La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de imponer aranceles del 25% a las importaciones de vehículos provenientes de México y otras naciones ha generado preocupación en el ámbito comercial. No obstante, Gloria Estrada Antón, presidenta de la Comisión de Comercio Exterior del Colegio de Contadores Públicos de México, no debemos caer en el pesimismo porque en el corto plazo podría revertirse ya que también tendrá impacto en la economía estadounidense.

Un golpe a la cooperación comercial
Durante las últimas tres décadas, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora renovado como el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), ha sido fundamental para el desarrollo de relaciones comerciales sólidas entre México y Estados Unidos. La imposición de estos aranceles amenaza los avances logrados, especialmente en la industria automotriz, uno de los pilares del comercio entre ambas naciones.
Resiliencia y alternativas para México
A pesar de la complejidad de la situación, Estrada Antón insta a no caer en el pesimismo. México cuenta con recursos, talento y resiliencia para enfrentar estos desafíos. El gobierno mexicano ha planteado respuestas viables, como la negociación y el fortalecimiento de la industria nacional, a través del Plan México. Este conjunto de medidas busca atraer inversión, promover la industrialización de regiones olvidadas y optimizar la red de tratados de libre comercio.
Diversificación y fortalecimiento de la producción nacional
México tiene una red robusta de tratados de libre comercio que abren puertas a más de 50 naciones. La diversificación de mercados es una opción viable para enfrentar la nueva política comercial de Estados Unidos. Además, se busca optimizar la producción nacional y fortalecer la relación entre las micro, pequeñas y medianas empresas con las grandes corporaciones, creando una red productiva más integrada.
Impacto en la economía estadounidense
La política proteccionista de Estados Unidos podría tener consecuencias negativas incluso para sus propios ciudadanos. El costo de producir únicamente en su territorio podría repercutir en el poder adquisitivo de los consumidores estadounidenses y en la competitividad de los productos que antes se importaban a precios más bajos. En un mundo globalizado, ningún país es autosuficiente en la producción de bienes y servicios para un mercado interno.
Un momento de cambio y oportunidad
Este es un momento de cambio, pero también una oportunidad para que México fortalezca su economía interna, busque nuevos horizontes comerciales y aproveche las oportunidades que ofrece un mundo interconectado. El compromiso del gobierno mexicano, apoyado por la iniciativa privada, es claro: buscar alternativas que aseguren el bienestar económico de los mexicanos.