La logística inversa, además de los grandes beneficios que puede ofrecer, tanto a quienes la realizan como a quienes entregan los bienes a ser movilizados, implica el necesario análisis de la factibilidad económica que le otorga o no el OK para que sea aceptable su implementación.
Esta operación logística existe de hecho desde hace mucho tiempo. A nivel doméstico, los memoriosos recordarán haber dejado las botellas de leche o los sifones vacíos en la puerta de nuestros hogares para que el repartidor los reemplazara, a su paso, por los envases llenos. A escala mayor, podemos citar la recolección de chatarra, vidrios, papeles, etc. para abastecer a la industria del reciclado. Ampliando lo anterior, la LI persigue diversos propósitos que podrían agruparse en dos principales: la Gestión de Residuos y la Gestión de Retornos.
Gestión de Residuos
Normalmente direccionada a colectar elementos que no pueden ser reaprovechados y deben ser destruidos por la imposibilidad de su reutilización, la dificultad de su almacenamiento por períodos indefinidos de tiempo y los perjuicios que producen al medio ambiente por contaminación o por descomposición.
Se refiere a la recolección y gestión de residuos en general (aparatos electrodomésticos, electrónicos, informáticos, elementos radioactivos, patológicos, domiciliarios, de oficina, industriales, peligrosos, etc.).
Gestión de Retornos
En cambio, la Gestión de Retornos, se ocupa de la recuperación de bienes que aceptan ser reutilizados de algún modo porque poseen un valor residual superior al costo de la gestión del retorno.
Esta gestión está destinada a:
• Recolección de productos usados para su reenvío y reutilización en mercados secundarios.
• Retorno de excesos de stock.
• Retorno de productos que requieren reparación.
• Retorno de productos obsoletos.
• Recuperación de productos para su reacondicionamiento o modificación por razones de seguridad o rediseño.
• Recuperación de materiales para su destrucción y consecuente reemplazo de los mismos a clientes.
• Recuperación de embalajes y envases vacíos.
• Recuperación de productos para el reciclaje.
• Recuperación de rezagos útiles.
En el siglo XXI, ambos tipos de gestiones, deben ocurrir inexorablemente en un contexto de respeto por el medio ambiente, de responsabilidad social y como arriba se expresó, avalado por una análisis de factibilidad económica. Esto último no significa solamente obtener un rinde o utilidad, sino que la Logística Inversa debe contribuir al bien común, a un precio que la sociedad y las empresas estén dispuestas a pagar pensando en su propia subsistencia futura.
De modo que tenemos logística inversa cuando recolectamos elementos de manos de los usuarios/clientes para su reutilización, reciclado, resguardo o, eventualmente, su destrucción. Si estos elementos no están alistados por los clientes para su recolección, la logística inversa, por analogía con la visión amplia de la logística directa, debe proveer también asistencia para el desmontaje.
Complejidad propia
Dijimos al inicio que la Logística Inversa se distinguía por sus particulares características y su mayor complejidad que la Logística Directa. Esto, radica en que es más difícil llegar desde el punto de consumos (usuarios y clientes) al punto de recolección (ex punto de “origen”). La razón es que el cliente se dispersa en el espacio y en el tiempo. Los clientes/usuarios no concurren sistemáticamente a los centros de distribución para entregar sus elementos sobrantes, residuos o reparables, por citar ejemplos, para que los fabricantes o distribuidores ejerzan una logística inversa simplificada. Ellos tienen sus tiempos, sus prioridades y sus necesidades. Es la Logística Inversa la que debe hacer el mayor esfuerzo por llegar a él o a ellos.
Por ejemplo, cuando una fábrica de autos descubre que existe una imperfección en alguno de los modelos que ya salieron a la venta y esta discrepancia, debida quizás, a una falla de diseño, de materias primas o de fabricación, podría producir un perjuicio para quien adquirió ese vehículo, se lleva a cabo un “recall”, que es una convocatoria a aquellos clientes involucrados con productos fallados para reparar/reemplazar/modificar ese bien, de modo que no produzca daño alguno. Los costos corren por cuenta del fabricante. Es muy importante alcanzar al cliente donde se encuentre, por los daños que podrían producirse si éste no se enterara y continuase usando su producto en condiciones fallidas. Las consecuencias materiales y legales que sobrevendrían serían difíciles de prever. Esa es una típica manifestación de logística inversa. De modo que agregamos otras variables interesantes que administra la LI, o sea, oportunidad, identificación y localización de los clientes, aceptabilidad de la inversión en este tipo de proceso inverso.
Otro ejemplo de una actividad que se sirve diariamente de la logística inversa, desde hace mucho tiempo, aunque no sea tan obvia, es el mantenimiento aeronáutico.
Efectivamente, las aerolíneas poseen aeronaves muy costosas que deben estar listas para efectuar vuelos, la mayor parte del tiempo. De lo contrario, se convierten en máquinas de consumir dinero y otros recursos escasos. Es así que para estar en condiciones óptimas para vuelo en todo momento, las aerolíneas utilizan sistemas de intercambio de componentes “rotables” de aeronaves. Los componentes rotables son aquellos que luego de presentar fallas, o al final de su ciclo de vida entre inspecciones, deben ser vueltos al taller especializado para su reparación/inspección. Para que las aeronaves no queden incompletas y/o inoperativas durante el período que insume la reparación, otro producto similar pero en buenas condiciones de prestar servicio está disponible en las estanterías de la línea aérea para su inmediata instalación (logística directa). Mientras tanto, el componente vencido y/o fuera de servicio, viaja gracias a la logística inversa hacia el taller para ser reparado. Cuando esté listo, y su condición de servicio haya sido restituida, volverá a la estantería para estar disponible nuevamente.
Las tres “R” del reciclaje
Por último, y temiendo dejar muchos temas sin tratar relacionados con las múltiples ventajas de la logística inversa, deseo referirme a uno de los propósitos de esta disciplina presentados arriba, el “Reciclaje”, que encierra, él solo, información suficiente como para dedicarle otro capítulo aparte. Un modo sencillo de abrir el diálogo sobre el reciclaje, es plantear la estrategia de las Tres “R”.
Son las iniciales de los tres posibles destinos a dar a los bienes recuperados a través del Reciclaje, a saber: Reducción, Reutilización y Reciclaje propiamente dicho.
Así es, uno de los problemas mas grandes de la humanidad es el volumen creciente de residuos que produce diariamente y la dificultad de su evacuación de las áreas pobladas para su eliminación. De allí que la reducción de la cantidad y/o del volumen de esos materiales pase a ser un tema clave. A través de la compactación de residuos recolectados mediante logística inversa, se reduce su volumen y por ende, se simplifica y se hace mas económica su disposición final a través de enterrado o rellenos sanitarios, por citar ejemplos. También se podrían considerar aquí los procedimientos que extraen energía remanente de los residuos, de manera que se reducen como cantidad de residuos y además producen un valor aprovechable.
Otra forma de reciclaje identificado con la segunda “R” es la reutilización. Gracias a este recurso, los elementos en estado de desuso, recuperados de manos de los clientes o usuarios gracias a la logística inversa, pueden ser completados nuevamente en todas sus partes constitutivas y restauradas sus funciones, de modo que vuelvan a prestar servicios una segunda vez o quizás, mas aún.
La tercera “R”, el reciclaje propiamente dicho, contempla otra posibilidad de la logística inversa que se basa en posibilitar que los residuos recogidos puedan ser reaprovechados en un nuevo ciclo de vida. Este es el ejemplo de la chatarra que se usará para fundición y producción de metales, obteniéndose un ahorro en la cantidad de recursos minerales de extracción. Lo mismo ocurre con residuos de papel y cartón en la producción de celulosa, los residuos de botellas para la industria del vidrio, los residuos de plásticos para la industria del plástico, etc.
Tan importante es el reciclaje que podemos hablar de Reciclabilidad, como una de las medidas de la logística. Reciclabilidad, se define como la medida en que un elemento puede ser reciclado para otro uso o eliminado sin causar degradación del ambiente.
Por último, la logística Inversa tiene varias facetas y, mas allá de sus complejidades, presenta prácticos beneficios dirigidos a posibilitar la continuidad de las actividades humanas con un costo menor y con daños mas leves al medio ambiente. Merece estudiarse y desarrollarse para extraer el máximo beneficio de los bienes escasos que disponemos.
