El crecimiento del comercio electrónico en México no solo transformó la manera en que los consumidores compran, también modificó profundamente las exigencias hacia las cadenas de suministro.
La expectativa de recibir productos en cuestión de horas, y no de días, ha cambiado las reglas del juego para la logística urbana.
Lo que antes era un diferenciador hoy es una obligación: cumplir con entregas rápidas, eficientes y de bajo costo en entornos cada vez más saturados.
Este fenómeno se acentuó durante la pandemia, cuando millones de personas comenzaron a depender del e-commerce como su principal canal de compra.
El resultado fue un salto exponencial en la demanda de entregas inmediatas y una presión inédita sobre las ciudades, que ya enfrentaban retos de tráfico, infraestructura insuficiente y limitaciones de espacio.
En este nuevo escenario, la logística dejó de ser un factor de soporte para convertirse en un elemento central de competitividad para las empresas.
Con este contexto de fondo, durante la conferencia “Logística urbana: retos y soluciones para la movilidad en las ciudades” en The Logistics World Summit & Expo 2025, especialistas del sector coincidieron en que mover mercancías dentro de las urbes mexicanas es cada vez más complejo.

Los altos costos de transporte, la baja disponibilidad de espacios y la saturación vial obligan a repensar estrategias, donde el enfoque ya no puede limitarse al precio de renta, sino al impacto logístico total de cada decisión.
Ciudades con retos cada vez más complejos
La logística urbana enfrenta problemas que no se resuelven solo con más espacio. En Ciudad de México, por ejemplo, se calcula que alrededor del 93% del inventario industrial clase A se encuentra al norte, mientras que más del 70% de la población vive al sur.
Este desajuste geográfico obliga a recorrer grandes distancias con un costo elevado en tiempo y combustible.
“Se vuelve imposible lograr esa inmediatez si no estás muy cerca de tus clientes finales. Entre más cerca estés, más rápido, más barato y más sustentable vas a poder hacer las entregas”,
explicó Jaime Guerrero, COO y cofundador de Proximity Parks.
Situaciones similares ocurren en Guadalajara y Monterrey, donde la mancha urbana se ha extendido hacia zonas residenciales y las restricciones de uso de suelo limitan las opciones para nuevos desarrollos logísticos.
Horacio Jácome, director industrial de Guadalajara en Colliers, señaló que “el reto es poder ofrecer más alternativas a los usuarios en zonas céntricas, porque cada vez hay menos disponibilidad y la operación tiende a desplazarse hacia la periferia”.
El verdadero costo de la logística urbana
Uno de los puntos más relevantes del panel fue el análisis de la estructura de costos de las empresas. Mientras que el arrendamiento de un inmueble suele representar apenas entre 3 y 5% de los gastos, el transporte puede llegar a significar hasta 65%.
“Tomar decisiones de ubicación con base en la renta —que es solo un 3 a 5% de la estructura de costos— no es el enfoque correcto. El transporte es lo que realmente pesa, y ahí es donde la cercanía con el consumidor puede marcar la diferencia”, afirmó Guerrero.
Ejemplos compartidos durante la conferencia mostraron que operar desde parques industriales céntricos permite disminuir hasta en 21% los costos de transporte.
La lógica es sencilla: menos distancia recorrida equivale a menos tiempo, menor consumo de combustible y un impacto ambiental reducido.

Soluciones que se abren paso
Ante la saturación y los altos costos, la última milla aparece como una de las principales soluciones. Desarrollos logísticos urbanos ofrecen espacios diseñados para atender esta necesidad: patios de maniobra amplios, accesos diferenciados para vehículos pesados y ligeros, e infraestructura lista para flotillas eléctricas.
En Guadalajara, la apuesta ha sido concentrar operaciones en corredores cercanos al centro; en Monterrey, la topografía obliga a expandirse hacia Apodaca y corredores periféricos; mientras que en Ciudad de México, el gran desafío es equilibrar la ubicación del inventario con la dispersión de la población.
“En una ciudad tan complicada como Monterrey, con montañas que limitan las vialidades, lo más importante es escuchar hacia dónde van los clientes y ayudarlos a encontrar las mejores rutas”, comentó Antonio Fumagal, broker senior industrial en Monterrey.
Mirada hacia el futuro
La discusión concluyó en un punto clave: el enfoque de la logística urbana debe migrar del costo de renta al impacto logístico total.
Esto implica evaluar no solo los gastos inmediatos, sino también la velocidad de entrega, la competitividad frente al consumidor y la sustentabilidad ambiental.
“La baja disponibilidad en las ciudades obliga a repensar los modelos. Los clientes deben entender que invertir en ubicaciones estratégicas terminará reduciendo costos operativos”, advirtió Rafael McCadden, director industrial y logístico en México.
La electrificación de flotillas, la posible verticalización de naves industriales y la regeneración de espacios urbanos son tendencias que ya marcan el rumbo de la industria.
En este contexto, la logística urbana no es un tema accesorio, sino un eje central para garantizar que las empresas sigan siendo competitivas en un entorno donde “inmediato” ya no es lo suficientemente rápido.