe Ángeles.

Empresas como DHL fueron de las primeras en reubicarse, y el gobierno ha invertido en infraestructura adicional, como la construcción de siete edificios de almacenamiento de carga y una nueva pista de rodaje, con una inversión de 2,860 millones de pesos. Estas medidas han permitido que el AIFA alcance su punto de equilibrio financiero, generando utilidades por primera vez en 2024.
Sin embargo, este crecimiento no ha estado exento de controversias. Expertos señalan que el éxito del AIFA en el sector de carga no ha sido completamente orgánico, sino resultado de decisiones administrativas que han afectado al AICM. Además, la falta de transparencia en los informes financieros del AIFA, operado por la Secretaría de la Defensa Nacional, ha generado dudas sobre su rentabilidad real.
Desafíos en logística y conectividad
A pesar de su éxito en el transporte de carga, el aeropuerto de Santa Lucía enfrenta serios desafíos en materia de logística y conectividad. Los municipios aledaños, como Nextlalpan, Zumpango y Tultepec, han denunciado la falta de infraestructura adecuada para apoyar las operaciones del aeropuerto. Vecinos de estas localidades señalan que las vialidades principales están en buenas condiciones, pero los caminos secundarios y las redes de transporte público son insuficientes.
La conclusión del Tren Suburbano que conectará Lechería con el AIFA sigue siendo una promesa pendiente, lo que ha complicado el acceso de trabajadores y pasajeros al aeropuerto. Además, la falta de inversión en seguridad y desarrollo urbano ha generado descontento entre los habitantes, quienes esperaban un mayor impacto económico y turístico con la llegada del AIFA.
Promesas incumplidas y sobrecostos
El AIFA también ha sido criticado por los sobrecostos en su construcción y las promesas incumplidas. Inicialmente, el proyecto tenía un costo estimado de 75 mil millones de pesos, pero este monto se incrementó en un 44%, alcanzando los 108 mil millones de pesos. A esto se suman los subsidios anuales que recibe el aeropuerto, que en 2025 superarán los 924 millones de pesos.
En términos de operaciones, la terminal no ha cumplido con las expectativas de pasajeros. Aunque se proyectaba atender a 20 millones de viajeros anuales en su primera fase, hasta enero de 2025 sólo había transportado a 10.4 millones de personas. Esto contrasta con el AICM, que en el mismo periodo de vida movilizó a más de 70 millones de pasajeros.
Impacto en la competitividad del país
Expertos en el sector aéreo han señalado que el AIFA no ha resuelto los problemas de saturación en el AICM ni ha mejorado la competitividad del sistema aeroportuario mexicano. No es rentable para muchas aerolíneas debido a su ubicación y los costos adicionales que implica operar desde Santa Lucía. Además, la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) ha dejado al país con una infraestructura aeroportuaria insuficiente para atender la demanda futura.
A tres años de su inauguración, el AIFA enfrenta el desafío de consolidarse como una opción viable tanto para pasajeros como para carga. Para lograrlo, es necesario resolver los problemas de conectividad, mejorar la infraestructura local y garantizar la transparencia en su operación. Además, el gobierno debe trabajar en un plan integral que permita la coexistencia del AIFA y el AICM, sin afectar la competitividad del país.

En el ámbito de carga, el AIFA tiene el potencial de convertirse en un hub logístico de clase mundial, pero para ello requiere inversiones adicionales en infraestructura y una mayor coordinación con el sector privado. Mientras tanto, en el sector de pasajeros, el aeropuerto debe atraer más aerolíneas y rutas, ofreciendo precios competitivos y una experiencia de viaje que justifique el traslado hasta Santa Lucía.
En conclusión, el AIFA ha demostrado ser un actor clave en el transporte de carga en México, pero aún tiene un largo camino por recorrer para cumplir con las expectativas iniciales y convertirse en un motor de desarrollo regional. Su éxito futuro dependerá de la capacidad del gobierno para resolver los desafíos actuales y garantizar que el aeropuerto opere de manera eficiente y sostenible.