El impacto de la pandemia de Covid-19 en la disponibilidad de semiconductores tuvo un costo drástico en todas las facetas de la industria automotriz. Y también en la economía global.
Pero a mediados de 2023, lo peor de las consecuencias parece haberse resuelto y la industria automotriz ha encontrado una nueva normalidad.
Así lo aseguró un análisis reciente de S&P Global Mobility.
La consultora estima que en 2021 se perdieron más de 9.5 millones de unidades de la producción mundial de vehículos ligeros como resultado directo de la falta de los semiconductores necesarios.
En tanto, el tercer trimestre de 2021 experimentó el mayor impacto con una pérdida de volumen estimada de 3.5 millones de unidades.
Otros 3 millones de unidades se vieron afectadas en 2022.
Dichas pérdidas se estiman a partir del análisis de los anuncios de los fabricantes de equipos originales.
Se compararon con la estimación de los volúmenes de planificación de producción durante los mismos períodos de tiempo.
Afortunadamente, durante la primera mitad de 2023, las pérdidas identificables como específicamente relacionadas con la escasez de semiconductores cayeron a unas 524 mil unidades en todo el mundo.
Adaptación de los programas de producción
Aunque la oferta de semiconductores sigue siendo limitada, una disponibilidad más predecible ha permitido a los fabricantes de automóviles adaptar sus programas de producción.
Como resultado, los semiconductores como una causa específica de las interrupciones de producción ocurren con menos frecuencia.
La producción en 2023 ha mejorado a medida que los fabricantes de automóviles y los proveedores se han adaptado al entorno actual.
Las ventas de 2023 están mejorando con más inventario.
Sin embargo, el impulso previo a la pandemia hacia una producción anual de 100 millones de vehículos a nivel mundial se ha retrasado una década, según el análisis.
¿Dónde estamos a mediados de 2023?
Para nivelar las expectativas, antes de la pandemia siempre hubo desafíos en la cadena de suministro de semiconductores.
Tendían a ser episódicos y afectaban a un solo tipo de componente o proveedor individual.
Los proveedores de semiconductores tienen equipos de servicio al cliente y preparación para la producción que trabajan entre bastidores.
Esos recursos siempre han manejado este tipo de escasez de semiconductorees con solo interrupciones raras en el servicio.
Lo que fue único en el período de la pandemia fue la escasez mayorista entre prácticamente todos los proveedores, lo que afectó a múltiples tipos de componentes (incluidas las unidades de microcontroladores, o MCU, y los análogos basados en la capacidad de los nodos de procesos maduros).
"Pasamos de una interrupción obvia, claramente visible a nivel de fabricante de automóviles y de planta, a una etapa en la que sabemos que la restricción permanece, pero es imposible de identificar", dijo Mark Fulthorpe, director ejecutivo de producción global de vehículos ligeros de la empresa consultora.
"Ahora estamos en una posición en la que la industria automotriz se ha adaptado a un suministro limitado y, como resultado, es mucho menos probable que se vea afectada por una interrupción significativa", agregó Fulthorpe.
Sin embargo, la demanda de la industria de sistemas cada vez más complejos de infoentretenimiento, seguridad avanzada y autonomía del vehículo seguirá aumentando el uso de semiconductores en los vehículos.
El valor de los semiconductores instalados en los vehículos promedió era de 500 dólares por automóvil en 2020, pero se prevé que alcance los mil 400 por unidad para 2028.
Potencial de interrupción futura
Aunque la crisis de los semiconductores está en gran parte resuelta, la situación del suministro de chips aún conlleva cierto grado de incertidumbre.
La demanda aún supera la oferta de varios tipos de chips.
Hay una escasez de semicnductores, incluso cuando la industria automotriz puede manejarla mejor hoy que hace dos años.
La presión sobre la cadena de suministro se mantiene con el riesgo de una mayor interrupción.