En la crisis financiera mundial de 2008 (GFC, por sus siglas en inglés), toda la atención se centró en los bancos y otras instituciones financieras. Lo que no se sabía en ese momento era cuán cerca estaban de colapsarse las redes de cadena de suministro de todo el mundo, ya que los bancos se negaron a respetar las líneas de crédito de los demás. En los años intermedios hemos sido testigos de varios desastres ambientales, incluidos incendios, inundaciones y sequías, la amenaza del Brexit y los efectos inquietantes de la inminente guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Para colmo, ahora estamos en medio de una nueva crisis provocada por el coronavirus Covid-19, que se originó en Wuhan, China, a principios de enero de 2020. La producción de las fábricas chinas se ha reducido drásticamente y también el tráfico de exportación a través de los puertos chinos, lo que significa que los consumidores extranjeros pronto verán agotadas muchas categorías de productos, incluidas las piezas de repuesto críticas. Además, hacer negocios se ha vuelto más difícil a medida que las empresas y los gobiernos han aplicado restricciones de viaje en un intento por detener la propagación del virus.
Covid-19: disrupción y aprendizajes en cadenas de suministro
Lo que ha revelado esta crisis actual es la dependencia extrema que muchas empresas tienen de los insumos fabricados en China, así como la fragilidad de nuestras cadenas de suministro si siguen una estrategia de abastecimiento único. Hemos ido demasiado lejos en el camino del abastecimiento único en la búsqueda de los mejores precios, al tiempo que reducimos los inventarios a lo largo de nuestras cadenas de suministro, todo en nombre de un costo reducido y una mayor eficiencia. Esta última crisis ha expuesto la locura de tal estrategia.
Ahora necesitamos revisar los principios sobre los cuales diseñamos nuestras cadenas de suministro empresariales. Tenemos que volver a la idea de diversidad en nuestra base de suministro: repensar cómo gestionamos los proveedores, aceptar que algún nivel de redundancia integrada en nuestras redes de cadena de suministro es prudente y necesario para protegerse contra choques inesperados repentinos, y necesitamos una cartera de diseños de cadena de suministro que pueda operar bajo una amplia gama de condiciones de mercado, desde una demanda de carga de base predecible hasta entornos operativos disruptivos extremadamente inciertos. Esta es la nueva realidad de los "negocios como siempre" en el futuro.
La crisis actual también destaca el importante papel que puede desempeñar la digitalización en la gestión de riesgos y el valor de aumentar la inversión en Control Towers y la tecnología de seguimiento asociada. Estos desarrollos deben llevarse a cabo con renovada urgencia. Pero a corto plazo deberíamos buscar racionalizar nuestros productos, clientes y proveedores para obtener el mejor efecto.
Crisis del coronavirus y su efecto en la cadena de suministro
Es esencial optar por acciones pensadas para abordar la capacidad de recuperación de nuestros diseños e infraestructura de la cadena de suministro si queremos amortiguar los efectos de las crisis futuras, sea cual sea su origen, porque seguramente habrá más por venir, pero debemos estar mejor preparados la próxima vez. Asimismo, aprovechar la tecnología para lograr una visibilidad de extremo a extremo (end to end) en nuestras cadenas de suministro, y para permitir una toma de decisiones más rápida e informada, será un ingrediente clave para sobrevivir a futuros shocks.
The Logistics World