El transporte de carga representa uno de los mayores retos ambientales en los centros urbanos. En la Ciudad de México, este sector es responsable de una parte significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero, el ruido y la contaminación atmosférica asociada al uso intensivo de combustibles fósiles.
Tan solo en la Zona Metropolitana del Valle de México, los vehículos de carga contribuyen con más del 20% de las emisiones de CO₂ del sector transporte, de acuerdo con estimaciones del Programa de Acción Climática (PACCM).
La densidad vehicular, la antigüedad de la flota y las largas horas de operación dentro de la mancha urbana hacen que reducir su huella ambiental sea una prioridad tanto para la política pública como para la eficiencia logística.
En este contexto, la Ciudad de México avanza hacia una transformación estructural con la implementación de la iniciativa Laneshift, un esfuerzo conjunto con C40 Cities, The Climate Pledge, la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) y Nacional Financiera (Nafin).
El objetivo: acelerar la descarbonización del transporte de carga urbano mediante el impulso a vehículos cero emisiones, el desarrollo de infraestructura de recarga eléctrica y la creación de mecanismos financieros que faciliten la transición tecnológica del sector.
Lejos de ser una medida aislada, Laneshift se alinea con los programas ProAire ZMVM 2021-2030 y PACCM 2021-2030, que establecen metas de reducción de contaminantes locales y de gases de efecto invernadero, así como estrategias para promover un sistema de movilidad más limpio y sostenible.
Una ruta hacia la movilidad eléctrica de carga
La descarbonización del transporte de carga requiere de algo más que buenas intenciones: necesita coordinación, inversión y visión de largo plazo. La iniciativa Laneshift busca atender precisamente estos frentes, al fomentar la adopción de tecnologías limpias en las operaciones logísticas y al establecer una plataforma de colaboración público-privada para financiar la transición.

Uno de los ejes principales es el fortalecimiento del acceso al financiamiento verde. Con el acompañamiento de Nafin, se pretende facilitar créditos y esquemas de apoyo a las empresas que deseen modernizar su flota con vehículos eléctricos o híbridos, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles.
Este componente financiero es fundamental, pues uno de los mayores obstáculos para la renovación vehicular en el transporte de carga es el alto costo inicial de las nuevas unidades.
Además, el programa contempla el desarrollo de infraestructura de recarga eléctrica en puntos estratégicos de la ciudad. Este paso es clave para garantizar la viabilidad operativa de los vehículos eléctricos dentro de la cadena logística, especialmente en los tramos de distribución y última milla.
La ubicación de estas estaciones deberá considerar zonas industriales, centros de distribución y corredores logísticos, de modo que la adopción tecnológica no se limite a unos pocos sectores.
Transición gradual del parque vehicular
El éxito de Laneshift dependerá en gran medida de la capacidad para sustituir progresivamente la flota de carga de combustión interna por unidades más limpias.
En la Ciudad de México, gran parte del parque vehicular que realiza transporte urbano de mercancías tiene más de 10 años de antigüedad, lo que incrementa las emisiones y los costos de mantenimiento.
El plan busca sentar las bases para que, en el mediano plazo, se establezcan metas de renovación escalonadas que permitan sustituir paulatinamente los camiones de diésel más contaminantes.
Esto incluye no solo a las grandes empresas logísticas, sino también a los transportistas independientes y las pequeñas y medianas empresas que representan un porcentaje considerable del movimiento de carga en la ciudad.
Asimismo, la iniciativa prevé la capacitación técnica y operativa necesaria para el uso y mantenimiento de estas nuevas tecnologías, así como la promoción de soluciones complementarias como la reconversión de unidades o el uso de combustibles alternativos en segmentos donde la electrificación aún no sea viable.

Un esfuerzo compartido hacia la neutralidad de carbono
La puesta en marcha de Laneshift en la Ciudad de México refleja un compromiso creciente con la agenda climática y con la necesidad de integrar la sostenibilidad en las operaciones logísticas urbanas.
Esta transición no solo implica beneficios ambientales, sino también mejoras en eficiencia operativa, reducción de costos de combustible y mayor competitividad para las empresas que adopten tempranamente tecnologías de bajas emisiones.
Además, la coordinación con organismos internacionales como C40 Cities y The Climate Pledge aporta un marco técnico y financiero de alcance global, que permitirá a la ciudad alinearse con los estándares de descarbonización adoptados por las principales urbes del mundo.
Si bien los resultados no serán inmediatos, la iniciativa marca un punto de inflexión: la movilidad de carga en la capital mexicana comienza a integrar objetivos climáticos en su planeación y operación cotidiana.

En una ciudad donde el transporte representa cerca del 50% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, cada avance hacia una logística más limpia es un paso firme en la dirección correcta.













