La cadena de suministro global atraviesa una reconfiguración profunda impulsada por tensiones geopolíticas, políticas arancelarias impredecibles y una creciente necesidad de resiliencia estructural. Así lo advierte el informe “State of Logistics 2025”, presentado por el Consejo de Profesionales de la Gestión de la Cadena de Suministro (CSCMP), en colaboración con la firma de consultoría Kearney y Penske Logistics.
Rediseño de cadenas
Bajo el título “Navegando en la niebla”, el reporte de este año pone el foco en cómo las empresas están rediseñando sus redes logísticas para adaptarse a un entorno donde la incertidumbre ya no es una excepción, sino la norma. “La industria logística ya no puede tratar la resiliencia como un lujo. Es una necesidad estratégica”, afirmó Corhan Akar, autor principal del informe y socio de Kearney, durante la conferencia de prensa.
Uno de los principales hallazgos del estudio es que los costos logísticos en Estados Unidos alcanzaron el 8.8% del PIB nominal en 2024, lo que representa un aumento de 135 mil millones de dólares respecto al año anterior. Esta cifra, que consolida una nueva base de costos más alta que la era pre-COVID, se explica en parte por la inflación estructural, pero también por la elongación de las cadenas de suministro y la necesidad de diversificación geográfica. “No estamos viendo señales de que estos costos regresen a los niveles anteriores a la pandemia”, advirtió Akar.
Disrupciones globales
El informe destaca que las disrupciones geopolíticas han sido un factor determinante en esta transformación. En los últimos años, eventos como la guerra en Ucrania, la crisis del Mar Rojo, el colapso del Canal de Panamá y, más recientemente, la imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos han alterado significativamente los flujos logísticos globales.
Según el índice de incertidumbre de política económica global de la Reserva Federal, citado en el informe, los aranceles han sido uno de los principales detonantes de volatilidad en las cadenas de suministro. “Los corredores comerciales globales no volverán a ser los mismos”, sentenció Akar.
En este contexto, las empresas están adoptando estrategias como el “China Plus One” o “China Plus Two”, que consisten en diversificar la producción hacia países alternativos a China, buscando reducir la exposición a riesgos geopolíticos.
También se observa una tendencia creciente hacia el “friendshoring”, es decir, trasladar operaciones a países políticamente alineados. “Ya no se trata solo de eficiencia, sino de alineamiento político”, explicó Akar, al referirse a los resultados de una encuesta global a CEOs incluida en el informe.
Oportunidades para México
México aparece como uno de los principales beneficiarios de esta reconfiguración. La cercanía geográfica, el marco del T-MEC y la capacidad manufacturera posicionan al país como un destino atractivo para el nearshoring. Sin embargo, los expertos advierten que el potencial no se materializará automáticamente. “Para que la actividad de transporte realmente cambie, se necesitan nuevas regulaciones en México y una transformación en la forma en que las empresas estadounidenses interactúan con los proveedores logísticos mexicanos”, señaló uno de los panelistas.
Además, la incertidumbre en torno a la estabilidad del T-MEC y la posibilidad de renegociaciones futuras podrían frenar inversiones si no se garantiza un entorno de certidumbre a largo plazo. “México y Canadá son proporcionalmente más vulnerables a los cambios en aranceles que otros socios comerciales”, advirtió Paul Bingham, economista de S&P Global, durante la sesión.
Transporte más caro, planeación por escenarios
El impacto de estas transformaciones también se refleja en los modos de transporte. El informe documenta un aumento del 93.1% en la demanda de transporte marítimo, impulsado por disrupciones en rutas tradicionales y un adelantamiento de embarques ante la amenaza de nuevos aranceles. El transporte aéreo creció un 8.6%, mientras que el intermodal mostró una recuperación moderada. En contraste, el transporte por carretera experimentó una caída del 0.7% en el gasto, debido a la sobrecapacidad y a la presión sobre las tarifas.
Esta volatilidad ha llevado a muchas empresas a adoptar modelos de planeación por escenarios, abandonando las proyecciones lineales. “No hay una base simple sobre la cual planear. La incertidumbre es extrema y el forecasting debe ser continuo”, enfatizó Bingham.
En este nuevo entorno, la visibilidad y la capacidad de respuesta se vuelven esenciales. El Puerto de Long Beach, por ejemplo, ha desarrollado internamente la plataforma “Supply Chain Information Highway”, que permite integrar datos de múltiples actores logísticos para ofrecer trazabilidad de extremo a extremo. “Nuestro objetivo es conectar digitalmente a todos los puertos de la costa oeste y ofrecer un sistema unificado de citas para transportistas”, explicó Noel Hacegaba, director de operaciones del puerto. Esta iniciativa busca no solo mejorar la eficiencia, sino también anticipar disrupciones y adaptarse rápidamente a cambios en la demanda o en la política comercial.
Apoyarse en tecnología para fomentar eficiencias
El informe también advierte sobre los efectos colaterales de esta reconfiguración. La elongación de las cadenas de suministro y la diversificación geográfica pueden aumentar las emisiones de carbono, lo que plantea un dilema entre resiliencia y sostenibilidad. Mientras la Unión Europea avanza hacia regulaciones obligatorias en materia ambiental, Estados Unidos mantiene un enfoque más voluntario. “La sostenibilidad sigue siendo una prioridad estratégica, pero su implementación se ve afectada por los costos crecientes y la presión operativa”, señala el documento. En este sentido, tecnologías como la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas (IoT) y la blockchain se perfilan como herramientas clave para equilibrar eficiencia, trazabilidad y responsabilidad ambiental.
El informe del CSCMP 2025 ofrece una advertencia clara: el mapa logístico global está cambiando, y las empresas que no adapten sus redes, procesos y estrategias quedarán rezagadas. La resiliencia ya no es una opción, sino una condición para competir. La tecnología, la colaboración regional y la visión estratégica serán los pilares sobre los que se construya la nueva era de la cadena de suministro. Para México, el momento es ahora para una apuesta decidida por la integración logística regional.
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