La creciente vulnerabilidad de la infraestructura energética en América Latina ha dejado de ser un problema exclusivo de ese sector para convertirse en una de las mayores amenazas para la eficiencia logística regional. Eventos recientes, como la paralización total de los oleoductos ecuatorianos por deslizamientos de tierra, en 2023, evidencian cómo los riesgos naturales y la falta de inversión en infraestructura crítica están interrumpiendo cadenas de suministro completas, con un impacto directo en los costos operativos y la competitividad empresarial.
Frente a esta realidad, la logística B2B enfrenta el reto de garantizar la continuidad operativa en entornos cada vez más impredecibles. Según un informe de la firma Aggreko —proveedor global de soluciones de energía móvil y modular, y de control de temperatura— un 32% de las empresas del sector petrolero y gasístico prioriza "evitar interrupciones" por encima de otros objetivos, un dato que refleja la alta valoración de la resiliencia operacional.
Riesgo de disrupciones
A manera de ejemplo, el reporte recuerda que México enfrenta uno de los mayores desafíos energéticos de la región: casi dos tercios de su demanda interna se cubre con gas natural importado de Estados Unidos, lo que lo hace vulnerable en materia de seguridad energética. En este contexto, proyectos como el Plan Sonora – liderado por la Comisión Federal de Electricidad e impulsado por la integración de energía solar a gran escala y proyectos de hidrógeno verde en el desierto– se posicionan como claves para avanzar en la transición.
A ello se suman los esfuerzos de Pemex, en la modernización de refinerías para reducir el contenido de azufre en combustibles y la exploración de soluciones de captura de carbono, así como parques eólicos en el Istmo de Tehuantepec y proyectos de amoníaco verde desarrollados por asociaciones público-privadas.
Las interrupciones de energía siguen siendo un riesgo crítico para la operación del sector, lo que exige mayor atención a modelos de suministro más resilientes. Para México, esto significa fortalecer esquemas híbridos y móviles que reduzcan la vulnerabilidad de depender del gas importado, y al mismo tiempo, convertir la eficiencia energética en un activo competitivo en el mercado global. El papel estratégico del sector privado será determinante por su capacidad de inversión e innovación para acelerar la transición energética y apoyar las políticas públicas en toda América Latina.
Prioritario, garantizar la continuidad
La situación se volvió crítica cuando, tras un reinicio temporal, un nuevo deslizamiento a apenas 200 metros del primero obligó a una nueva paralización, dejando las tuberías al descubierto según fotografías difundidas en redes sociales. Esta fragilidad afecta las exportaciones de petróleo y dispara los costos logísticos para todas las industrias dependientes de combustibles y energía estable.
El estudio "El sector de petróleo y gas en América Latina: cómo las empresas se están adaptando a los cambios globales y a la transición energética”, publicado en septiembre de 2025, añade que la complejidad es mayor en operaciones remotas, donde la infraestructura es limitada o inexistente. Esta necesidad de soluciones energéticas modulares y descentralizadas abre una oportunidad para proveedores logísticos que puedan ofrecer sistemas de generación flexibles que mitiguen la dependencia de infraestructuras fijas vulnerables.
La energía limpia, oportunidad
El documento sostiene que la transición energética, por su parte, introduce nuevas capas de complejidad logística que demandan especialización. Proyectos de hidrógeno verde, biometano o captura de carbono requieren cadenas de suministro especializadas para manipular y transportar moléculas con especificaciones críticas de seguridad.
Por ejemplo, en Chile, la Empresa Nacional del Petróleo (Enap) ya produce diésel renovable a partir de aceite de cocina usado y construye una planta piloto de hidrógeno verde en la región de Magallanes, mientras algunas terminales de gas natural licuado integran electrolizadores. Estas iniciativas no son sólo tecnológicas, sino logísticas: implican diseñar rutas seguras para el transporte de hidrógeno, adaptar almacenamientos criogénicos y gestionar el abastecimiento de biomasa de manera eficiente.
Para las empresas logísticas B2B, esto significa que la capacidad de manejar materiales peligrosos y operar en entornos altamente regulados se convertirá en un diferenciador competitivo crucial en los próximos años.
El riesgo de la dependencia
La dependencia energética externa emerge como otro frente logístico crítico, según el informe. México importa el 72% del gas natural que consume, principalmente vía gasoductos desde Estados Unidos. Esta dependencia convierte la gestión de fronteras y la garantía de flujo continuo en un elemento estratégico para la industria manufacturera mexicana.
Cualquier interrupción en el suministro transfronterizo, ya sea por factores climáticos, técnicos o políticos, tiene un efecto cascado inmediato en costos logísticos y disponibilidad energética para parques industriales y centros de distribución. La logística B2B debe, por tanto, desarrollar capacidades de gestión de riesgos geopolíticos y alternativas de abastecimiento que vayan más allá del transporte tradicional de mercancías.
La encuesta de Aggreko subraya que el 91% de los profesionales del sector cree posible hacerlo más sostenible, pero sólo el 53% de las empresas tiene programas activos de transición, citando altos costos (50%) y falta de incentivos gubernamentales (37%) como principales barreras. Superar estas barreras requiere una colaboración inédita entre el sector energético y los proveedores logísticos.
Para los empresarios logísticos B2B, esta crisis representa tanto una amenaza por sus disrupciones inmediatas como una oportunidad para reposicionarse como facilitadores esenciales de la resiliencia energética regional. Quienes logren integrar soluciones energéticas flexibles y sostenibles a sus cadenas de valor no solo ganarán competitividad, sino que se convertirán en socios estratégicos indispensables para la industria en su conjunto.