La Fórmula 1 nació para medir la velocidad, la innovación y la precisión. Pero hoy, además de competir por fracciones de segundo, compite contra el tiempo de otro desafío: el climático.
Detrás del espectáculo deportivo más veloz del planeta, hay una transición silenciosa pero profunda: la que busca reducir drásticamente las emisiones de la industria automovilística más global del mundo.
En esa meta, la logística —el corazón invisible del campeonato— ocupa un papel clave. Cada temporada, el deporte moviliza más de 1,200 toneladas de carga, viaja a 20 países y genera una compleja red de transporte aéreo, marítimo y terrestre.
Reducir su impacto ambiental es un reto tan ambicioso como construir un auto campeón.
“Fórmula 1 y DHL compartimos un objetivo común: mover el espectáculo sin comprometer el planeta”, explicó John Williams, managing director de Motorsports & Event Logistics en DHL Global Forwarding US. “El desafío no es solo técnico, sino estructural: cambiar cómo nos movemos sin frenar la velocidad”.
Net Zero: una meta compartida entre F1 y DHL
La Fórmula 1 se ha comprometido a alcanzar cero emisiones netas para 2030, mientras que DHL lo hará en 2050.
Para lograrlo, ambos han convertido su alianza de casi dos décadas en un laboratorio de innovación logística sostenible.
“Ya operamos con camiones alimentados con combustibles sostenibles en Europa, y estamos incorporando cada vez más transporte marítimo y menos aéreo en rutas intercontinentales”, explicó Christian Pollhammer, operations manager de F1.
El objetivo no es solo compensar emisiones, sino transformar toda la cadena logística. En la actualidad, la Fórmula 1 ha incrementado el uso de combustible de aviación sostenible (SAF) en sus vuelos de carga y colabora con socios marítimos que emplean combustibles marinos neutros en carbono.
Los centros logísticos de DHL en Cincinnati, Leipzig, Midlands y Medio Oriente ya cuentan con operaciones impulsadas por energía limpia y biocombustibles.
Energía limpia en cada paddock
La transición no se limita al transporte. Dentro de los circuitos, la Fórmula 1 ha empezado a sustituir los generadores tradicionales por sistemas de energía híbrida y baterías portátiles.
Durante la temporada europea de 2024, por ejemplo, todos los garajes, hospitales de equipo y muros de boxes operaron con energía 100% sostenible.
“Logramos que todo el suministro energético en Europa fuera sustentable por primera vez. Ahora buscamos replicar el modelo globalmente, aunque en muchos países aún no existen los proveedores o la infraestructura necesaria”, detalló Pollhammer.
El avance es gradual pero constante: F1 y DHL trabajan en conjunto para presionar a proveedores, autoridades locales y gobiernos a adoptar políticas de transición energética que permitan replicar ese modelo a nivel mundial.
En paralelo, la F1 avanza hacia una revolución tecnológica dentro de la pista.

A partir de 2026, todos los monoplazas utilizarán combustible 100% sostenible y una arquitectura 50% híbrida (mitad motor de combustión, mitad energía eléctrica).
Esto reducirá significativamente el consumo de gasolina, el uso de aceites derivados del petróleo y las emisiones directas de los autos.
El combustible, producido a partir de residuos orgánicos y aceites reciclados, no compite con la agricultura ni con el consumo humano, un punto clave en la estrategia ambiental del deporte.
Durante 2024, DHL transportó más de 15,000 litros de combustible por temporada, cifra que disminuirá conforme avance la electrificación de los motores.
Los desafíos que siguen
No todo ha sido sencillo. Pollhammer reconoce que uno de los mayores obstáculos es la disponibilidad de energía limpia y materiales sustentables en todos los países del calendario.
“En Europa podemos operar con generadores sostenibles; en otras regiones todavía no existen los proveedores o los equipos necesarios”, explicó.
La meta, dice, es seguir avanzando paso a paso. En algunos casos, la propia F1 ha tenido que usar su influencia para empujar a gobiernos y fabricantes a acelerar sus procesos de transición energética.
Algunos avances son menos visibles, pero igual de significativos: los neumáticos usados por Pirelli son recolectados y enviados de regreso para ser triturados y reutilizados, mientras que el transporte local dentro de los circuitos se realiza con vehículos eléctricos o de bajas emisiones.
Incluso los detalles más pequeños —como la reducción del consumo en calentadores de neumáticos o el reemplazo de materiales desechables en las áreas de hospitalidad— forman parte de la estrategia global de descarbonización.

“La sostenibilidad no es un discurso; es una carrera en curso”, afirmó Williams. “En la pista se corre por ganar. En la logística, se corre por durar”.
La Fórmula 1 está demostrando que la innovación no solo ocurre a 300 km/h, sino también en los procesos que la hacen posible.
La logística se ha convertido en el eje de su transformación verde: un terreno donde cada decisión —una ruta marítima, un biocombustible, una fuente de energía— puede marcar la diferencia.
Así, mientras los autos buscan reducir décimas en el cronómetro, la industria que los sostiene busca algo aún más ambicioso: reducir su impacto sin perder velocidad.













