Renace la capital del automóvil Detroit. Y eso se ve cuando Estados Unidos atrajo una inversión de 181 mil millones de dólares para construir fábricas, plantas y líneas de producción de la industria automotriz desde que entró en vigor el T-MEC.
“Estados Unidos ha captado el 99 por ciento de todas las inversiones anunciadas en el sector automotriz en lo que va del año hasta septiembre de 2025, y más del 74 por ciento desde 2020”, revela el Centro de Investigación Automotriz (CAR).
Desde el año 2019, los fabricantes de automóviles han anunciado más de 245 mil millones de dólares en nuevas inversiones en América del Norte, siendo Estados Unidos la nación favorita de las armadoras japonesas, coreanas, europeas y estadounidenses.
Mucho del capital inyectado en la economía estadounidense está destinado a fabricar vehículos eléctricos que reduzcan la huella de carbono en América del Norte.
La industria automotriz ha estado en el centro de la discusión y disputa en la guerra arancelaria entre China y Estados Unidos. En varias ocasiones el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha criticado la presencia de autos chinos en ciudades de California, Florida y el resto de su país.
Donald Trump ha amenazado con imponer aranceles (del 100 por ciento a los autos armados en México y Canadá) para presionar a las empresas a trasladar la fabricación de vehículos completamente a Estados Unidos, buscando así proteger empleos en su país.
A finales de 2018 los entonces presidentes Donald Trump, Enrique Peña Nieto y el primer ministro Justin Trudeau firmaron la renovación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) por el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
En las discusiones previas a la firma del T-MEC, Donald Trump frenó la instalación de una fábrica Ford en San Luis Potosí, a donde ya había terreno y hasta lo anunció. Uno de los primeros votos de confianza de Elon Musk con Donald Trump fue frenar la construcción de una fábrica de eléctricos en Monterrey.
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“El T-MEC ha apoyado la integración y la inversión continúa en la producción de vehículos y autopartes en América del Norte”, dice el think tank en un análisis entregado al gobierno de Estados Unidos para que mantenga el acuerdo comercial en 2026.
Actualmente, los vehículos ensamblados en un país suelen incluir piezas producidas en México, Estados Unidos y Canadá. En ese sentido, el T-MEC actualizó el marco anterior del TLCAN y ha ayudado a retener valor dentro de la región.
Los motores, transmisiones y productos electrónicos producidos en Estados Unidos se exportan al sur para su ensamblaje. Mientras México se centra en subconjuntos que requieren mucha mano de obra, como los arneses de cableado, que regresan a Estados Unidos para el ensamblaje final del vehículo.
CAR, una organización de investigación independiente sin fines de lucro, asegura que Michigan es un ejemplo de cómo opera el T-MEC por su papel de liderazgo en la producción automotriz de América del Norte y su estrecha integración con Canadá y México.
Hoy en Michigan opera 13 plantas de ensamblaje de vehículos, con una previsión de producción de 1.76 millones de vehículos ligeros en 2025 (11.6 por ciento de la producción de América del Norte) y lidera la producción de transmisiones (28.3 por ciento).
La competitividad de América del Norte depende del acceso seguro a materiales, componentes y mano de obra calificada. Esto es evidente en Michigan, donde los vínculos transfronterizos de producción e ingeniería son esenciales para las operaciones de fabricación.













