Hace 49 años el presidente de Estados Unidos John F. Kennedy expresó que “ser consumidor, por definición nos incluye a todos (…) Somos el grupo económico más grande en el mercado, que afecta y es afectado por casi todas las decisiones económicas públicas y privadas... pero es el único grupo importante cuyos puntos de vista a menudo no son escuchados".
Fue así, como el 15 de marzo de 1962 quedaron plasmados todos los derechos de los consumidores y se nombró este día como el “Día Mundial del Consumidor”, fecha reconocida por las Naciones Unidas y con legitimidad internacional.
El “Día del Consumidor” entonces proclama "el derecho a la seguridad, a la información, a la elección entre una variedad de productos y servicios a precios competitivos y a ser escuchados por el gobierno en la formulación de políticas de consumo", entre otros derechos.
Frente a este tema, satisfacer al consumidor final es el reto para quienes manejan procesos al interior de las empresas como el diseño y coordinación del flujo de productos, información, dinero e ideas a través de la cadena de abastecimiento.
Una gran cantidad de productos, que se mueven en las redes de valor, requieren un trato delicado y un control estricto de los lotes y fechas de vencimiento para asegurar la calidad frente al consumidor final. Múltiples actores participan en esta cadena y la responsabilidad de la manipulación del producto se transfiere de uno a otro, sin que el fabricante -que es quien arriesga su marca-, pueda hacer mucho al respecto.
De esta manera, hacer seguimiento permanente de los productos se ha convertido en una prioridad dentro de las organizaciones, ya que a través de esta práctica se brinda seguridad al consumidor frente a lo que adquiere en el mercado.
Así nace el concepto de trazabilidad, que se puede definir como la capacidad de rastrear y hacer seguimiento a un producto a lo largo de todas las etapas de la cadena de abastecimiento: producción, distribución y venta.
Garantizar la trazabilidad y la seguridad del consumidor
Realizar una verdadera trazabilidad de un producto hacia delante (manipulación por parte de los transportadores, mayoristas y minoristas) y hacia atrás (control de materias primas y material de empaque) muchas veces requiere un enorme esfuerzo y una gran voluntad por parte de los diferentes actores de la cadena de abastecimiento, de manera que se garantice el flujo de información que es indispensable para hacer seguimiento a los productos.
Desde hace 30 años han tenido lugar más transformaciones tecnológicas que en toda la historia de la humanidad, está en las manos de las empresas tomar las medidas necesarias para sacar el máximo provecho de estas tecnologías y no naufragar en un mar de información sin saber cómo utilizarla en beneficio de su cadena de abastecimiento, y por ende, de su consumidor.
El diseño y la implementación de estándares y soluciones globales para mejorar la eficiencia y la visibilidad de las cadenas de abastecimiento, permiten proporcionar identificación única de artículos comerciales, unidades logísticas, partes y ubicaciones a nivel mundial, donde el estándar más reconocido y empleado es el código de barras.
En la actualidad, la protección y trazabilidad constituyen un pilar importante, donde el objetivo principal es brindar herramientas tecnológicas que proporcionen visibilidad completa del flujo de producto, tanto a las empresas como a los consumidores finales.
La trazabilidad es un proceso que promueve la colaboración de la cadena de abastecimiento, al tiempo que permite el cumplimiento de requisitos comerciales y la reglamentación que se aplica en el país, con respecto al control de ciertos productos vulnerables como alimentos, cárnicos, licores, medicamentos, entre otros.
Además, contar con un proceso de trazabilidad basado en estándares internacionales puede demostrar que una organización cumple con los requisitos de responsabilidad empresarial.
Por último, la trazabilidad puede utilizarse para soportar procesos como Gestión de Calidad, Gestión de Riesgos, Administración de Información, Flujos Logísticos, Ventaja Comercial, utilizando un lenguaje común a través de estándares como código de barras, EPC, Sincronización y eCom.