El PVC es uno de los plásticos más utilizados en industrias como la construcción, en manufactura, salud e incluso la moda; pero esa versatilidad y, en especial, larga duración, desincentiva su reciclaje en México y Latinoamérica… Hasta ahora.
El Policloruro de Vinilo o PVC está presente en tuberías, marcos de ventana, pisos y tejas, así como en calzado, tela vinílica, recubrimientos de tableros automotrices y de cables, hasta en bolsas de sangre y para pacientes de enfermedad renal.
Algunas aplicaciones están diseñadas para durar más de 20 años y otras para ser de un solo uso y reaprovecharlas como materia prima de otros productos.
A pesar de esto, la tasa de reciclaje del PVC no se compara con el 40% que alcanza el PET en la región, según estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Tasas de alto contrastante
Además de ser utilizado en envases de un solo uso para bebida, el PET tiene una cadena de reciclaje consolidada, empezando por las personas que acopian el material con fines de comercialización, los pepenadores.
Además del PET, se enfocan en otros plásticos como el polietileno de alta densidad con tasas de reciclaje cercanas a 30% y del polipropileno, con una tasa de entre 8 y 10%.
“La tasa para el PVC ronda 3% respecto a lo que se pone el mercado, pero es por la larga vida de algunas de sus aplicaciones. Eso hace que no sea el plástico más reciclado, pero si es uno de los que más se puede reciclar”, plantea Javier Pérez, líder de Sustentabilidad para Polymer Solutions (Vestolit) negocio de la empresa mexicana de corte industrial, Orbia.
Detrás de la cadena de reciclaje
Cada año en la Unión Europea se reinsertan a la cadena del PVC, un millón de toneladas, lo que representa una tasa de reciclaje de 30% respecto a la materia prima virgen que se pone en el mercado. En Estados Unidos y Canadá la cantidad ronda las 500,000 toneladas con una proporción similar.

En países como Brasil la tasa de reciclaje de PET es de alrededor del 4%, seguido por México y Colombia con un porcentaje inferior a 3%, según datos de organizaciones líderes en el reciclaje de plástico como la ANIQ en México y el Instituto Brasilero do PVC.
El porcentaje de reciclaje del PVC puede estar subestimado. “Se dice que tenemos un 5% de reciclaje en PVC, pero ronda el 10%, lo cual nos sitúa muy abajo”, afirma Jorge Chahin, presidente de la Organización a Favor de la Economía Circular (OFEC).
Javier, de Polymer Solutions coincide en hay un subregistro debido a las cifras que no se reportan de las empresas informales. “Este valor (3%) puede ser un poco más alto”.
El primer eslabón para el reaprovechamiento del PVC
Para contribuir a cerrar la brecha con otras regiones; Orbia diseñó y puso en marcha el programa Vinil en Movimiento, en Colombia. Se trató de una primera cadena de reciclaje para el PVC, la cual parte de la formalización de los recicladores, de mejoras en sus condiciones laborales y de la suma de aliados estratégicos del negocio.
Así, en 2016 crearon un programa que ofrecía a los clientes de Wavin -empresa de soluciones de gestión hídrica que pertenece a Orbia- un servicio de recolección de residuos de PVC que surgiera de actividades como construcción o demolición.
Las ferreterías azules
Hasta 2019, la recolección no rebasaba las dos toneladas al mes por lo que decidieron ampliar el programa. Ese año pusieron en marcha la iniciativa “Ferreterías Azules”, diseñada para que clientes de estos establecimientos llevaran sus desperdicios a los contenedores que Orbia fijaba en el mismo lugar.
“Inscribíamos a las personas en un listado y al final el ferretero que más vendía tenía y la persona que más había ayudado, tenían un incentivo”, señala Pérez.
El reciclaje del PVC sanitario
A finales de 2020, la empresa junto con la firma de dispositivos médicos Baxter, diseñaron un plan para reducir el impacto ambiental que generaba el equipo médico utilizado para la atención a pacientes de Covid-19.
Baxter ofrecía a sus hospitales aliados, el servicio de recolección y reciclaje de desechos como las bolsas de líquidos intravenosos que están hechas de PVC. “Empezamos a replicar el proceso que teníamos con constructoras”, recuerda Pérez.
Entre las aplicaciones del PVC flexible también están las bolsas de personas que requieren diálisis por lo que desde hace tiempo reciclan estos insumos tanto en instituciones sanitarias como directamente en el domicilio de los pacientes.
“Un paciente que recibe un tratamiento renal en casa produce cerca de 15 kilogramos de bolsas de PVC al mes. Muchos que vivían en el campo, las enterraban, las desechaban en un río o las quemaban en sus casas”, menciona.
El rol de los recolectores de desechos
Para realizar la recolección de los desechos del PVC, Orbia se apoya, en todos los casos, con las personas recolectoras (pepenadores) que previamente trabajaron en su formalización.
El reciclador es quien recoge la materia a reutilizar previo aviso en la aplicación de Vinil En Movimiento, la transforma en scrap para después venderla a la empresa. “Nosotros se lo compramos al precio que desarrollamos conjuntamente”, menciona el directivo de Polymer Solutions.
En ocasiones, estos recolectores se encargan del proceso de capacitación a los generadores del residuo, sean hospitales, comercio o personas.
La logística inversa para el reciclaje llega a México
En paralelo a las iniciativas realizadas desde 2016, Orbia comenzó un proyecto para reciclaje del blíster de medicamentos y otro para tela vinílica. Así surgieron las cuatro líneas de acción de Vinil en Movimiento hasta ahora disponibles en Colombia.
Al inicio, la cantidad de PVC reciclado no superaba las tres toneladas mensuales. Hasta mediados de 2025, la capacidad para reciclarse rondaba las 120 toneladas al mes, la mitad provenían del sector constructor, 40 toneladas del sector hospitalario y 20 toneladas del textil.
Entre las metas a corto y mediano plazos están crecer a 600 toneladas al mes de PVC reciclado, solo en Colombia, detonar el programa en México y hacia finales del año, empezar a replicarlo en Brasil.