Corría 2023, en Berlín, Alemania, cuando el influencer alemán Moe.Haa colocó un AirTag de Apple en una bolsa de ropa que donó en un contenedor público. Su intención era simple: rastrear el trayecto de la prenda y confirmar que llegara a personas necesitadas. Lo que descubrió fue otra cosa: la ropa fue enviada a un centro de clasificación y luego vendida, sin trazabilidad clara sobre su destino final. El caso, ampliamente difundido en redes sociales, desató un debate sobre la transparencia en la gestión de donativos y el papel de la logística en contextos humanitarios.
Este episodio, aunque aparentemente anecdótico, refleja una preocupación global: ¿qué ocurre con los donativos una vez que salen de las manos de los ciudadanos? ¿Se pierden por corrupción o por fallas logísticas? ¿Y qué papel puede jugar la tecnología para garantizar que lleguen a quienes más los necesitan?
La logística humanitaria: operar en la incertidumbre
Para Manuel del Moral, consultor de OPL Logística y académico de la Universidad Iberoamericana, la mayoría de los casos de desvío de donativos no responden a fraudes, sino a fallas estructurales. “La logística humanitaria es súbita, impredecible y requiere una capacidad de respuesta inmediata. No hay tiempo para planear como en la logística tradicional”, explica.
En México —y el mundo— los desastres como sismos o inundaciones ocurren sin previo aviso. Esto obliga a activar cadenas de suministro en cuestión de horas, sin información precisa sobre la demanda ni sobre la oferta. “No sabemos qué va a llegar ni qué se necesita realmente. A veces se satura de agua embotellada cuando ya no es necesaria, o se instalan albergues que nadie usa”, recuerda Del Moral, aludiendo al sismo de 2017.
Coordinación, colaboración y comunicación: el trinomio esencial
Del Moral insiste en que los tres pilares de una logística humanitaria efectiva son la coordinación, la colaboración y la comunicación. “No hay una organización que lidere estos esfuerzos. Si vuelve a pasar una emergencia, volveremos a empezar de cero”, advierte. Y añade: “Asumimos que el gobierno o el ejército deben estar preparados para todo, pero la sociedad civil también debe organizarse y participar”.
La falta de liderazgo moral y operativo ha impedido que se consoliden redes logísticas humanitarias robustas. “No existe una asociación que esté preparada para esto. Lo que falta es liderazgo, alguien que coordine a proveedores, fabricantes, instituciones educativas y sociedad civil”, afirma.
Tecnología para la trazabilidad: de los AirTags a los GIS
El caso del AirTag en Alemania ilustra cómo la tecnología puede ser una aliada para mejorar la trazabilidad de los donativos. Aunque aún es incipiente, el uso de dispositivos de rastreo, sistemas de información geográfica (GIS), drones para zonas de difícil acceso y plataformas de gestión de inventarios está ganando terreno en la logística humanitaria.
“Me quedo principalmente con los sistemas de información geográfica, los drones para casos muy específicos, los sistemas de gestión de inventarios y, por qué no, con herramientas de analítica de datos para predecir necesidades”, señala Del Moral. También menciona el potencial de plataformas como SkyAlert, que podrían, en el futuro, anticipar eventos sísmicos mediante inteligencia artificial.
La sostenibilidad también importa
La Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (IFRC) ha publicado su Guía de Logística Sostenible, que ofrece recomendaciones prácticas para reducir la huella ambiental de las operaciones humanitarias. Entre sus principios clave están la planificación eficiente de la cadena de suministro, la aceptación de donaciones solo si responden a necesidades reales, y la capacitación del personal en prácticas sostenibles como la conducción eficiente o la reducción de empaques.
La guía también destaca la importancia de monitorear inventarios para evitar desperdicios por artículos vencidos o dañados, y de establecer criterios ambientales en las compras y licitaciones. “Aceptar donaciones de bienes solo si estas satisfacen una necesidad específica y son de calidad, para evitar desperdicio”, señala el documento.
El enfoque de la ONU: coordinación global y respuesta rápida
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) lidera los esfuerzos internacionales para responder a emergencias. A través del Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia (CERF), la ONU financia operaciones rápidas y coordinadas en zonas afectadas por desastres naturales o conflictos armados.
“El papel de liderazgo del secretario general es fundamental y debe fortalecerse para garantizar una mejor preparación y una respuesta coherente”, establece la resolución 46/182 de la Asamblea General. Este enfoque sistémico busca evitar duplicidades, mejorar la eficiencia y garantizar que la ayuda llegue a tiempo.
Desconfianza ciudadana: el daño colateral de los errores logísticos
Uno de los efectos más nocivos de las fallas logísticas es la pérdida de confianza ciudadana. “Un solo caso de desvío puede hacer que la gente deje de donar. Y eso es terrible, porque los buenos somos más”, lamenta Del Moral. La trazabilidad no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también es clave para mantener la legitimidad del sistema.
En Estados Unidos, el FBI ha advertido sobre campañas falsas de recaudación tras desastres naturales. Aunque no siempre se utilizan tecnologías como AirTags, la trazabilidad financiera y logística ha sido crucial para detectar fraudes y proteger a los donantes.
¿Y la profesionalización? Un camino aún por recorrer
A pesar de su importancia, la logística humanitaria sigue siendo un campo poco profesionalizado. En México no existen programas académicos específicos sobre el tema. “La mayoría de los expertos se han hecho al andar, en organizaciones como la Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras o Cadena”, explica Del Moral. “Ni siquiera nuestras maestrías en logística están al nivel que la industria requiere”.
Para él, la solución pasa por crear una estructura formal, financiada por empresas logísticas, que esté siempre alerta y libre de intereses comerciales. “Se necesita alguien químicamente puro, que coordine voluntades y esté listo para actuar”, concluye.
La logística humanitaria no puede seguir siendo una improvisación. La tecnología ya ofrece herramientas para mejorar la trazabilidad y la eficiencia. Lo que falta es voluntad, liderazgo y una visión sistémica que entienda que salvar vidas también es una cuestión de profesionalización logística.