La construcción de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco, con un costo de 160 millones de pesos, es un proyecto retador, pues su ubicación podría incrementar el riesgo en el transporte de gasolina al estar más lejos de los principales centros de consumo en el centro, norte u occidente de México, indicó Rubén Cruz, Socio Líder de Energía y Recursos Naturales de KPMG en México, sobre el proyecto del próximo gobierno del país.
Mientras que al transportarse crudo solamente, no existe peligro de robo, debido a que es necesario refinarlo, por lo que la ubicación de la nueva refinería cercana a alguno de los principales centros de consumo sería deseable, comentó Cruz.
“Estamos iniciando el último trimestre del año y el panorama del sector energético en 2019 en México es uno de los temas más relevantes por su importancia estratégica considerando los diversos anuncios de cara a la nueva administración. Además de la edificación de una refinería, el próximo gobierno ha anunciado la reconfiguración y rehabilitación de las seis refinerías existentes con una inversión de 155 mil millones de pesos”.
Y comentó que la nueva instalación ya había sido contemplada en la prospectiva de la Secretaría de Energía (SENER) para entrar en operaciones en 2027, con una capacidad de 270 mil barriles diarios y que la actual propuesta proyecta 30 mil barriles más: Si bien el monto de la inversión se encuentra dentro de parámetros internacionales, su financiación, tiempo estimado para su operación y puesta en marcha, en tres años, lo convierte en un proyecto retador, destacó el representante de KPMG.
Por otra parte, México sí cuenta con el petróleo que necesita el nuevo esquema, pero actualmente la mayoría se exporta. El año pasado, la plataforma de producción fue de 1.9 millones de barriles y al Sistema Nacional de Refinación (SNR) se destinaron sólo 800 mil barriles. El SNR opera al 40% de su capacidad, pero haciéndolo al 85% podría procesar hasta 1.3 millones de barriles diarios.
“Sin embargo, esta alternativa implicaría renunciar a las divisas por la exportación del crudo que se comercializa y su contribución se cambiaría por aquella que se genere a través de recibir ingresos por venta de gasolina, deduciendo todos los costos y gastos de operación del proceso de refinación. Respecto al precio de la gasolina, este estaría bien en función del libre mercado más o menos el estímulo que hoy se aplica, o bien, en función de una nueva política de precios”, expuso.
Precisó que las refinerías de Madero en Tamaulipas, Cadereyta en Nuevo León y Minatitlán en Veracruz ya están reconfiguradas; y que la de Tula, Hidalgo, está en proceso de reconfiguración desde diciembre de 2014, con un presupuesto inicial de 4 mil 600 millones de pesos. En tanto que las refinerías pendientes de reconfigurar son Salina Cruz en Oaxaca y Salamanca en Guanajuato.
Rubén Cruz explicó que una reconfiguración consiste en añadir un segundo proceso de destilación a partir del subproducto del primer proceso de refinación, es decir, a partir del combustóleo, obtener gasolinas y productos de valor agregado, utilizando coquizadoras y generar como subproducto coque de petróleo -carbón-. Por lo tanto, al tipo de cambio actual, de 19.13 pesos por dólar, una reconfiguración costaría 88 mil millones de pesos en promedio.
“Anteriormente, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) era el principal cliente de combustóleo, pero ahora utiliza gas natural, que contamina menos. Sin las reconfiguraciones, elevar la producción de gasolinas implicará un aumento de la producción de combustóleo, el cual tendría que ser consumido por la CFE para la generación de electricidad, disminuyendo el consumo de gas natural, pero incrementando igualmente la huella de carbono.
“Por lo tanto, la disyuntiva es descarbonizar la economía y cumplir con las metas ambientales de la COP21, o disminuir la dependencia energética, lo cual también generaría una baja de ingresos por exportación de petróleo”, reveló el experto en energía y recursos naturales.