En el lapso a partir de 2000 hasta 2009, la inversión japonesa en México ascendió a un monto neto de 1.5 mil millones de dólares y a partir de ese año ha crecido un 335%, sostuvo Mario Fernández, Socio Líder de la Práctica Japonesa de KPMG en México.
A través de un análisis, el especialista indicó que a principios de siglo, la inversión japonesa entró a México de manera paulatina y, principalmente, se centró en la industria electrónica pero que en 2006, se registró un descenso marcado en la inversión, debido a los rápidos cambios sucedidos en el diseño tecnológico este sector, y a la oferta en costos más bajos que presentó China.
A pesar de ello la inversión ascendió a 6.4 mil millones de dólares netos; Japón representó el 8° país de origen de Inversión Extranjera Directa (IED), equivalentes a 1.85% de IED recibido por México en dicho lapso, expresó.
Sectores con mayor fuerza
“En los últimos años (desde 2010), la IED se ha centrado cada vez más en la industria automotriz. En México, durante todo el año, se han recibido noticias sobre importantes inversiones de grandes compañías automotrices japonesas, con montos anunciados de 4,860 millones de dólares”, destacó Fernández
Y explica que tan sólo en 2013, la producción de autos por compañías japonesas es de 807 mil autos, que representa 27.5% de la producción total de autos en la República Mexicana.
Otros sectores de la economía también han sido atractivos para los inversionistas japoneses, son: el electrónico, de metales, transformación de alimentos, y fabricación de alta tecnología.
El hecho de invertir y producir en México se debe a su proximidad geográfica con Estados Unidos, país que sigue siendo la economía consumista más grande del mundo, -considera Fernández-además de ser un blanco importante para las exportaciones japonesas.
Adicionalmente, es un punto estratégico para las empresas niponas debido a la proximidad a los puertos marítimos mexicanos, tanto en el Pacífico como en el Golfo de México y el Atlántico; facilidad de transportación ferroviaria y por carretera; concentración de la Población Económicamente Activa (PEA) y las simplicidades y ventajas de inversión.
En contraste, la descentralización de la producción de Japón se debe a los altos costos de la mano de obra, elevado nivel de apreciación del yen hasta 2012, lo que ha encarecido todavía más los altos costos, efectos de “concentración” de manufactura en Japón, que experimentaron muchas compañías después del gran terremoto del Este de Japón, y el consecuente tsunami registrado en marzo de 2010 y PEA que decrece, en lugar de ir en aumento, afirmó el representante de KPMG.