Jerusalén, (EFE).- El puerto de Eilat, en el sur de Israel, no recibió "ningún barco en los últimos dos meses y medio", según declaró este martes a EFE su director, Gideon Golber, a raíz de los ataques de los rebeldes yemenís hutíes en el mar Rojo en represalia por los bombardeos y el asedio israelí de la Franja de Gaza.
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"Israel es como una isla", aseguró Golber, quién añadió que "el 98% del cargamento que entra y sale del país es por mar", una vía afectada desde el pasado noviembre por los ataques de la milicia del Yemen, quien, en apoyo a la causa palestina, ataca a buques en dirección a puertos israelíes a la altura del paso de Bab el Mandab.
La situación afecta principalmente al puerto de Eilat, en la costa del mar Rojo, "la puerta sur de Israel a Asia Oriental y Australia", según Golber y que, antes del conflicto en Gaza, "exportaba 1.8 millones de fertilizante" e "importaba 160.000 vehículos", entre otros.
El director del puerto israelí indicó que aún no se pueden cifrar las pérdidas de esa instalación a consecuencia del conflicto, pero avisó de que la situación puede ser catastrófica al haberse reducido la actividad a cero y explicó que los barcos que antes recalaban en Eilat, ahora se desvían hasta Sudáfrica, lo que aumenta los trayectos de los buques mercantes hasta 20 días, y por consiguiente, los costes.
"De momento no hemos despedido a ningún trabajador del puerto", declaró, aunque confía en que la coalición militar internacional, liderada por Estados Unidos y Reino Unido, "solucione el problema".
A su juicio, Estados Unidos, que ha declarado recientemente a los hutíes organización terrorista- debería incrementar e intensificar la ofensiva contra la milicia, eliminando a sus miembros y toda su infraestructura militar, y no solo destruir parte de su armamento o almacenes en ataques puntuales.
También se refirió a los puertos de Haifa y Ashdod, los principales puntos de acceso marítimo a Israel, que se verían afectados de producirse una escalada del conflicto entre su país y la milicia libanesa Hizbulá, con el riesgo de que "Israel quedará aislado y nada podrá entrar ni salir del país por mar".
Las principales navieras del mundo, incluidas Maersk, Hapag-Lloyd y la Mediterranean Shipping Company (MSC), han suspendido todas sus operaciones en el mar Rojo para evitar ataques a sus buques, que ahora deben rodear el cabo de Buena Esperanza para llegar a Europa, lo que suma entre dos y tres semanas de viaje.
EFE sga-hp/emm