La inteligencia artificial (IA) y su enorme necesidad de potencia y velocidad están impulsando una nueva generación de innovaciones en microchips.
Un ejemplo es el chip de IA que acaba de presentar la empresa tecnológica californiana Nvidia.
La empresa afirma que el chip puede realizar algunas tareas 30 veces más rápido que su predecesor, según un reporte de la BBC.
También ha presentado una línea de chips diseñados para ejecutar chatbots en automóviles y ha debatido sobre chips que pueden crear robots humanoides.
Los microchips están entrando en un nuevo mundo de posibilidades, de acuerdo con un artículo del Foro Económico Mundial.
¿Qué son los microchips?
Un microchip es un conjunto de circuitos electrónicos en una pequeña pastilla de silicio, explica ASML, especialista en semiconductores.
El silicio es duro y quebradizo, como el cristal, y es el segundo elemento químico más abundante en la Tierra después del oxígeno.
Está hecho de arena y tiene propiedades eléctricas y térmicas únicas para la fabricación de chips.
Los microchips han dado lugar a dispositivos electrónicos cada vez más pequeños, potentes y eficientes.
Los científicos están consiguiendo avances de última generación en la tecnología de microchips utilizando partículas de luz para transportar datos, en lugar de electricidad.
La startup Lightmatter, con sede en Boston, por ejemplo, utiliza la luz para multiplicar la potencia de procesamiento y reducir la enorme demanda energética de los chips utilizados en las tecnologías de IA, detalló el texto.
La luz transmite información de manera mucho más eficiente desde el punto energético que las señales eléctricas que viajan a través de cables, explicó la firma a la agencia informativa Reuters.
La startup alemana Semron está desarrollando un chip para ejecutar programas de inteligencia artificial localmente en teléfonos inteligentes, auriculares, gafas de realidad virtual y otros dispositivos móviles.
En lugar de corrientes eléctricas para realizar los cálculos -la forma convencional en que han funcionado los chips informáticos-, esos chips utilizan campos eléctricos, detalló el sitio de noticias TechCrunch.
Esto mejora la eficiencia energética y reduce el coste de fabricación de los chips, afirma la empresa.
Informática sostenible
La informática sostenible busca hacer frente a la creciente demanda energética del procesamiento de datos.
La IA generativa y la computación sostenible son dos tecnologías emergentes analizadas en el informe Top 10 Emerging Technologies of 2023 del Foro Económico Mundial.
En la actualidad, la IA generativa aún se centra sobre todo en la producción de texto, programación informática, imágenes y sonido, explica el informe.
En el futuro, sin embargo, podría tener aplicaciones en el diseño de fármacos, los viajes espaciales, la producción de alimentos y otras industrias.
Por ejemplo, la NASA está estudiando sistemas de IA que puedan construir instrumentos ligeros para vuelos espaciales diez veces más rápido que en la actualidad, pero con un rendimiento estructural mejorado.
Apoyo a la Cuarta Revolución Industrial
En 2017, el WEF creó la Red de Centros para la Cuarta Revolución Industrial con la finalidad de garantizar que las tecnologías nuevas y emergentes ayuden a la humanidad en el futuro en vez de perjudicarla.
Con sede en San Francisco, esta red abrió centros en China, India y Japón en 2018 y está creando rápidamente filiales administradas localmente en muchos países de todo el mundo.
Esta red global trabaja en estrecha colaboración con miembros de los gobiernos, las empresas, el sector académico y la sociedad civil para diseñar conjuntamente y poner a prueba estructuras ágiles que permitan regular las tecnologías nuevas y emergentes.
Entre estas se encuentran la inteligencia artificial (IA), los vehículos autónomos, el blockchain y la política de datos.
También el comercio electrónico, los drones, el internet de las cosas (IdC), la medicina de precisión y las innovaciones ambientales.
Una de las preocupaciones de la informática sostenible es buscar soluciones para hacer frente a la creciente demanda energética del procesamiento de datos debido a la multiplicación y avance de las tecnologías.
Desde las búsquedas en Google y el envío de un correo electrónico hasta el uso de aplicaciones de inteligencia artificial o metaverso, los centros de datos que procesan estos comandos consumen aproximadamente el 1% de la electricidad producida en todo el mundo.
Esto no hará sino aumentar a medida que las personas y las tecnologías impulsen una mayor demanda de datos.