La política comercial de Estados Unidos y los acuerdos alcanzados por ese país con otras naciones y regiones en materia de aranceles parecen complicar el camino a la revisión del T-MEC, prevista formalmente en julio de 2026. Pero no son los únicos factores que perfilarán el proceso.
La relación México-China y la competencia tecnológica del vecino país con esa nación asiática, serán piezas clave en el tablero de la revisión.
El Artículo 34.7 del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) establece que las Partes deberán reunirse seis años después de su entrada en vigor para revisar su funcionamiento y determinar si se extiende por otros 16 años -hasta 2042-, si se ajusta o, en caso extremo, se denuncia.
Si el tratado no es renovado el siguiente año, habrá revisiones anuales por 10 años. Durante ese periodo, las tres partes pueden acordar renovar el tratado por otros 16 años.

De no lograrse el consenso, tras las revisiones anuales, el tratado finaliza el 1 de julio de 2036, según la información retomada por el IMCO y Grupo Financiero Monex.
El doble reto de México frente a la revisión
Aún con las reglas establecidas, los márgenes de maniobra para una tersa revisión trilateral parecen estrecharse, no solo por lo que representan los acuerdos alcanzados por Estados Unidos con otras naciones para invertir en su territorio a cambio de tener un trato preferencial en el intercambio comercial.
Este factor pone en riesgo las cadenas productivas establecidas en la región y modifica el escenario de negociación para México; que ahora tiene el doble reto de mantener su competitividad manufacturera y de exportación mientras lidia con los señalamientos sobre su política interna y de seguridad.
Eso sin contar con los frentes abiertos en materia laboral, energética y agrícola de México con sus socios comerciales, al amparo de mecanismos de resolución de controversias que contempla el T-MEC.
Octubre, mes decisivo para conocer la agenda
Aunque Washington no ha publicado una lista oficial de los temas en los que pondrá lupa en la revisión del Tratado comercial, hay varios “que ya se han señalado”, y muchos se desprenden de la política que Trump impulsa desde su regreso a la Casa Blanca.
Así lo considera Mónica Lugo, directora de Relaciones Institucionales de Prodensa y ex negociadora del Tratado comercial. Uno de ellos es el de las reglas de origen en el sector automotriz mismas que quedaron rebasadas tras la imposición de aranceles a los vehículos manufacturados fuera del T-MEC.
“Lo estamos viviendo ahora. Unilateralmente el presidente Trump las cambió y ahora en el sector automotriz estamos con un arancel de 25%”, dice a The Logistics World.

Anticipa que será en octubre cuando exista mayor claridad en los aspectos que Estados Unidos deseará revisar, tan pronto el Representante Comercial de ese país (USTR, por sus siglas en inglés) inicie con el proceso de consultas públicas, las cuales se traducirán en un informe que presentará al Congreso estadounidense, en enero de 2026, junto con sus recomendaciones sobre la posible prórroga del T-MEC.
Valor del Contenido Regional, el gran tema
Uno de los aspectos críticos hacia la próxima revisión del T-MEC es la posible modificación a los requisitos de contenido regional aplicables a las mercancías exportadas, según el análisis Revisión del T-MEC, ¿está preparado México?, de Grupo Financiero Monex.
El Capítulo 4 del Tratado establece reglas de origen que determinan si un producto califica como “norteamericano” y, en consecuencia, si puede acceder a los beneficios arancelarios.
El sector automotriz, por ejemplo, debe cumplir con un Valor de Contenido Regional (VCR) que varía entre 62.5% y 75 %, dependiendo del tipo de componente y de si se trata de vehículos ligeros, pesados o de pasajeros.
“Sin embargo, en la práctica, una proporción significativa de las exportaciones mexicanas incorpora insumos originarios de fuera de la región, especialmente de Asia, lo que a juicio de Estados Unidos debilita el propósito central del Tratado: fortalecer la integración de la región”, indica el informe divulgado a inicios de julio.
El posible umbral automotriz
Miembros de la industria prevén que el porcentaje incrementará hasta en 10 puntos porcentuales llevando a una tasa de 85% para un vehículo y de 70 a 80% para un vehículo pesado y a partes esenciales como motores y transmisiones.
De acuerdo con Ildefonso Guajardo, ex secretario de Economía y ex negociador de T-MEC, en el TLCAN la regla consistía en que 62% de un automóvil tenía que ser hecho en América del Norte y posteriormente se subió al 75”.

“Seguramente en el que vamos a terminar revisando lo vamos a tener que subir a 85%”, dijo en una pasada presentación a finales de junio en la Ciudad de México.
Para el ex secretario de Economía entre 2012 y 2018, este cambio incidirá en el fortalecimiento de las cadenas productivas de América del Norte y contrarrestará la influencia asiática en la industria.
¿Qué consecuencias tendrá esto sobre la forma en la que México se relaciona con China? Vamos a tener a tener una política comercial mucho más restrictiva en materia de importaciones chinas a México”, mencionó.
Reconfigurar la relación México-China
La medida en el sector automotriz se replicará todo aquello que puede ser producido nacionalmente, lo que al final se traducirá en una nueva relación comercial con el país asiático, especialmente en sectores críticos para Estados Unidos.
Según Guajardo Villareal, el vecino país es consciente de las limitaciones que tiene América del Norte para producir semiconductores y electrónicos componentes clave de un vehículo, aunque solo represente un 5% de su producción.
“Todavía no existe la capacidad para hacerlo. Tenemos que desarrollarla, pero aquello que sea sustituible habrá una política arancelaria fuerte para limitar el acceso”, mencionó.
Es aquí en donde la relación que tiene México con China pueda ser objeto de negociación en el proceso de revisión del T-MEC, de acuerdo con Mónica Lugo, de Prodensa.
Evitar la triangulación asiática
Es probable que Estados Unidos quiera replicar cláusulas que ya negoció con la Unión Europea y Japón para prohibir acuerdos con economías de no mercado y evitar triangulación de insumos hacia Norteamérica.
Esto implicaría un endurecimiento de las reglas de trazabilidad y de la cooperación aduanera, haciendo más estricta la aplicación del Capítulo 7 de Administración Aduanera y Facilitación del Comercio.
Lugo Aranda refiere que recientemente Estados Unidos acordó con Europa el compromiso de no hacer acuerdos con economías de no mercado, como China, Vietnam y otros países que están triangulando mercancías para llegar a Estados Unidos.
“Sin duda esto va a ser uno de los temas que se van a revisar, se van a incluir, que son de grande preocupación Estados Unidos”, menciona en la entrevista con TLW.
La competencia tecnológica EU - China
De acuerdo con la directiva de Prodensa otro de los temas que Estados Unidos podría considerar de cara a la revisión del T-MEC en 2026 será la competencia tecnológica que tiene con China.
En los acuerdos que alcanzó con la Unión Europea, Japón o Corea del Sur buscó ponderar el acceso a la tecnología estadounidense y cerrarle las puertas a China en aspectos de Inteligencia Artificial, semiconductores y minerales raros.
Lo planteado por Mónica Lugo está estrechamente relacionado con el interés plasmado por Washington en la CHIPS and Science Act of 2022. Promulgada por Estados Unidos en 2022 tiene como objetivo impulsar la investigación y producción local de bienes de alta tecnología, especialmente en el ámbito de los semiconductores y salvaguardar su seguridad nacional.
El lado B de contribuir a la seguridad nacional de EU
La revisión del T-MEC podría incluir nuevos anexos sobre transferencia tecnológica y cooperación en innovación, orientando incentivos hacia proyectos de alto valor agregado.
Para México, según Mónica Lugo, esta se puede traducir en una oportunidad única para escalar en la cadena de valor.
“Será uno de los temas que sin duda va a incluirse en esta revisión o renegociación del Tratado y México tiene que ver cómo, de la mano de Estados Unidos, puede contribuir al desarrollo de esta estrategia de manera benéfica para nuestro país y no ser únicamente el que le hace las etiquetas o el ensamble, sino que realmente pueda haber una transferencia tecnológica de la cual podamos beneficiarnos”:
Mónica Lugo, directora de Relaciones Institucionales de Prodensa y exnegociadora del T-MEC.
Sin embargo, aprovechar esta eventual oportunidad requerirá de políticas activas para atraer inversiones en manufactura avanzada y capital humano especializado.