Jornada laboral de 40 horas en México: avances, pendientes y lo que viene

En los últimos años, el debate sobre la reducción de la jornada laboral ha cobrado fuerza en México, impulsado por una creciente preocupación por el bienestar de los trabajadores y la necesidad de modernizar las condiciones laborales del país.

Actualmente, la Constitución mexicana establece una jornada laboral máxima de 48 horas semanales, pero una propuesta legislativa -que ha sido postergada en varias ocasiones- busca modificar este esquema para reducirla a 40 horas sin disminución de salario.

Esta iniciativa, promovida principalmente por legisladores de la Cámara de Diputados y que formó parte de las promesas de campaña de la actual presidenta Claudia Sheinbaum-, ha generado un amplio diálogo entre representantes del sector empresarial, sindicatos y especialistas en temas laborales, quienes analizan su viabilidad, beneficios y retos.

La reforma plantea no solo un ajuste legal, sino un cambio de paradigma hacia una mayor conciliación entre la vida personal y profesional, alineándose con estándares internacionales y experiencias exitosas en otras naciones.

Es fundamental analizar esta propuesta desde todas las aristas involucradas. Mientras que organizaciones sindicales, colectivos laborales y expertos en derechos humanos la consideran un avance necesario para dignificar el trabajo en México, el sector empresarial ha manifestado preocupaciones sobre los efectos económicos que podría tener esta reforma, especialmente en las pequeñas y medianas empresas.

Además, la propuesta se da en un momento clave para el país, marcado por transformaciones en el mundo del trabajo, la irrupción de tecnologías, la automatización de procesos y una creciente atención al bienestar integral del capital humano.

Pero... ¿en qué va la iniciativa? ¿qué es lo que se está llevando a cabo desde el Congreso? ¿en qué momento se encuentra todo el asunto? Hagamos un recuento de lo que ha sucedido hasta el momento.

¿En dónde está la discusión legislativa?

Lo primero que hay que mencionar es que esta discusión no es tan nueva. En México el proceso legislativo para reducir la jornada laboral se ha puesto sobre la mesa desde 2022.

De hecho, en abril de 2023 la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobó un proyecto que tuvo que detenerse y regresarse ante la preocupación de ciertos sectores empresariales. Punto en el que ha estado "atorada" desde entonces.

Con el arranque del nuevo periodo de sesiones en la Cámara de Diputados se presentó otra nueva propuesta de reforma constitucional, para sumar así un total de 5 proyectos que tienen la misma finalidad. Han sido presentados por legisladores de distintas bancadas.

Si bien todos los proyectos tienen distintos enfoques, las principales diferencias se centran en: la entrada en vigor y el plazo para que el Congreso armonice las legislaciones secundarias, plazos diferenciados de implementación según el tamaño de las empresas, programa piloto, mesas de trabajo, etc.

Es fundamental considerar el cómo y cuándo se implementaría la reforma constitucional pero, a muy grandes rasgos, el objetivo es el mismo: modificar el artículo 123 de la Constitución mexicana (y las correspondientes secundarias) para pasar de 48 horas en la jornada laboral a 40 horas semanales.

Ahora, antes de que se terminara el 2024, la presidenta Claudia Sheinbaum habló sobre mesas de trabajo con representantes empresariales, de trabajadores, así como especialistas para alcanzar consensos y definir las condiciones necesarias para alcanzar el objetivo.

De igual forma estos foros fueron confirmados por funcionarios de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Sin embargo, hasta el momento no se han anunciado fechas de cuándo podría ocurrir.

Lo único que se sabe al respecto parte de declaraciones emitidas por el presidente de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) en San Lázaro, Ricardo Monreal, que afirmó al inicio del actual periodo de sesiones (en febrero de 2025) que la iniciativa podría ser discutida a lo largo del 2025 pero que la aplicación tendrá que ser gradual.

Las recomendaciones internacionales para reducir la jornada laboral

Desde hace más de 60 años la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha impulsado recomendaciones para que los países modifiquen sus políticas públicas y transiten de manera gradual a la disminución del límite legal de horas de trabajo.

La recomendación 116, por ejemplo, apunta a las consideraciones básicas que se deben tomar en cuenta para lograr el objetivo:

• Sin reducción de sueldo e implementación progresiva
• Considerar las circunstancias de cada país y de cada sector
• Que se aplique progresivamente de acuerdo al sector
• Prioridad a las industrias o actividades con un esfuerzo físico o mental especial
• Las circunstancias y los límites dentro de los cuales podrán autorizarse excepciones deben ser determinados por la autoridad de cada país
• Los cambios se pueden hacer por el Congreso, por reglamento o por contrato

Tanto esta recomendación como el Convenio 47 son instrumentos de la organización internacional que colocan a las 40 horas laborales por semana como la meta ideal.

Uno de los casos más recientes de reducción de la jornada laboral semanal es Colombia. El próximo 15 de julio de 2025 el país sudamericano comenzará con el proceso de la reducción de la jornada como parte de la Ley 2101 de 2021.

Ahí se establece que el proceso inició en 2023 y terminará en 2026, cuando a jornada pasará de 48 a 42 horas. Para este 2025, por ejemplo, la reducción quedará en 44 horas semanales sin que se afecte el salario ni los beneficios de los empleados. Este es el esquema progresivo:

• 2023: reducción de 48 a 47 horas
• 2024: reducción de 47 a 46 horas
• 15 de julio de 2025: reducción de 46 a 44 horas
• 2026: jornada final de 42 horas semanales

¿Qué factores se tienen que considerar para implementar esta reforma?

La propuesta de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales en México representa una transformación profunda en la estructura del trabajo formal.

Sin embargo, para que esta reforma no solo sea aprobada, sino también exitosa en su implementación, los legisladores deben considerar una serie de factores técnicos, sociales y económicos que aseguren su viabilidad en todos los niveles del tejido productivo del país.

Uno de los aspectos más relevantes es el periodo de implementación. Una transición gradual permitiría a las empresas, especialmente a las micro, pequeñas y medianas (MiPyMEs), adaptarse de manera paulatina a la nueva dinámica laboral.

Un esquema escalonado —por ejemplo, reduciendo una hora laboral cada cierto número de meses hasta llegar a las 40 horas— puede ofrecer un margen de ajuste razonable, sin alterar drásticamente la operación ni la productividad de las organizaciones.

Además, es importante establecer un programa piloto o fase de prueba en sectores estratégicos o regiones representativas. Esto permitiría identificar los principales desafíos, ajustar políticas internas, monitorear el impacto real en productividad y evaluar los beneficios en términos de bienestar y rendimiento de los trabajadores.

Este enfoque basado en evidencia fortalecería la argumentación en favor de la reforma y brindaría mejores herramientas para su generalización.

También se deben considerar medidas diferenciadas para las MiPyMEs, que representan buena parte del total de empresas en México y generan una proporción significativa del empleo formal.

Estas organizaciones, que muchas veces operan con recursos limitados, podrían requerir apoyos fiscales, capacitación, incentivos o asesoría técnica para reorganizar turnos, contratar personal adicional si fuera necesario y mantener su competitividad.

La flexibilidad normativa, combinada con una política pública de acompañamiento, sería esencial para evitar impactos negativos en este sector clave.

Otra dimensión a tener en cuenta es el impacto en sectores con horarios atípicos o alta carga operativa, como la manufactura, el transporte, el comercio y los servicios de atención continua.

En estos casos, será necesario revisar convenios colectivos, analizar esquemas de rotación, redistribución de tareas y fomentar la productividad a través de la tecnología y la innovación organizacional.

Asimismo, se requiere una actualización de los marcos regulatorios complementarios, como la Ley Federal del Trabajo y sus disposiciones reglamentarias, así como la creación de lineamientos claros para la inspección y vigilancia de las nuevas condiciones laborales.

Esto incluye el fortalecimiento de instituciones como la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) y los mecanismos de resolución de conflictos laborales.

Finalmente, es clave fomentar una cultura empresarial centrada en el bienestar del trabajador, que entienda la reducción de la jornada laboral no como una amenaza, sino como una oportunidad para mejorar el clima organizacional, reducir el ausentismo, incrementar la retención del talento y elevar el compromiso de los colaboradores.

Países con jornadas laborales más cortas y más largas en el mundo ¿Dónde está México?

De acuerdo con información de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México, Costa Rica y Corea del Sur encabezan la lista de los países con más horas trabajadas. Del otro lado, Alemania, Dinamarca y Noruega registran la menor cantidad de horas.

Hasta 2017, por ejemplo, los empleados en Alemania trabajaron un promedio de 1356 horas al año, unas 900 menos que sus homólogos en México. Esto se compara con el promedio de la OCDE de 1744, el de Estados Unidos con 1780 y el de Japón con 1710.

Este gráfico resulta del total de horas trabajadas al año entre el promedio de personas empleadas. También se incluyen las horas de trabajo regulares de los trabajadores a tiempo completo, parcial y de medio año, las horas extras remuneradas y no remuneradas, y las horas trabajadas en empleos adicionales.