¿Cómo puede América Latina materializar su enorme potencial agrícola y garantizar la seguridad alimentaria de su población, junto con su crecimiento económico?
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, la seguridad alimentaria de la zona aumentará en un 20% para 2050.
La descentralización de las cadenas de suministro agrícolas en América Latina y la incorporación de pequeños productores a las cadenas globales de suministro es la respuesta a esta paradoja.
Situación de las cadenas de suministro agrícolas en América Latina
Latinoamérica es la principal región exportadora neta de alimentos del mundo. Posee un tercio de los recursos hídricos disponibles en el mundo y más de una cuarta parte de la tierra con potencial agrícola medio-alto.
Sin embargo, también tiene tasas de pobreza rural del 53%, niveles de productividad significativamente por debajo de países desarrollados y transporte caro que puede representar hasta el 60% del costo total de los alimentos.
Esas condiciones reducen significativamente su competitividad en el mercado global, según el reporte The Next Global Breadbasket, How Latin America Can Feed the World, 2014, publicado por el BID.
El perfeccionamiento de programas agrícolas sostenibles a través de la descentralización ofrece la oportunidad de incrementar la participación de los pequeños productores, quienes representan el 80% de la actividad agrícola de la región, ocupan el 35% de la tierra cultivable y contribuyen con el 40% de la producción total.
Dicho desarrollo también permitiría aumentar la calidad y la trazabilidad de la producción, las cuales sirven para identificar lotes de productos a través de códigos específicos.
Ese ejercicio facilita a los consumidores saber exactamente dónde y en qué circunstancias se produjeron los alimentos que consumen, y tiene el potencial de posicionar al subcontinente como el principal productor de alimentos sostenibles a nivel mundial.
Problemas de infraestructura y logística en la región
Sin embargo, para que los pequeños productores puedan implementar la codificación de sus lotes y vender sus productos en mercados globales para satisfacer los altos niveles de demanda de alimentos sustentables, así como cumplir con los crecientes controles de calidad y certificaciones, América Latina primero necesita resolver sus problemas de infraestructura y logística.
La falta de una infraestructura de transporte adecuada representa un costo enorme para los pequeños productores latinoamericanos.
Por ejemplo, en el caso de la soja brasileña, el costo de transportar una tonelada de soja a China es 99 dólares más alto que el de sus competidores norteamericanos.
Se requiere por lo tanto trabajar en tres aspectos: la digitalización del campo, el acceso a una red de telecomunicaciones eficiente en las zonas alejadas de los centros urbanos, e inversión en infraestructura de caminos que conecte las granjas familiares con los principales puertos y centros logísticos de manera eficiente.
De ese modo será posible asegurar que el producto llegue a su destino en el tiempo requerido.
Necesaria la infraestructura rural
De acuerdo con el estudio del BID, en la relación entre una mayor inversión en infraestructura rural y una mayor productividad se encontró un efecto multiplicador de 1.57, lo que resultó en un aumento de los niveles de empleo y los ingresos.
Urge que los gobiernos de la región creen legislaciones que apoyen efectivamente a los pequeños productores y les dé acceso a programas de financiamiento para modernizar equipos y para implementar programas de capacitación en mejora de sistemas de producción y agricultura sustentable.
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También requiere de atención inmediata la inversión en infraestructura de caminos y telecomunicaciones. Para ello, la presencia de fondos de deuda ambiental, social y de gobernanza (ESG) y los de capital social/impacto pueden conformar fuentes de capital accesible y de menor costo para estas inversiones, así como para las relacionados con proyectos alimentarios y agrícolas en la región.
Además, las instituciones financieras para el desarrollo (DFIs, por sus siglas en inglés) han impulsado proyectos alimentarios y agrícolas en muchos mercados emergentes.
Estas posibles opciones de financiamiento deben explorarse como parte de una solución programática para los pequeños productores y para incrementar la competitividad general de América Latina en el escenario global.
Opciones sustentables para las cadenas de suministro agrícola
Las oportunidades de expansión de la agricultura latinoamericana hacia nuevos mercados son enormes y ofrecen una solución sustentable al histórico problema de la pobreza rural y a retos como el cambio climático, el aumento poblacional y la seguridad alimentaria.
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Por ejemplo, un aumento en la calidad y los controles de la producción agrícola latinoamericana facilitarían su acceso al mercado halal (criterios alimentarios musulmanes), el cual representa un total de 1.9 billones de consumidores a nivel mundial y un gasto total en alimentos de 1.17 trillones de dólares tan sólo en 2019, según el State of Global Islamic Economy, 2020.
Para que la región alcance su verdadero potencial agrícola, el momento para actuar y mejorar su infraestructura logística y la conectividad del campo hacia a los mercados globales, es ahora.
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