El reto para la implementación generalizada de sistemas preventivos para tráileres contra volcaduras y colisiones, reconocieron especialistas en el tema, consiste en encontrar razones para justificar un gasto fuerte en esos sistemas de alta tecnología.
En el marco de la Reunión 2009 de TMC de México, Alejandro Romero, de Meritor Wabco; Antonio Rivera, de Medland Voith; Eugenio Bergeyre, de Haldex; Rodolfo Sánchez, de SAF Holland; Alfonso Estrada, de Bendix; y José Viggiano, de FEMSA Logística, reconocieron que la compra de los equipos basados en radares es una inversión fuerte para cualquier empresa, ya que un sistema antivolcadura cuesta en promedio mil 300 dólares por unidad, mientras que el dispositivo anticolisión (que incluye también el anterior) cuesta en promedio cuatro mil 500 dólares.
Los ejecutivos argumentaron dos razones para realizar un gasto de esa magnitud: en primer lugar, que es posible costear esta tecnología a partir de los ahorros en costos de operación; y en segundo, que se reducen sensiblemente los que se generan al prevenir accidentes y se cumple al mismo tiempo con un criterio de responsabilidad social al hacer más seguras las carreteras mexicanas.
Para ejemplificar los ahorros, presentaron un análisis económico de siniestros con el caso de una empresa mexicana que en 2008 tuvo 25 accidentes de consideración: 11 fueron volcaduras y seis fueron alcances con otros vehículos. Con el dinero que erogaron en volcaduras pudieron adquirirse 138 sistemas electrónicos, y con lo que gastaron en colisiones pudieron pagar 43 sistemas. La conveniencia para adquirir los equipos de última tecnología radica precisamente en los recursos que las empresas dejarían de afrontar al reducirse los accidentes en los que hay daños, lesionados o fallecidos, argumentaron.
Con respecto a la responsabilidad social, se mencionó que de acuerdo con datos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, el número de accidentes de tráileres disminuyó entre 1996 y 2003, pero de este último a 2008 la cifra se mantiene. Sin embargo, la cifra que no ha sufrido variación es la de muertos y lesionados en los percances: los accidentes disminuyeron pero son de mayor impacto, lo que representa mayores costos humanos y económicos.