La industria de la fundición en México está en plena reorganización. Mientras el nearshoring abre oportunidades para integrarse a cadenas productivas globales, los desafíos logísticos que enfrentan las empresas del sector van más allá del transporte o la distribución. De hecho, como advierte Guillermo Ibáñez, presidente del Clúster de la Fundición, el principal obstáculo no está en los camiones, sino en los reglamentos.
“El reto no es la logística operativa, sino el tipo de cumplimiento normativo que exige nuestra industria para poder encadenarnos a cualquier sistema productivo”, señala Ibáñez en entrevista. Esta afirmación, que surge en el contexto de la organización del Global Foundry Show 2025 —del 15 al 17 de octubre, en Guadalajara—, revela una tensión estructural: las fundidoras mexicanas tienen capacidad instalada y vocación exportadora, aunque su acceso a mercados internacionales depende de cumplir estándares cada vez más exigentes en materia ambiental, laboral, de calidad y trazabilidad.
Logística normativa: el primer filtro para entrar a la cadena
En sectores como el automotriz, aeroespacial o ferroviario, los proveedores de fundición deben cumplir con normas como la IATF 16949, que regula sistemas de gestión de calidad para piezas de producción. Estas exigencias implican trazabilidad, control de procesos, auditorías internas y mejora continua. Para muchas fundidoras mexicanas, especialmente las pequeñas y medianas, esto representa una barrera de entrada que impacta directamente en su logística de integración.
Además, la Secretaría de Economía y el INEGI han documentado que el cumplimiento de Normas Oficiales Mexicanas (NOM) es un requisito indispensable para exportar productos fundidos, especialmente en mercados como Estados Unidos y Europa. La verificación de estas normas incluye inspecciones físicas, documentación técnica y auditorías ambientales.
Ibáñez lo resume así: “Tenemos que cumplir muchos requisitos normativos para poder encadenarnos. Ese es el reto que tenemos que ir trabajando como industria” en un sector que, de acuerdo con el entrevistado, cuenta con más de 500 empresas del sector, en su mayoría pymes.
A pesar de que países como China, Turquía e India ofrecen precios hasta 30% más bajos, las fundidoras mexicanas tienen una ventaja competitiva. Si bien un proyecto solicitado, dependiendo de su nivel de complejidad, puede tomar un año para desarrollo y producción, el beneficio está en los tiempos de entrega, que oscilan entre seis y ocho semanas, frente a los seis a ocho meses de sus competidores asiáticos. Esta eficiencia logística podría ser clave en la estrategia de nearshoring, pero solo si se acompaña de cumplimiento normativo confiable
El costo de llegar: cuando el territorio encarece la logística
Empresas como Fundiciones Nardo, Arzyz Metals y Draxton (Grupo GIS) han logrado integrarse a cadenas globales gracias a inversiones en certificaciones, automatización y talento especializado. En Saltillo, por ejemplo, Bethel Automotive Safety Systems invirtió 50 millones de dólares (mdd) en una planta de fundición de aluminio para componentes automotrices, mientras que Martinrea destinó 155 mdd en Querétaro para expandir operaciones
Pero incluso cuando se cumplen los requisitos normativos, la transportación sigue siendo un desafío. “El costo de adentrarse en el territorio, que usualmente es vía terrestre, siempre es más caro que incluso traer las materias primas en barco y hasta el puerto”, explica Ibáñez. Esta paradoja logística —donde el tramo nacional cuesta más que el internacional— afecta la competitividad de las fundidoras mexicanas, sobre todo aquellas ubicadas lejos de los nodos portuarios o ferroviarios.
Este fenómeno se agrava en regiones con infraestructura limitada, donde el transporte terrestre enfrenta cuellos de botella, inseguridad o falta de conectividad multimodal. En ese sentido, la logística de la fundición no solo depende de la eficiencia operativa, sino de decisiones estratégicas sobre ubicación, acceso y alianzas logísticas.
Nearshoring: oportunidad condicionada al cumplimiento
El nearshoring ha puesto a México en el radar de las cadenas globales de manufactura. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), más de 57 ramas industriales están siendo relocalizadas hacia México, con impacto directo en sectores como la fundición, que provee insumos clave para manufactura avanzada.
“Y es que todas las industrias dependen de la fundición”, señaló Ibáñez, del Clúster de Fundición. Se trata de un eslabón primordial en la cadena de suministro de la metalmecánica.
Sin embargo, esta oportunidad está condicionada. Las empresas que no logren cumplir con los estándares normativos y logísticos requeridos quedarán fuera de los nuevos esquemas de proveeduría. En ese sentido, el nearshoring no es una garantía, sino una posibilidad que exige transformación.
¿Qué sigue para la fundición mexicana?
La organización del Global Foundry Show 2025 busca precisamente abrir este debate. ¿Cómo puede la industria de la fundición mexicana superar sus retos normativos y logísticos para integrarse plenamente a las cadenas globales? ¿Qué papel deben jugar los gobiernos locales, los centros de innovación y los operadores logísticos?
Algunas de las respuestas estarán en el congreso y las conferencias que impartirán, como la que se refiere a mejorar los modelos de costos. Al igual que ocurre en el resto de la industria mexicana, el tema de la adopción tecnológica también será un tema fundamental. Todo para elevar la competitividad que impulsa a este sector fundamental en la industria.