- Así lo estimó Lizette Gracida, Directora Senior de Relaciones Institucionales de Toyota México, durante su intervención en el Summit 365 Omnicanal en THE LOGISTICS WORLD® | SUMMIT & EXPO 2025, por lo que las automotrices que no cumplan con estas reglas, exportar a Estados Unidos sería inviable.
Puntualizó que estas armadoras tendrían enfrentar un arancel del 25% bajo la Sección 232 (aplicable al acero y aluminio) y un 2.5% adicional como tarifa de nación más favorecida.
En caso de que un vehículo mantenga un 50% de contenido no norteamericano, los aranceles podrían llegar hasta el 52.5%, detalló.
Por otro lado, las empresas que sí cumplen con las reglas del T-MEC, como es el caso de Toyota, están exentas del arancel del 25% aplicado bajo los mecanismos de seguridad nacional, International Emergency Economic Powers Act (IEEPA).
Con respecto a la Sección 232 (aranceles del 25% para acero y aluminio impuestos por Estados Unidos), Lizette Gracida explicó que si una empresa cumple con las reglas del T-MEC, solo se pagará el porcentaje que no cumple con el origen regional.
Gracida explicó que aproximadamente el 40% del contenido de un vehículo enviado desde México a Estados Unidos es de origen estadounidense. Mientras que entre un 80 y 85% de los vehículos fabricados en México se exportan al mercado estadounidense.

"Hay mucha incertidumbre, es difícil entender qué va a pasar, pero una empresa como Toyota, evidentemente, lo que espera es que el tema y las reglas que se negocian en el T-MEC prevalezcan y dejemos de estar en este sistema de aranceles que no lleva a nada productivo.
En lo que estamos enfocados ahora, es en continuar produciendo y reduciendo nuestros costos fijos”.
Lizette Gracida, Directora Senior de Relaciones Institucionales de Toyota México
Los aranceles no serían permanentes
Para la Directora Senior de Relaciones Institucionales en Toyota México, los aranceles no serán permanentes, ya que afectarían “gravemente” la economía de Estados Unidos.
Al aumentar el precio de los productos importados se provocaría una inflación e incluso se correría el riesgo de una posible recesión.
Además, con el tiempo, las políticas arancelarias perderían popularidad, por lo que consideró que es importante seguir priorizando el libre comercio regional.
No hay forma de absorber los costos arancelarios. Al final, quien paga esa decisión es el consumidor”.
Lizette Gracida