México tiene que apostar por la libertad de empresa, la innovación de los emprendedores y la productividad en el trabajo para mejorar las perspectivas de crecimiento económico del FMI para el 2019, menores que las del 2018.
El Fondo Monetario Internacional recortó el pronóstico de crecimiento de 2.5% a 2.1% del producto interno bruto (PIB) para este año; esto significa que la economía mexicana crecerá por debajo de su potencial, sostuvo el Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Situación que exige un mejor clima de negocios en el país. Para ello, se deben atender y resolver los diferentes problemas que existen, por ejemplo, el de la inseguridad que afecta el desarrollo de las empresas y limita la generación de empleos.
Para ello, se debe castigar a quienes rompen la ley e impiden el flujo de las mercancías y reparando el daño a las víctimas.
En el sector de la infraestructura es indispensable incrementar la inversión; la técnica debe ser el único criterio para definir qué proyectos se hacen, en dónde y cómo y dónde están los mayores retornos de inversión.
Para atraer inversiones y generar empleos debe garantizarse la competencia en los mercados. La participación de los particulares en mercados estratégicos, como en telecomunicaciones y la energía, mejoran a competitividad del país.
En cuanto a las pequeñas y medianas empresas (Pymes), el CCE indicó que es necesario un ambiente de confianza, estabilidad y menores trámites burocráticos para que puedan tener permanencia y crecimiento.
“Sólo así podrán integrarse a las cadenas productivas de valor y a los mercados internacionales, generando más competitividad para la economía mexicana”.
Referente al capital humano, afirmó que las discrepancias entre lo que las empresas demandan y las habilidades adquiridas de los trabajadores en su formación, son altas, por lo que la infraestructura educativa de calidad facilitará mejores oportunidades para todos.
“Vemos que los estados donde hay mayor libertad de empresa, mayores garantías de seguridad y competencia efectiva crecen a tasas muy superiores que aquellos estados en donde no se ha avanzado en esta dirección.
“Tenemos que aplicar un gasto más inteligente, que concilie las grandes inversiones con la necesidad de mantener unas finanzas públicas saludables; una política pública que fomente la inversión privada y la generación de empleos; un entorno de seguridad y certeza”.